por Dionisia Pappatheodorou
“La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.”Albert Einstein
Cuando pienso en la actual situación de inseguridad y violencia, me surge una misma duda: será que las cosas están ahora mucho peor que hace algunos años, o sólo se han eliminado restricciones y la tecnología ha hecho ahora posible que nos enteremos de mucho más, sin que exista la posibilidad de cubrir o controlar la información? Sin dejar de ver que ambos aspectos aplican y que los problemas no atendidos crecen como bolas de nieve, e irremediablemente se complican, nuestra realidad actual –me parece- tiene mucho que ver con lo segundo, con la imposibilidad de controlar la información sin importar el lugar del planeta en el que acontece.
También es cierto que vivimos en un mundo cada vez más complejo, pero complejo no es lo mismo que complicado. Algo complicado comprende a una serie de elementos individuales, cada uno de los cuales posee funciones y formas distintas que se conectan de manera secuencial para lograr un resultado concreto. Una maquina puede ser una buena metáfora para describir algo complicado. Cada elemento tiene un papel preciso dentro de la maquinaria; cada tornillo, cada engrane y tuerca tienen una función distinta, cada pieza embona con la siguiente de manera lineal. Si un tornillo o engrane falla, desestabilizará a la pieza siguiente ocasionando fallas consecutivas, y toda la maquinaria terminará por dejar de funcionar tarde o temprano, dependiendo de la función y/o importancia de la pieza que falle.
Lo complejo posee algunas diferencias y similitudes. Algo complejo comprende a una gran cantidad de elementos similares interdependientes uno de otro, pero independientes entre sí. La interdependencia constituye su característica distintiva. Los sistemas vivos proporcionan una buena metáfora para describir la complejidad. Un sistema complejo se compone de muchas partes similares, que vistas desde una óptica individual –al igual que la maquinaria- presentan patrones de comportamiento distintos. Sin embargo, desde un enfoque global, es decir, visualizando el conjunto de partes como un todo, resulta posible observar patrones de comportamiento globalmente coherente en su interacción, pero estos patrones permanecen invisibles si los observamos de forma individual. No es posible entender el comportamiento de un sistema complejo, fraccionándolo en partes. Resulta necesario verlo completo, como unidad, ya que el comportamiento global del sistema no puede deducirse a partir de las reglas de comportamiento individual. Como escribió Aristóteles: el todo es mayor que la suma de las partes.
De acuerdo con Nicolas Perony, el comportamiento sistémico es caótico en un inicio, no sigue un patrón ni un orden definido. Cada elemento sigue una dirección propia e impredecible, acciona sin tomar en cuenta al resto y con base en sus propias necesidades y/o intereses …a menos que exista un elemento común que ayude a unificar y organizar a los distintos elementos hacia un fin común. Se requiere de un hilo conductor. Para que un sistema se organice y funcione de manera armónica y no caótica, requiere de un centro de atención, algo que sea necesario o del interés de todos. Es solo a partir de entonces que logra desempeñarse a su máximo potencial. Esto aplica a todos los niveles del sistema: individuo, comunidad, etc., y con ello aludo a otra propiedad de los sistemas: el holograma. Cada elemento del sistema se replica a si mismo a escalas superiores.
Si trasladamos estas ideas al sistema escolar, podemos visualizar claramente ambas propiedades. A menos que como escuela hagamos el esfuerzo de construirnos una visión compartida, que entusiasme y sea aceptada por todos sus miembros, resulta poco probable que logremos comprometernos y hacer nuestro mejor esfuerzo para lograr un fin común. Cada elemento -para el caso- cada alumno, cada maestro, cada director y padre de familia forman parte del sistema, y es prácticamente imposible lograr avances significativos en conjunto sin un hilo conductor que posibilite la organización de ideas y acciones individuales. Sin una visión claramente definida, conocida y aceptada por todos, resulta poco probable obtener algún logro. Todo parte de este punto… cómo podríamos comprometernos con algo con lo que no estamos de acuerdo o que simplemente no conocemos?
De igual forma, lo que sucede en un nivel del sistema se replica de manera muy similar en todos. Siguiendo con la analogía escolar, es posible afirmar que la forma en la que se llevan a cabo las cosas en el nivel directivo y en casa, se reproduce entre maestros y entre alumnos dentro del aula. De tal forma que si la dirección y los padres de familia ejercemos un liderazgo de servicio, escuchamos y acompañamos a aquellos de quienes estamos a cargo, y nos ocupamos de aprender a comunicarnos asertivamente, ellos harán lo mismo en su momento y lo mas probable es que se instale en la escuela una cultura de servicio y se genere un ambiente seguro para el aprendizaje. Resulta indudable que quienes formamos parte del sistema escolar nos influimos y aprendemos unos de otros y tenemos una fuerte influencia en nuestro entorno. De ahí que si deseamos que las cosas mejoren, necesitamos construirlas juntos…comencemos por ponernos de acuerdo sobre lo que queremos lograr y responsabilicémonos por cumplir con nuestra parte. Colaboremos activamente en la construcción de un mejor mundo.
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La autora es licenciada en docencia de Inglés y máster en administración de instituciones educativas, se ha desempeñado en el ámbito educativo por más de 25 años, en áreas de docencia, desarrollo académico y curricular, y coordinación IB. Ha trabajado como consultora independiente y organizado conferencias de formación para padres con la participación de diversas instituciones educativas, y como columnista en un periódico local, tiene un especial interés por generar aprendizaje organizacional en las instituciones educativas y actualmente es Consultora académica de UNO Internacional para la región de Sinaloa.