En la actualidad, de acuerdo con Kim Payne –consultor estadounidense en educación–, los niños están expuestos a cuatro excesos: cosas, opciones, información y velocidad. Lo anterior ocupa a los niños de tal manera que no les deja tiempo para explorar, reflexionar y liberar las tensiones cotidianas. Demasiadas opciones terminan erosionando su libertad y les roban la oportunidad de aburrirse, que es fundamental para estimular la creatividad y el aprendizaje por descubrimiento.
La mejor manera de proteger la infancia de los niños es decir “no” a las pautas que la sociedad pretende imponer. Se trata de dejar que los niños sean simplemente eso: niños. La vía para proteger el equilibrio mental y emocional de los niños consiste en educar en la simplicidad. Para lograrlo es necesario:
- No atiborrarles de actividades extraescolares.
- Dejarles tiempo libre para que jueguen, preferentemente con otros pequeños o con juguetes que puedan estimular su creatividad, no con juegos estructurados.
- Pasar tiempo de calidad con ellos, es el mejor regalo que pueden hacerles los padres.
- Crear un espacio de tranquilidad en sus vidas donde puedan refugiarse del caos cotidiano y aliviar el estrés.
- Asegurarse de que duermen lo suficiente y descansan.
Reducir la cantidad de información, asegurándose de que esta sea comprensible y adecuada a su edad, lo cual implica hacer un uso más racional de la tecnología. - Simplificar su entorno, apostando por menos juguetes y cerciorándose de que estos estimulan realmente su fantasía.
- Disminuir las expectativas sobre su desempeño, dejándoles que sean simplemente niños.
Los niños tienen toda la vida por delante para ser adultos, mientras tanto, deja que sean niños y disfruten de su infancia.
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