Sustentada tradicionalmente en la autoridad –con el temor como ingrediente principal–, la disciplina tiende en la actualidad a ser un ejercicio consciente de responsabilidades y compromisos, un hábito que se comienza formar temprano en la vida, aunque a veces con diferencias entre la casa y la escuela.
Para abordar el tema, la emisión de este sábado de Educación XXI, que transmite W-radio bajo la conducción de Leonardo Kourchenko, tuvo como invitadas a Leticia Valero, especialista e instructora en Disciplina consciente; Claudia Rojo, directora del Colegio Europeo de México Robert Schuman; y Sissi Cancino del área de comunicación de UNO Internacional.
Para iniciar, Claudia Rojo dijo que considerada a la escuela como un laboratorio social, siempre habrá situaciones de disciplina. Señaló que con los chicos se empieza temprano y es a los padres a quienes cuesta más la evolución en el trato de de la disciplina en la escuela, donde sus expectativas son a veces utópicas.
Por su parte, Leticia Velero observó que antes la disciplina estaba basada en el miedo y ahora se centra en que el niño la desarrolle, el adulto sólo ayuda. Para ello se requiere de herramientas y ver la importancia del desarrollo de habilidades socioemocionales, no sólo esperar a que las tengan. La disciplina, dijo, se relaciona con poder ser personas que se fijan una meta y la pueden lograr; que sin importar lo que se les cruce en el camino, puedan retomar la dirección.
Sissi Cancino comentó que el tema no sólo preocupa a los colegios sino que ocupa cada vez más a los padres. Un paso importante es dejar de hablar del problema y darles herramientas para una actitud de vida; entre ellas, herramientas para entender y expresar emociones o sentimientos,.
A pregunta de Leonardo, Claudia respondió que un niño tiene un problema de disciplina cuando no se comporta como se espera, causa problemas en el aula de modo que el profesor no puede dar su clase, interrumpe, distrae o incluso actúa con bullying, que nace en las casas, familias y sociedad. Agregó que los problemas de disciplina son parte de la vida y que no siempre sabemos cómo actuar en cierto contexto; la escuela va enseñando a vivir en sociedad y a tomar buenas decisiones.
Leticia coincidió con lo anterior y precisó que en la disciplina consciente se ve como una oportunidad para enseñarle habilidades, se ve como un llamado de ayuda. Se emplean palabras que el niño pudo haber usado ante alguna situación y se practican con él. En caso de una agresión, por supuesto, se detiene y le dice al niño qué puede hace en vez de pegar. Cuando la conducta se repite hay consecuencias: si un niño golpea nadie va a querer jugar con él. La disciplina tradicional –continuó– dice que no debes hacer, castiga, quita privilegios y amenaza, segrega. La disciplina consciente te enseña cómo hacerlo, y se practica una y otra vez. La idea es que entiendan cómo hacerlo mejor.
Respondiendo a Claudia respecto a qué hacer cuando en casa les dicen: si te pegan, pega; Leticia dijo que el primer paso es con los niños y después hay que explicar a los papás las razones del porqué enseñamos de otras maneras; no es fácil. Ante las reacciones de los adultos, heredadas de generaciones anteriores, sobre castigos y nalgadas, Leticia dijo que se requiere conciencia para hacer las cosas de manera diferente.
En la segunda mitad del programa, Claudia señaló que en el colegio se parte de un reglamento y de que una familia que se inscribe está consciente de cómo se van adoptar medidas, no coercitivas sino orientadoras para el niño en escuela y en la vida. A veces, apuntó, los papás se sienten agredidos, juzgados, porque al corregir al hijo estás tocando también el modelo de casa.
Sobre las características de la disciplina consciente, Leticia Valero dijo que ofrece siete habilidades para papás y maestros, para que también sepan qué hacer, no sólo qué no hacer. Una nalgada o quitar privilegios no le enseña nada, pegar al que pega enseña agresión. A diferencia de otros programas se practica primero con el adulto. 1) Tranquilidad; un adulto tranquilo va a poder enseñar tranquilidad a sus alumnos hijos. 2) Alentarlos; estar presentes no solo cuando cometen errores sino también en momentos positivos y alentarlos en ellos. 3) Asertividad; enseñarlos a usar palabras claras y recibir mensajes claros y cómo esperamos que nos traten. 4) Elegir; poder tener y tomar decisiones entre opciones. 5) Empatía; verla en cualquier acción. 6) Intención positiva; asumir que lo que haya hecho no vino de un mal lugar, sino de uno donde no se tenían habilidades. 7) Consecuencias. La vida las tiene y son naturales a nuestras acciones.
En la mesa se comentó también que hoy disponemos de más información y herramientas para educar mejor; que la generación actual está más consciente y tiene una visión diferente del rol yacciones como maestros y papás; y, que existe una búsqueda constante entre el equilibrio entre la autoridad incuestionable y la permisividad.
El niño con disciplina consciente, dijo Leticia, tiene una caja de herramientas mucho más sólidas; que puede responder en vez de reaccionar en el dia a día; que puede decir: Yo no acepto como me tratas; esto me molesta o yo quiero que me trates de esta manera.
En las conclusiones, Sissi se pronunció por un modelo educativo –casa y escuela–, que enseñe a los niños desde pequeños a tener independencia con sus emociones; Claudia subrayó la importancia del autocontrol como hábito a trabajar durante toda la vida; y Leticia propuso estar en relación con hijos y alumnos propiciando ambientes seguros emocionalmente y ver cualquier conflicto como oportunidad para enseñar y no como algo amenazante que hay que mantener fuera del salón.
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