Lux, Pax, Vis, el lema latino de la Escuela Nacional de Maestros, acuñado a principios del siglo pasado, sirvió de entrada a Fernando Reimers* para la conversación que sostuvo la tarde de este lunes en la Biblioteca Vasconcelos, con Daniel Goldin, director de la Biblioteca y Sergio Cárdenas, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), sobre el tema de educar para las habilidades del siglo XXI.
Reimers, académico e investigador de la Universidad de Harvard, dijo que las competencias globales, no son tan nuevas y que la escuela pública existe con una intencionalidad que va más allá de la economía; una intención de contribuir a desarrollar personas que correspondan a una visión de sociedad, lo cual ha sido más claro en alguna época y menos en otras.
En respuesta a Daniel Goldin sobre su perspectiva de las habilidades de siglo XXI, dijo que se correspondían con el lema de la escuela normal (Lux, Pax, Vis), que había visitado por la mañana: asoció la Luz con conocer, con el desarrollo de la razón; la Paz, con el poder de relacionarse con los demás; y, la Voluntad, con conocerse y gobernarse a sí mismo.
Aludiendo al trabajo de un colega investigador, comentó que el profesor Christensen señala tres maneras de mejorar a las empresas: mejorar la administración; identificar propósitos y buscar lograrlos de la forma más eficiente; e identificar nuevos productos o nuevos mercados, innovar. “El problema con las mejoras orientadas a la eficiencia –dijo Reimers–, es que le llevan a uno a asumir como válidas las metas sobre las que está tratando de mejorar su eficiencia y a no darse cuenta de que el mundo a su alrededor puede estar cambiando de una manera que hace que esas metas se le queden cortas”.
Trasladando esto al campo educativo, dijo que en algunos objetivos hemos logrado usar instrumentos para la mejora de la eficiencia de las instituciones educativas, pero se preguntó si centrarnos en el pequeño grupo de competencias que evalúa la prueba PISA no nos hace perder la visión de cosas que importan.
El académico opinó que sería bueno tomar un poco de distancia, ya que si bien la educación comparada está reconocida y hay cosas que aprender de los sistemas cuyos alumnos tienen alto desempeño en PISA, como Polonia, Finlandia, Singapur y Corea del Sur, cuando vemos otros indicadores, como las respuestas a la propia pregunta de la última edición de PISA: “¿Usted es feliz?”, encontramos que países que tienen altos niveles de desempeño, como Corea del Sur, son también los que tienen también los más altos niveles de infelicidad; por lo que deberíamos elegir qué es lo que queremos aprender de ellos. En Finlandia, agregó, existe una cierta intolerancia racial o religiosa que segrega a niños inmigrantes en escuelas privadas. Cuando hablamos de sistemas de alto desempeño, solemos referirnos a algunas convenciones y no a todas.
Subrayó Reimers que es importante plantearse la intención del acto educativo y que en nuestro empeño por mejorar la eficiencia no descuidemos la pregunta ¿y cómo va cambiando el mundo? Refirió que en las escuelas rurales de la India es evidente que hay muchas cosas que atender además de leer y matemáticas. Ahí, los maestros todavía golpean a los alumnos quienes, siendo abusados, lo más probable es que dejen la escuela a la primera oportunidad
Cuestionó también la elección de políticas gubernamentales que se orientan a metas derivando en modelos de mejoramiento que dificultan alcanzar la eficacia. Y citó un estudio sobre las reformas educativas en Estados Unidos, en particular en el estado de Massachusetts–líder en EU en enseñanza de lengua y matemáticas. La reformas, dijo, se han orientado hacia definir estándares y alinear las evaluaciones; una consecuencia es que hoy, es mucho menor la disposición de los maestros para tomar riesgos en su práctica para enseñar de manera diferente.
Una taxonomía que resultó de una investigación de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos sobre qué sabemos de las competencias y habilidades que importan y sirven a las personas para algo, las agrupa en tres categorías: Cognitiva, que a su vez puede dividirse en conocimiento, en procesamiento cognitivo y en innovación y creatividad. Sobre el conocimiento dijo que es lo hacen los sistemas educativos hace rato y no hay que convencer a nadie. En cuanto al proceso cognitivo afirmó que es la lucha en la que están las escuelas públicas; el mover la enseñanza. “Si uno pensara en la Taxonomía de Bloom de hace 60 años, el mover de los niveles más bajos a los niveles de orden superior, ir del conocimiento al razonamiento superior”. Y, respecto a la innovación y creatividad, dijo que en realidad no están planteadas en la agenda educativa pública; “eso lo hacen buenos educadores, pero plantearse que es una meta de la educación pública no es verdad, ni aquí, ni en Estados Unidos, ni en Massachusetts, ni en ningún lado”.
La segunda categoría de esta taxonomía es la de la Convivencia, que su vez se subdivide en dos grupos: 1) poder trabajar en equipo, relacionarse con los demás, escuchar, comunicarse, negociar diferencias, aceptar y valorar las diferencias y tener empatía con los demás; y 2) Capacidades para el liderazgo: asumir responsabilidad de problemas de la esfera pública, tomar conciencia de que ser ciudadano implica mejorar las condiciones de las comunidades de las que se es parte.
Por último, la tercera categoría se relaciona con Conocerse a uno mismo e incluye competencias como la perseverancia ante la adversidad y la capacidad de controlar los propios impulsos, así como también la capacidad de reflexionar, de aprender de la propia experiencia y la de fijarse metas. Todo esto aseguró, Reimers, se puede enseñar.
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Fernando Reimers es Doctor en Educación y Política Social por la Universidad de Harvard, donde es profesor en la la Escuela de graduados en educación y dirige también el Programa de política educativa internacional. Sus líneas de investigación se centran en la identificación de políticas educativas y su relación con la calidad docente y la realidad social.