Autor: UNOi

Fecha: 8 de abril de 2013

Inquietudes de un padre de familia ante los cambios educativos

por Psic. Héctor E. Sosa Perales    Se viven tiempos de cambio en el mundo entero, lo sabemos, siempre los ha habido pero hay una peculiaridad […]

Foto: © Rafael Laguillo/depositphotos.com
Foto: © Rafael Laguillo/depositphotos.com

por Psic. Héctor E. Sosa Perales   

Se viven tiempos de cambio en el mundo entero, lo sabemos, siempre los ha habido pero hay una peculiaridad en esta época que nos tocó vivir porque la tecnología ha invadido nuestras vidas y aceleró, de un día para otro, lo que antes hubiera tomado décadas en conseguirse. Pongamos como ejemplo las revoluciones árabes en las cuales Twitter y Facebook fueron los fusiles de una generación de muchachos que nacieron en la era del ordenador y derrocaron al dictador con sólo apoderarse de un medio de comunicación que el sistema no controlaba.

Los cambios son innegables, están ahí, pero están más cerca de lo que pensamos ya que en la escuela de nuestros niños se busca llevar a cabo una revolución educativa apoyándose de la tecnología como el medio de transmisión perfecto del conocimiento. El cambio que se propone es difícil de asimilar, como cualquier cosa desconocida llega a inspirar desconfianza y un temor muy intenso porque siempre es más fácil hacer más de lo mismo pero ¿qué pasaría si nosotros como padres de familia fuéramos los primeros en apoyar a la escuela para que el cambio ocurra? No tengo una respuesta certera pero de lo que sí estoy seguro es que nuestros hijos serían distintos y no porque el resto de niños no sepan usar un smartphone, un iPad o un Xbox, sino porque serían niños que aprenderían divirtiéndose. La diferencia radica en que los niños tendrían una mayor motivación para buscar el conocimiento por sí mismos con lo cual los estaríamos encaminando a que aprendieran a aprender. La escuela que nos tocó vivir a los adultos daba importancia fundamental a la memorización de conceptos y procedimientos pero muy poco valor tenía el saber resolver problemas por cuenta propia; la revolución educativa que nos proponen considera que es más importante que un niño sepa utilizar las herramientas para alcanzar el conocimiento que memorizarlo.

En momentos de decidir qué es lo mejor para nuestros hijos, opto por algo distinto, una educación que transmita conocimiento pero también valores, una escuela donde utilicen las últimas herramientas tecnológicas para enseñar a nuestros hijos pero también que sea un grupo humano en el que se transmita el valor de colaborar en equipo; me decido por una escuela que apuesta por la revolución educativa, una que ya no quiere seguir repitiendo los patrones de hace 50 años. El futuro que quiero para mis hijos está fundamentado en lo que hoy busco en su educación y es el momento de brindar todo el apoyo para que ese cambio ocurra. La forma de apoyar a nuestros hijos es entendiendo nosotros mismos todas las bondades de la era digital en la escuela; tenemos que empezar en ocasiones desde cero para acercarnos al mundo de nuestros hijos como dominar las redes sociales, utilizar dispositivos digitales, hablar el idioma de la tecnología entre otras cosas, pero qué más da, ¿te imaginas cuando a Gutenberg se le ocurrió inventar la imprenta y el cambio que supuso en su tiempo? Si realmente queremos contribuir con la educación de nuestros hijos debemos dotarlos de herramientas para un mundo cada vez más competitivo y es que no sólo van a contender con profesionistas locales, sino que en esta sociedad cada vez más globalizada, van a enfrentarse por puestos laborales contra profesionistas de países como China, Estados Unidos y Europa. El momento de decisión es hoy y somos afortunados de ser parte de esta oportunidad única para formar a los niños que mañana se convertirán en las grandes mentes capaces de transformar nuestra sociedad a una con mayor justicia.