En su recorrido por las distintas tendencias y modelos pedagógicos en una era de transformación, la emisión del pasado sábado de Educación XXI abordó –a través de las frecuencias de W-Radio–, el tema de la educación disruptiva.
Invitados por Leonardo Kourchenko, participaron en el programa: el filósofo, educador y especialista en nuevos medios, Alejandro Piscitelli; Francisco Gallardo, supervisor de aseguramiento de calidad en el programa de Prepa en línea de la SEP; Norma Moreno Zárate, directora de la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID) en SLP; Alejandro Acuña, director de la Escuela de Altos Estudios del Instituto Lationoamericano de Comunicación Educativa (ILCE); y, el consultor educativo Pedro Landaverde.
Para abrir con un ejemplo de educación disruptiva, Alejandro Piscitelli comentó el caso de Minerva, una universidad de reciente creación, cuya sede administrativa está en California, pero sus alumnos cursan cada semestre en un continente distinto. Esto, como una alternativa al problema de una educación endogámica. Entre miles de postulantes se eligieron a 20 o 25 alumnos que, en esta primera generación, están todos becados.
En otro caso, Piscitelli recordó el experimento del ‘Agujero en la pared’ de Sugata Mitra, quien encastró una computadora en un muro en la India con un sistema operativo en inglés y semanas después encontró filas de chicos interactuando con el aparato y entrenándose entre ellos en un auto aprendizaje. De ahí, dijo, viene un poco esta idea de educación no intrusiva o educación laparoscópica, donde se permite que las cosas sucedan.
Cuestionado por Leonardo sobre la Prepa en línea de la SEP, Francisco Gallardo dijo que el programa inicio en septiembre y quedaron sorprendidos con una respuesta superior a las 35 mil inscripciones en toda la república e incluso de connacionales que residen en el extranjero. Esta es una opción gratuita que se presenta como alternativa para quienes no tuvieron la oportunidad de estudiar en una escuela regular y también para quienes se dedican a otras actividades, como son las deportivas o artísticas y administran mejor su tiempo con esta modalidad.
Por su parte, Norma Moreno comentó que, en el caso de la UNID, la universidad nace ya como un modelo no tradicional que busca llegar al mayor número posible de estudiantes con una educación de calidad y con la intención de responder a lo que hoy ocurre en el mundo. Consideró que en general la educación aún se aborda con universidades del siglo XXI, maestros del siglo XX y procedimientos del siglo XIX, con toda la tecnología pero con las mismas formas de enseñar.
Piscitelli señaló que sabemos que el fenómeno educativo es tan complejo como el fenómeno social. Hoy pensamos que la educación es mala y demás, pero el porcentaje de gente que “educada” es por mucho superior al de hace 50 o 100 años. El problema con los sistemas educativos –dijo–, fue que no pudieron sobrevivir la calidad que tenían las élites cuando se volvieron masivos. La UNAM o la Universidad de Buenos Aires, con más de 300 mil estudiantes no pueden rendir lo que una universidad que tiene 20 mil, que es el número ideal.
Otra naturaleza de problemas -continuó–, tiene que ver con lo digital, lo cual pensamos en términos de herramientas o dispositivos mientras que lo digital es una cultura. Es algo que se incubó en los últimos 50 años y no hubo ningún impacto sino hasta el año 91, donde había un millón de personas en internet, hoy hay 2,400 millones.
En su libro El paréntesis de Gutenberg, Piscitelli sostiene que ahora estamos viviendo el cierre de ese paréntesis que se abrió en 1445 cuando se creó la imprenta y afectó todo; no solo imprimía libros, sino que moldeaba mentes. El paréntesis se cierra en 2008 o 2010 y ahora estamos viendo que el eje de la producción masiva de subjetividad ya no pasa por el libro sino por otras plataformas y otros soportes.
Un ejemplo de cambio que citó Alejandro Acuña fue la aparición en México de la telesecundaria en los años sesenta. Señaló sin embargo que la primera disrupción educativa la hizo Juan Bautista de La Salle en la edad media, etapa en que la educación era solamente para los principados y los hijos de los señores feudales quienes contrataban muchos profesores para un alumno. La Salle comenzó trabajando de esta manera, pero después reunió a niños de la calles y comenzó a instruirlos creando el modelo de educación en grupo.
