Vinicius Bopré. Porvir. 30/10/2013. Pocas cosas en la vida son tan placenteras como escuchar música. No hay necesidad de pensar mucho para recordar al menos tres piezas que representan momentos importantes, que estremecen, que emocionan. Como si no bastaran estas bondades, la música también puede ser útil para mejorar la vida escolar. De acuerdo con un estudio de más de dos décadas en la Universidad de Northwestern en los Estados Unidos, enseñar música a los niños aumenta la capacidad de comunicación, la atención, la memoria, la lectura y el desempaño académico.
Nina Kraus, neurocientífica y líder de la investigación, acompaña a grupos de niños que forman parte del Harmony Project, iniciativa sin fines de lucro que ofrece instrumentos gratuitos e instrucción a jóvenes que viven en zonas de bajos ingresos, siempre que prometan continuar en la escuela. En un artículo publicado este mes, la investigadora presenta una parte de la investigación junto con alguna información recopilada desde agosto de 2011, con una clase de 60 estudiantes entre 6 y 9 años de edad, en los que sólo 29 tenían contacto con la música.
Según ella, algunos de los principales elementos de la música, como el timbre, el tiempo y el tono, fueron fundamentales para que estos niños –los 29– desarrollaran, más rápido que el resto, habilidades de lectura, comprensión del texto y comunicación. «Los alumnos que estudian música tienen muchos beneficios con relación al desarrollo del lenguaje, el habla y la memoria auditiva de trabajo», explicó Kraus.
La memoria de trabajo auditiva es el nombre que se da a aquella que es responsable, por ejemplo, del almacenamiento y organización de las últimas palabras leídas en un texto y, por tanto, su interpretación. «Hacer música ejercita esa memoria. Por ejemplo, para afinar un instrumento es necesario recordar el sonido de la nota. Para improvisar, hay que recordar el tema y el ritmo. Para aprender una canción ‘de oído’ debemos ejercer esta memoria que se encarga de la secuencia», dijo.
A diferencia de otros estudios que buscan comprender las reacciones instantáneas de la música en el cerebro, la investigación de Kraus se centra en el largo plazo, ya que tiene la intención de examinar el impacto neurológico de la escuela y el aprendizaje de la música en espacios colectivos, para considerar justamente la relación entre la colaboración de los alumnos y cómo eso puede enriquecer las funciones cerebrales. Funciones éstas que fueron monitoreadas a través de electrodos y otra maquinaria responsables de identificar el mejor procesamiento del sonido y del habla entre aquellos que estudian música. «Es una especie de perfeccionamiento en la decodificación de sonido, que va a mejorar la percepción, comprensión e inmersión en ese sonido, que puede la explicación misma del maestro», explicó la investigadora.
En conjunto, todas estas habilidades desarrolladas pueden, en alguna medida –según otro informe presentado en julio de este año–, disminuir la diferencia que existe en el aprendizaje de los niños que estudian en escuelas públicas y privadas. Para la investigadora, en el futuro, la brecha que existe en la vida académica de pobres y ricos, se puede reducir debido a que la educación musical mejora el aprendizaje de estos alumnos haciéndolos más «comprometidos, comunicativos y listos para trabajar con otros para lograr sus objetivos».
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El artículo original puede leerse en: http://porvir.org/porpensar/ensino-de-musica-melhora-leitura-atencao-de-criancas/20131030. Traducción: UnoNews.
http://www.harmony-project.org/