¿Cómo hacer para no gritar a los hijos? - UNOi Internacional
Necesito ayuda
Quiero más información

¿Cómo hacer para no gritar a los hijos?

Sandra Barocio especialista en Screamfree, modelo desarrollado para una paternidad libre de gritos, nos explica: Evitar los gritos es un proceso de transformación y reeducación que requiere varios pasos: por un lado, es empezar a desarrollar esa autoconciencia y que me permita darme cuenta en qué situaciones grito, en qué situaciones pierdo el control. A […]

Autor: UNOi

Fecha: 11 de febrero de 2016

Sandra Barocio especialista en Screamfree, modelo desarrollado para una paternidad libre de gritos, nos explica:

Evitar los gritos es un proceso de transformación y reeducación que requiere varios pasos: por un lado, es empezar a desarrollar esa autoconciencia y que me permita darme cuenta en qué situaciones grito, en qué situaciones pierdo el control. A continuación, se deben desarrollar habilidades de inteligencia emocional que van desde respirar y hacerme consciente de cuáles son mis reacciones físicas cuando estoy a punto de alterarme, hasta aprender a lo que nosotros llamamos apretar nuestro botón de pausa. ¿Para qué?, pues para no llegar al grito, de poder contenernos y posponer las conversaciones de manera que tengamos tiempo para tranquilizarnos y entonces, ya tranquilos, poder retomar la conversación.

Sobre todo, para que un papá o mamá pueda permanecer libre de gritos debe haber varias cosas en su lugar y una muy importante es el tema de los límites. Tiene que haber límites perfectamente establecidos. Los hijos tienen que tener consecuencias para sus acciones. Y es muy importante que ellos sepan que sus papás son la autoridad de su mundo. Eso de repente cuesta trabajo; la firmeza a los padres de familia les cuesta mucho trabajo, se les hace corazón de pollo y les parece que ayudan rescatando al hijo de las consecuencias de su acción, cuando en realidad sucede lo contrario.

Cuando gritamos, les quitamos la oportunidad de aprender de sus errores y por eso siguen cometiéndolos, porque les cortamos el proceso de reflexión sobre su acción para enfocarse en nuestros gritos. Si ya gritamos y nos dimos cuenta de ello, debemos ofrecer una disculpa y emprender un nuevo camino para que el hijo retome esa reflexión.

______________________________