De acuerdo con el filósofo y educador Mario Sergio Portella, explicar a los niños conceptos teóricos como la ética no es muy eficaz, pero sí la transmisión y práctica de valores como la convivencia, el respeto a los demás, la capacidad de compartir y hablar con la verdad. La conducta de los niños depende de los ejemplos que reciben de los adultos.
La ética no es una cuestión de establecer un código de lo que es apropiado y lo que no, sino una discusión de por qué haces lo que haces. En otras palabras, tenemos que pensar si lo que hacemos es bueno para nosotros y para los demás, o si es bueno para nosotros y perjudica a otros. «Tenemos que formar a las personas en la vida que entiendan que ser decente no aporta todas las ventajas que obtienen de forma inmediata quienes no los son, pero que trae muchas otras ventajas que persisten en el tiempo y que quienes no son decentes nunca conseguirán».
Otro aspecto que hay que valorar es la noción de esfuerzo. «Si un niño no fue formado aprendiendo a valorar la idea del esfuerzo, creerá que las cosas suceden como por arte de magia, sin que sea necesario perseguir nada».
Un niño pequeño no tiene ni idea de lo que es justo o injusto, pero imita los modos de conducta de los padres. No podemos esperar que adquiera la conciencia del cuidado del agua si escucha que dejamos abierta la llave de la regadera por mucho tiempo.
Podemos ser muy claros sobre la conducta que esperamos de ellos, pero si nosotros nos comportamos en el sentido opuesto, terminarán haciendo lo mismo.
____________________________________