Autor: UNOi

Fecha: 29 de septiembre de 2013

Disciplina Positiva | Uno Internacional

Sin duda hoy en día el lenguaje entre hijos y padres es distinto y la autoridad y la disciplina se ejercen de manera distinta a […]

Ari Huerta en Educación XXI
Ari Hurtado en Educación XXI

Sin duda hoy en día el lenguaje entre hijos y padres es distinto y la autoridad y la disciplina se ejercen de manera distinta a como se hacía antes, donde la autoridad paterna o del maestro era incuestionable.

Para abordar el tema de la disciplina positiva, Educación XXI en su emisión de este sábado tuvo como invitados a Ana Villafañe, psicóloga del grupo de Julia Borbolla; Ari Hurtado de Molina, pedagoga y entrenadora certificada en disciplina positiva; y Pedro Landaverde, consultor en educación. En la conducción del programa, Leonardo Kourchenko preguntó a los panelistas qué es la disciplina positiva.

Ari Hurtado dijo que aunque el concepto pareciera nuevo, el primer libro sobre el tema, de Jane Nelsen, se publicó hace 30 años y está basado en el principio de Alfred Adler de tratar al niño con respeto y con dignidad para obtener de él lo mejor. Es un modelo para desarrollar habilidades de vida con base en el respeto. A diferencia de “Yo te respeto, tú me respetas”, nosotros lo vemos como “Yo te respeto y yo me respeto”. Te respeto como niño con tus necesidades y me respeto a mí como tu papá, como tu maestro.

Pedro Landaverde
Pedro Landaverde

Por su parte, Pedro Landaverde estuvo de acuerdo con la importancia del respeto y de aplicar la disciplina con amor. Ana Villafañe, observó que el tema de la disciplina positiva ha generado mucha culpa porque el respeto se ha desviado. Opinó que por el miedo a caer en el extremo de ser tan autoritarios como nuestros padres nos fuimos al otro lado, a ser permisivos. Hay edades, dijo, en que el niño no tiene capacidad de elegir, por eso los padres debemos ir guiando, somos los que debemos poner una cerca al caballo desbocado que de otro modo no se detendría. Comentó que en el consultorio se ven mamás que piensan que por amor no pueden castigar a su hijo. A ellas, Ana les dice si tu hijo te dice ‘eres la peor mamá del mundo’ algo estás haciendo bien.

A la pregunta de si la disciplina puede ser positiva, Ari señaló que normalmente asociamos la disciplina a cuestiones negativas: castigo, control, límites. Sin embargo, si pensamos en una persona disciplinada, pensamos en alguien que se esfuerza, ordenada, respetuosa. La disciplina es un pretexto para formar hábitos de autocontrol. Lo que se quiere lograr es la autodisciplina. La disciplina viene de adentro hacia afuera, de manera que el niño no se sienta forzado.

Ana Villafañe en Educación XXI
Ana Villafañe en Educación XXI

Pedro y Ana coincidieron en que alguien debe orientarla. Ningún niño, dijo Ana, tiene la capacidad instintiva de autodisciplinarse. Los niños van copiando patrones y los padres no disciplinados enseñan eso a sus hijos. El objetivo último es la autodisciplina. La disciplina se moldea, aseguró.

Respecto a si la disciplina contribuye a la felicidad, Ari apuntó que si no lo presiono no va ser feliz porque no va a sobreponerse a la presión. La disciplina positiva no es decir todo lindo, dialogado. ¿En qué te va a ayudar? Aprendo a controlarme, a escuchar a comunicarme, a ubicar dónde está el límite.

En este sentido, Pedro agregó el aspecto del reconocimiento a las reglas y comportamientos. Y Ana complementó diciendo que el niño tiene que saber qué se espera de él. Muchas veces nos enfocamos en el “no”; hay que poner límites y decir también qué sí se vale.

Ari comparó los límites con una carretera recién pavimentada en la que aún no están pintadas las líneas para separar los carriles. Los límites son esas rayas, dijo. No son unas barreras. Los marco y te digo por donde, pero no te aprisiono. Más tarde agregó que en curvas peligrosas, además de las rayas también hay barreras de protección. Ari destacó la necesidad de establecer una conexión con los hijos: conforme van creciendo las reglas van cambiando y se van encontrando en común. No es que ellos decidan, pero hay que encontrar acuerdos.

En cuanto a las edades, Pedro se dijo convencido de que la disciplina sí se enseña y que la formación en este sentido va de los 0 a los 8 años. Dijo que suele recomendar a las mamás que para tener una secundaria feliz, acompañen a sus hijos durante la primaria.

Leonardo preguntó ¿qué te da la disciplina? y entre otras respuestas los invitados respondieron: estructura, cariño, conexión, saber qué esperar y que se espera de mí, qué se permite y qué no, y cuándo. Se habló también de encontrar el equilibrio entre ser autoritario y ser permisivo y de la necesidad de que los padres compartan la misma visión-

Ari observó que amor incondicional no es te doy todo, sino que quiero lo mejor para ti. La disciplina positiva es un enfoque de soluciones, afirmó.

Según Julia Borbolla, señaló Ana, el plato básico para la educación incluye la misma dosis de exigencia, adversidad, amor y cuidado, pero no siempre loa aplicamos en la misma proporción. De su experiencia en el consultorio Ana mencionó que algunos niños dicen que preferirían tener papás más firmes. Lo necesitan.

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