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Kínder de por vida, una visión del MIT

Mitchel Resnick, profesor de investigación del aprendizaje en el MIT Media Lab, dirige el grupo Lifelong Kindergarten y explica: Aunque trabajo con las mejores tecnologías, mis mayores inspiraciones provienen de la observación de cómo aprenden los niños en el Kínder. ¿Qué tiene esto de especial? Cuando pienso en lo que es un Kínder tradicional, imagino […]

Autor: UNOi

Fecha: 28 de enero de 2016

Mitchel Resnick, profesor de investigación del aprendizaje en el MIT Media Lab, dirige el grupo Lifelong Kindergarten y explica:

Aunque trabajo con las mejores tecnologías, mis mayores inspiraciones provienen de la observación de cómo aprenden los niños en el Kínder. ¿Qué tiene esto de especial? Cuando pienso en lo que es un Kínder tradicional, imagino a los niños creando cosas a manera de juego y en colaboración entre ellos. Podemos tener un grupo construyendo una torre de bloques y, en el proceso, aprenden sobre estabilidad y estructura. En otro sitio, los niños podrían estar haciendo dibujos con las huellas de sus dedos o con crayones; en ese proceso podrían aprender cómo se mezclan los colores. Lo más importante es que están desarrollando su pensamiento creativo. Están aprendiendo a trabajar con proyectos creativos: iniciar con una idea, desarrollarla, iterar con lo que sucede, experimentar, crear cosas nuevas.

Creo que es muy importante para sociedad actual que todos crezcan como pensadores creativos. Vivimos en un mundo que cambia más rápido que nunca, de modo que lo que se aprende hoy, mañana podría ser obsoleto. Así que lo más importante es la habilidad de pensar y actuar de manera creativa.

Desafortunadamente, gran parte de nuestro sistema educativo no está configurado para dejar que los niños se desarrollen como pensadores creativos. Después del Kínder, los niños pasan a aulas en donde se sientan, llenan hojas de trabajo, escuchan lecciones, todo ello basado en un modelo educativo que parece centrarse en entregar información, en transmitir información a los niños. Creo que necesitamos tomar el enfoque del Kínder –aprendiendo a través de diseñar, crear, experimentar y explorar–, y extenderlo a toda la escuela, de hecho, a toda nuestra vida.

Ahora bien, hay un problema: si vamos a muchos de los kínderes de hoy, vemos que se están volviendo más como el resto de la escuela, con los niños llenando hojas de trabajo y haciendo ejercicios. Lo que yo quiero es exactamente lo opuesto, hacer que el resto de la escuela sea más como el Kínder, que el resto de la vida sea como el Kínder, y es por ello que llamamos a nuestro grupo Kínder de por vida.

¿Por qué no ha sucedido esto? Creo que hay muchas razones. Una parte tiene que ver con los medios y la tecnología que tenemos a nuestra disposición. En el Kínder teníamos bloques y crayones, que son fantásticos para aprender conceptos como números, formas, tamaños y colores. Pero al crecer, comienzas a trabajar en proyectos más avanzados y los bloques y crayones no son suficientes. Así que estamos siempre tratando de pensar en cómo podemos usar las nuevas tecnologías para extender el enfoque del Kínder para aprender en todas las edades.

Permítanme un ejemplo. Durante muchos años trabajamos con la compañía de juguetes LEGO y no es de sorprender –ya que yo creo que aprendemos mucho diseñando y aprendiendo cosas–, que LEGO sea un aliado natural. Con los bloques tradicionales de LEGO, los niños construyen casas, castillos y aprenden mucho durante el proceso. Nosotros conectamos los materiales tradicionales de LEGO con nuevos materiales digitales, integrando la electrónica dentro de los bloques de LEGO. Los niños pueden construir cosas que se mueven, reaccionan, interactúan y se comunican. Trabajamos en proyectos como los LEGO Mindstorms Robotic Kits, con los que los niños pueden crear robots que se mueven e interactúan y, en el proceso, aprenden muchísimo. Es maravilloso ver cómo esto se ha extendido en todo el mundo. He viajado y visto que niños de todas partes están ahora diseñando con estas nuevas tecnologías, ampliando aquel enfoque del Kínder hacia todas las edades.

