Esta práctica es tan antigua que ha caído en desuso. Hubo quienes la experimentaron hace ya mucho, cuando cursaban la secundaria o incluso la prepa.
Hoy en día, es posible adentrarse en el organismo del batracio sin necesidad de ensuciarse las manos, ¡y desde el segundo grado de primaria!
Los maestros que asistieron al taller de este grado, tuvieron la oportunidad de hacer este ejercicio en una iPad.
En la superficie de la tableta se muestra la imagen de una rana panza arriba y con las extremidades extendidas, lista para la operación.
En la parte superior aparecen dos herramientas: un bisturí y unas pinzas, mismos que se arrastran, uno a la vez, para hacer primero el corte longitudinal sobre el cuerpo y después utilizar las pinzas para retirar la piel y descubrir los órganos; éstos, a su vez, se pueden extraer con el mismo procedimiento de bisturí y pinzas, para observarlos mejor.
Mientras esto hacían los maestros, el instructor mostraba en la pizarra el detalle de estos órganos con información complementaria.
Todo ello, en menos de 50 minutos. Así de simple. Ya no más fluidos incómodos, no más ascos repulsivos y no más accidentes con las herramientas. Más información, menos inconvenientes.