Descubrir que tu hijo roba es una situación delicada, embarazosa y hasta irritante que requiere afrontarse de inmediato. ¿Cómo hacerlo?
La tarde de este martes, en la frecuencia de Siempre 88.9, Raúl González Soto invitó a abordar el tema a Leticia Valero, fundadora de Educando en Conciencia y especialista en escuela para padres.
Para iniciar, Raúl relató que siendo pequeño, le pareció fácil embolsarse una pluma en una tienda ante la negativa de su madre a comprársela en ese momento. Era la pluma de moda que tenía cuatro colores y él la quería. Al llegar a casa su madre le pidió vaciar sus bolsillos y luego de su sorpresa y un regateo apareció la dichosa pluma, la cual su mamá había pagado en la tienda sin que él se enterara. La reprimenda no llegó al drama y la lección quedó aprendida.
Lety comentó que la forma de tratar el asunto fue la adecuada Subrayó la importancia de evitar una reacción extrema como: “¿Esa es la educación que te he dado?”, o peor. Recomendó enfocarse en el porqué y propuso un acercamiento desde una posición positiva como: “Te morías de ganas por tenerla ¿verdad?”. Lo que sigue es poner límites: “No es correcto y no puede ocurrir de nuevo”. Y, después, enseñar una habilidad: “Si quieres algo pídelo. Te entiendo, pero no puedes tomar lo que no es tuyo”. Debemos, dijo Lety, evitar la reacción extrema, no ser pasivos ante la situación y sí asertivos. Hacerlos sentir mal no va a producir un comportamiento diferente, así que es mejor ahorrárnoslo.
Pregunto Raúl si esto sería contraproducente y Lety dijo que podría provocar una percepción pobre de sí mismos y actuar de acuerdo a esa visión.
Respecto a las edades, mencionó que entre más grandes es más preocupante y propuso regresar al principio que establece que todo comportamiento es una forma de comunicar algo. Debemos preguntarnos “¿Qué me quiere decir si roba recurrentemente?”. En los mayores representa una señal de alerta que podría prefigurar una conducta delictiva posterior.
Raúl leyó comentarios en Twitter de dos radioescuchas: “Me robé una crayola en el Kínder y mi mamá me hizo regresarla” y, “Me puso las manos en la estufa por tomar un reloj en casa de mi primo”.
En el primer caso, Lety aprobó el tratamiento. Que el niño sepa que hay consecuencias a sus acciones, pero yo te acompaño a devolverla. La reacción en el segundo comentario le pareció que lejos de ayudar podría afectar más de lo que pensamos. Hay que enseñarles a no martirizarse por su acción sino enseñarles a resolver, a concientizar que es un error y no hay que repetirlo.
Insistió Lety en investigar qué es lo que nos quieren comunicar: «Si robo consigo tu atención, aunque sea negativa». La falta de atención o cariño son factores probables, o el que todos en su entorno tengan un celular y él no. Determinar primero el porqué para después ayudar.
En otro comentario de la audiencia una persona escribió que su sobrino roba con amigos en centros comerciales. Aquí, Lety dijo que las causas pueden ser muy variadas y debemos estar atentos a las conductas para descubrir el origen. Descartó que un castigo severo sea la solución.
Por último, la especialista recomendó que hagamos saber a los niños que no pueden obtener todo lo que quieren y enseñarles a manejar la frustración que no obtenerlo les genera.
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