Quiero hacer énfasis en que esto es distinto a muchos de los juguetes electrónicos que vemos hoy en las jugueterías, repletas de ellos. Puedes apretar la panza de una muñeca y comienza a cantar o mueves los brazos y baila. Pero todo lo que haces es interactuar y no es ahí donde tiene lugar el verdadero aprendizaje. Quien haya diseñado el juguete electrónico probablemente haya aprendido mucho, pero los niños no aprenden mucho con solo interactuar con estos juguetes. Nosotros vamos a dar aquí la oportunidad de diseñar y crear cosas ellos mismos y, es ahí donde realmente van a aprender y convertirse en pensadores creativos. No solo tiene que ver con el mundo físico; sabemos que muchos niños dedican mucho tiempo al mundo en línea, a los mundos virtuales. Tampoco queremos que solo interactúen con esos mundos. Con mucha frecuencia los niños pasan tiempo solo recorriendo páginas, chateando y jugando juegos. Queremos que estén creando, diseñando, experimentando y explorando como en el Kínder.

Esto es lo que nos permitió crear el software denominado Scratch, que es un lenguaje de programación que permite a los niños crear sus propias historias interactivas, juegos y animaciones y luego compartir su creación entre ellos. Cada día hay miles de nuevos proyectos que niños de todo el mundo comparten en el sitio web de Scratch. Pero no es ver esas cifras lo que me hace tan feliz, sino la diversidad de proyectos. Si ven el sitio de Scratch, los niños están creando todo tipo de cosas desde animaciones, tarjetas de cumpleaños interactivas, tiras cómicas animadas, juegos para vestir muñecas, arte interactivo, tutoriales en línea, hasta recorridos virtuales. Casi todo lo que pueda imaginarse. Eso me demuestra que los niños, al hacer esto, en realidad están desarrollándose como pensadores creativos. Y eso es lo que me parece que es tan relevante para tener éxito en la sociedad de hoy.

Esto forma parte de una creciente tendencia en el interés de que los niños aprendan a escribir código. Pero creo que nuestro enfoque es distinto en algunos puntos importantes, Hoy en día, muchos hacen énfasis en que la importancia de escribir código o programar, porque ven grandes oportunidades de empleo –no me malinterpreten, en verdad existen grandes oportunidades–, porque habrá una mayor  demanda de programadores y científicos en cómputo. Pero no es eso lo que nos motiva… quiero hacer una analogía con la escritura: todos queremos que nuestros niños aprendan a escribir, no porque pensemos que crecerán para convertirse en escritores o periodistas profesionales, sino porque todos los niños necesitan aprender cómo expresarse, cómo compartir sus ideas. Nosotros pensamos del mismo modo con respecto a escribir código o programar. Sí, puede llevarte a oportunidades de empleo pero, más importante aún, permite a todos expresar sus ideas, comunicarse en formas nuevas. Así que nuestro enfoque en la programación es enseñar a los niños a pensar de manera creativa, razonar en forma sistemática, trabajar en colaboración. Éstas son habilidades esenciales para todos, sin importar en que se convertirán cuando crezcan.

Estamos interesados no solo en que los niños aprendan a programar, sino que programen para aprender. Al aprender a programar, también aprenden muchas habilidades importantes, como desagregar un problema en componentes más sencillos, como expresar sus ideas en nuevas formas. Creo que lo importante es que al llegar los niños a este mundo que está lleno de tecnología, les enseñemos no solo a ser interactivos o consumidores de la tecnología, sino que diseñen y creen. Tratamos de pensar en ello en cuatro palabras que inician [en inglés] con la letra “P”, que desarrollamos como principios orientadores a partir de un curso con mis colegas Natalie Rusk y Philipp Schmidt, donde dijimos que cuando la gente crece y aprende debe concentrarse en: Proyectos, Pares, Pasión y Juego [Projects, Peers, Passion and Play].

Queremos que la gente aprenda trabajando en proyectos, no solo respondiendo y llenando hojas de trabajo, sino trabajando en proyectos en los que diseñen algo, en cosas que les sean significativas. Esto deben hacerlo con sus pares; sabemos que lo mejor sucede cuando aprendemos junto y de la gente que nos rodea, no pensando las cosas uno solo. Queremos que la gente trabaje con cosas que le apasionan; sabemos que la gente trabaja más y más duro y es más persistente al enfrentar obstáculos cuando lo hace en algo que les importa profundamente. Y por último, el juego. Cuando sigo juego no quiero decir solo a jugar juegos; me refiero a un tipo de actitud hacia la interacción. Cuando alguien es festivo en su interacción, si hace cosas como tomar riesgos, tantear los límites, intentar cosas nuevas, experimentar continuamente, esa es la mejor forma de desarrollarnos como pensadores creativos: Proyectos, Pares, Pasión y Juego. Este es el enfoque que empleamos aquí en el MIT Media Lab, y es eso lo que hace del Media Lab un lugar tan innovador. Es lo que funcionó en el Kínder. Ahora, lo que tenemos que hacer, es tomar esas ideas y ayudar a que el resto del mundo cambie.

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Más información sobre Lifelong Kinder puede verse en: https://llk.media.mit.edu/