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La educación en el asombro

Todos los niños tienen una gran capacidad para asombrarse ante las maravillas del mundo. ¿En qué momento pierden esa capacidad? ¿Por qué? Compartimos aquí el resumen del artículo “La educación en el asombro: un enfoque nuevo (o no tan nuevo en el aprendizaje”, de Catherine L’Ecuyer, publicado en la revista “Frontiers in human neuroscience”. El […]

Autor: UNOi

Fecha: 22 de enero de 2016

Todos los niños tienen una gran capacidad para asombrarse ante las maravillas del mundo. ¿En qué momento pierden esa capacidad? ¿Por qué?

Compartimos aquí el resumen del artículo “La educación en el asombro: un enfoque nuevo (o no tan nuevo en el aprendizaje”, de Catherine L’Ecuyer, publicado en la revista “Frontiers in human neuroscience”.

El asombro, innato en el niño, es un deseo interno de aprender que aguarda el contacto con la realidad para despertarse. El asombro está en el origen de una consciencia basada en la realidad y, por lo tanto, del aprendizaje mismo. El alcance del asombro, que se da a nivel metafísico, es mayor que el de la curiosidad. Interpretaciones desafortunadas de la neurociencia han llevado a ideas falsas que se venden bajo la etiqueta de “educación basada en la neurociencia”, inspiradas todas ellas en la asunción científicamente equivocada de que el aprendizaje de los niños depende de un entorno enriquecido. Esas creencias han reforzado el conductismo en la educación, tanto en casa como en la escuela, lo que ha contribuido a aniquilar el sentido de asombro de nuestros hijos. Proponemos el asombro como centro de toda motivación y acción del niño. El asombro es lo que convierte la vida en algo genuinamente personal. La Belleza suscita el asombro. El asombro sintoniza con la belleza a través de la sensibilidad y se despliega a través del apego seguro. Cuando el asombro, la belleza, la sensibilidad y el apego seguro están presentes, el aprendizaje es significativo. Por el contrario, cuando no está presente la dimensión volitiva (asombro), no hay un fin o sentido (belleza), o no hay una predisposición a la confianza (apego seguro), el mecánico, rígido y restrictivo proceso de un mal llamado aprendizaje a través de la repetición se convierte en una rutina que aliena y embrutece a la persona. A eso se le podría llamar “adiestramiento”, pero no aprendizaje, porque no contempla a la persona en su totalidad.

Omnes homines natura scire desiderant

Todos los hombres desean conocer por naturaleza (Aristóteles)

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El artículo completo puede leerse en: https://drive.google.com/file/d/0B8W1JfpAaqCCMkJHQzEtNzV6VDQ/view