En su búsqueda no sólo de mejores prácticas educativas sino de formas distintas de hacer las cosas, la emisión del pasado sábado de Educación XXI abordó –en W-Radio, bajo la conducción de Leonardo Kourchenko–, el tema de la propuesta Reggio Emilia, para lo cual recibió como invitadas a Yvonne Cogan directora del Colegio Eton y, a Carmen Castillo, directora de preescolar en la misma institución.
Para iniciar, Yvonne Cogan, precisó que Reggio Emilia es una ciudad al norte de Italia donde nace una propuesta educativa al término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Y surge porque los padres al ver lo que había sucedido en la guerra quieren que sus hijos estudien de manera diferente. Construyen una escuela, prácticamente con sus propias manos, obteniendo fondos de la venta de desechos de guerra. A la iniciativa se suma un joven maestro: Loris Malaguzzi. La escuela está al principio administrada por los padres que en 1968 consiguen que el gobierno se haga cargo.
Sobre la pedagogía que distingue a Reggio Emilia, Carmen Castillo destacó, entre las premisas básicas, la imagen del niño, no como un ente vacío al que hay que llenar rápidamente con conocimientos, sino verlo como lo que es, lo que puede hacer y lo que sabe. Esta imagen influirá de manera determinante en los servicios educativos que se presten. Puso como ejemplo la creencia de que un niño de 10 meses no habla ni se comunica, siendo que en efecto no habla, pero ciertamente se comunica de diversas maneras.
Otras características que mencionó Yvonne fueron que se ve al niño como lleno, capaz, fuerte; los maestros –como investigadores–, aprenden junto con los niños; y, se promueve la pedagogía de la escucha. Dijo que muchas escuelas alrededor del mundo se han inspirado en las prácticas de Reggio Emilia, adaptándolas a sus contextos. Y aclaró que ellos no proponen que se les copie y no venden un método, solo comparten una experiencia de reflexión. Parte de la metodología es que los maestros ponen una provocación, quizá unos objetos con los que los niños puedan interactuar, y ellos escuchan, toman notas, video, fotos y de ahí plantean un proyecto que los niños puedan seguir. Se centra en los intereses de los niños.
La visión que tienen –señaló Carmen–, es un niño que experimenta el mundo, que se siente parte de él desde su nacimiento, que está lleno de curiosidad, de deseos de vivir, del deseo y de la habilidad de comunicar desde el comienzo de su vida; un niño que es capaz de crear mapas para su orientación personal, social, afectiva cognitiva y simbólica; por todo esto, es un niño que reacciona con un sistema competente de habilidades que ya trae dentro de sí, estrategias de aprendizaje y modos de organizar relaciones.
Para ejemplificar como observan en la filosofía Reggio Emilia que el niño se comunica y es capaz de formular hipótesis desde una tierna edad, aunque no hable todavía, Carmen relató la hstoria de Laura: A una bebé de 10 meses de edad la maestra le da una revista con fotos de relojes. La niña pasa las hojas y ve las imágenes. La maestra le enseña su reloj y se lo cerca al oído para que escuche el tic-tac. La niña de inmediato vuelve la vista a la revista, de nuevo al reloj de la maestra, otra vez a la revista y termina acercando a ésta el oído. Ahí, como maestro investigador, digo que la niña hizo una predicción: reloj-suena, reloj-suena.
De acuerdo con las reggianas y Malaguzzi, dijo Yvonne, los niños tienen cien lenguajes, cien maneras de pensar, de expresarse, de encontrarse unos con otros. Estos cien lenguajes son una metáfora de todas las capacidades que tiene un niño. Se comunican a través del cuerpo, del dibujo, la fotografía, el barro. Cada material tiene su propio lenguaje que los niños emplean para comunicarse.
Interrogada sobre la evolución de la propuesta, Yvonne comentó que siempre están estudiando y construyendo conocimiento. Todo el tiempo aprenden de los niños y aprenden de científicos, artistas, filósofos psicólogos de todo el mundo. Sobre el programa dijo que la propuesta Reggio Emilia es: nidos, de 3 meses a 3 años y preescolares de 3 a 6. Están experimentando su aplicación en la escuela primaria.
Respecto a qué distingue a los niños que salen de esta propuesta, dijo que desde su perspectiva estos niños son pensadores, son críticos, son interesados, creativos, saben usar sus manos junto con su mente. Carmen agregó que la escuela de educación de Harvard lo considera como el modelo educativo ideal para los preescolares. Incluso, Howard Gardner, creador de la teoría de la Inteligencias Múltiples, promueve este sistema.
Explicó Carmen que a raíz de esta iniciativa en Italia, en 1994 se creó la institución Reggio Children con el fin de formalizar los intercambios educativos y culturales que ya venían sucediendo en el mundo. Esta institución abarca 32 países y en Latinoamérica se le conoce como Red Solare.
Volviendo al perfil, Yvonne subrayó que son niños críticos, pensadores, que se cuestionan, que no establecen una separación entre mente y cuerpo y se pueden comunicar con una diversidad de lenguajes, que pueden atreverse a negociar, a colaborar, a usar medios tecnológicos para expresarse y siguen creciendo mucho más equipados. El aula, dijo Carmen, es un lugar de investigación, bajo la premisa de que no hay modo de que la educación cambie si el aula sigue siendo igual.
Yvonne invitó a los radioescuchas al Congreso que celebrará Red Solare del 20 al 22 noviembre en el colegio Eaton de Santa Fe. Para informes e inscripciones escribir a contacto@redsolaremexico.com o la página de Red Solare en FaceBook.
Opinó que lo que debemos hacer en las escuelas es darles las herramientas para alcanzar el conocimiento y, sobre la implementación de la propuesta dijo que los ambientes de aprendizaje son fundamentales. Consideramos que el ambiente es un maestro más, dijo. Otra característica es la documentación; en los salones está la historia de lo que están haciendo los niños y está visible para ellos y también para los papás.
En cuanto a resultados observados, comentó que como parte los proyectos sacan a los niños un poco a la ciudad. En estas visitas, las personas que tienen contacto con los niños aprecian que son curiosos, que les llama la atención su entorno y muestran respeto por él.
Por último, Carmen dijo que parte del proceso de aprendizaje en este sistema es el aceptar la duda, la incertidumbre, el error. Como ejemplo, contó que una niña usaba un papel y gis para dibujar una flor y contaba una historia alrededor. Como el gis se corre si le pasas la mano, en un sistema tradicional si esto sucede lo usual sería darle otro papel para iniciar de nuevo. Aquí, lo que la niña hizo al ver que se había corrido fue modificar la historia que narraba diciendo: ‘vino un viento fuerte y se la llevó’.
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El audio del programa completo puede escucharse aquí.