Leonardo mencionó como disruptiva la educación Montessori y Piscitelli agregó a este nombre los de Froebel, Pestalozi Dewey y Freire. Dijo que las escuelas Montessori producen realmente alumnos que aprenden, pero no son masivas sino de nicho: en el mundo hay solo 4 mil escuelas Montessori. ¿Cómo masificar la creatividad? ¿Cómo reinventar y distribuir la innovación? ¿Cómo multiplicar los entornos personalizados de aprendizaje? ¿Cómo conseguir, con o sin tecnología, enseñanza personalizada? Ese es el gran desafío, dijo.
Pedro Landaverde le preguntó si la introducción de la computadora en el aula es una forma de irrumpir y lograr esto y Piscitelli dijo que no y comparó el uso de la computadora en la clase con lo que pasó con la invención del cine: en 1895 Lumiére inventa el cine. Todas las películas entre 1895 y 1927 eran teatro filmado: una cámara única en medio de la escena y se filmaba. ¿Quién inventa el cine? Eisenstein, con el montaje, el primer plano, la sintaxis. La computadora en los últimos 30 años desde su creación es ‘teatro filmado’. Hay muy pocos ejemplos disruptivos de una sintaxis para el uso de la tecnología.
En consonancia, Norma apuntó que la computadora es una herramienta pero el proceso es el mismo. Puedes tener apoyos didácticos y el maestro sigue haciendo lo mismo con otra herramienta. Y, en el mismo tenor, Francisco dijo que a veces se piensa que un cañón proyector ya significa un manejo de las TIC, cuando éstas ofrecen la posibilidad de hacer con ellas toda una plataforma educativa.
En más ejemplos de disrupción, Piscitelli narró la experiencia de una escuela secundaria en Buenos Aires, donde el 70 por ciento de los estudiantes son de bajos ingresos. Bajo el concepto de “Aula uno a uno” se instalaron dos aulas en la escuela durante un año, cada chico con una laptop provista por el gobierno y con 40 adultos para 60 alumnos (la idea original era 60 por 60). Se quitaron docentes y materias y se propuso estudiar por proyecto. Estudiantes universitarios entre 20 y 22 años actuaron como tutores y coaches. La conectividad fue nula en un principio y después mucha. El proyecto costó 5 mil dólares por alumno, que cubrió una fundación. En un año de trabajo se crearon 60 blogs, 23 grupos en FaceBook y tuvieron resultados maravillosos en los proyectos.
Actualmente, Piscitelli trabaja en un proyecto de cultura digital con un colegio ubicado al poniente de la ciudad de México. Explicó que la idea comprende cuatro pasos: 1)Bring your own device.[los alumnos llevan su propia computadora]. 2) Reconversión de la biblioteca. La hicimos un espacio de producción –no de reproducción ni de lectura– sino de escritura, de invención, de proyectos, de visita de artistas. 3) Maker space. Un espacio de creación que consiste en volver a la artesanía, al uso de las manos, a la carpintería, pero todo digital. Incluye el uso de Impresora 3D, robótica y más. 4) Arquitectura del aprendizaje, que implica rediseñar físicamente todas las aulas, pasillos y espacios de interacción de la escuela. Sacarlos de la arquitectura fordista en que están y convertirlos en espacios abiertos, en ágoras de interacción. Con un diseño participativo ubicando al usuario en el centro, el proyecto involucra a toda la comunidad y participan 1,100 alumnos de Kínder a Preparatoria.
Al cierre del programa, Alejandro Acuña invitó al diplomado “Innovación para la disruptura”, que impartirá a distancia el Dr. Piscitelli a partir del 26 de febrero en el ILCE. Los detalles están disponibles en www.esae.ilceinternacional.org.
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El audio del programa completo se puede escuchar en: http://www.wradio.com.mx/escucha/archivo_de_audio/educacion-disruptiva-educacion-xxi-del-sabado-6-de-diciembre/20141208/oir/2541954.aspx