En México, existen cerca de 500 mil personas ciegas o con algún grado de discapacidad visual. Considerada como la segunda causa de discapacidad en nuestro país, la ceguera es un problema de salud pública que, además, no cuenta con programas de apoyo suficientes por parte del estado que ayuden a integrar plenamente a la sociedad a quienes la padecen.
Diversas organizaciones coinciden en que, las personas ciegas o débiles visuales, deben ser tratadas con normalidad en todos los ámbitos de la sociedad, siendo la educación un tema fundamental para buscar la plena integración de estas personas con su entorno.
Desgraciadamente, los números señalan que, quién sufre esta discapacidad, sufre también un grave aislamiento que le aleja de manera importante de actividades indispensables para su desarrollo como son la educación, los servicios de salud, las oportunidades de trabajo, etc.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) señalan que casi un 60% de las personas que sufren esta discapacidad no cuentan con acceso a los servicios de salud, el 51% no asiste a la escuela y apenas el 32% que son mayores de 12 años, tiene un empleo.
Al respecto, el maestro José Luis Tam Domínguez, Director General del Centro de Estudios para Invidentes A.C. de la ciudad de Chihuahua, nos informó que la integración es el objetivo principal de muchas instituciones que buscan espacios para sus alumnos: “La educación es fundamental para la integración de los ciegos y los débiles visuales. Nosotros damos apoyo permanente a aquellas escuelas que aceptan ciegos en sus aulas y buscamos que se eliminen ciertos mitos sobre estas personas. En los años ochenta, surgió un movimiento llamado Movimiento de Integración Educativa que busca de alguna manera eliminar las escuelas especiales y busca que los ciegos y las personas con diferentes grados de discapacidad visual asistan a escuelas regulares”.
La profesora Estela Araujo, responsable del área técnica del Instituto Nacional para la Rehabilitación de Niños Ciegos y Débiles Visuales, nos informó sobre los grados de ceguera más comunes: “Existe la baja visión que es aquella en que el paciente, tiene un porcentaje de visión menor al 50% del total pero mayor al 20%. En la mayoría de estos casos se aplican técnicas de corrección óptica. Para aquellas personas con menos del 20% del total de su capacidad visual, las dificultades son severas y hacen imprescindible el uso de técnicas de adaptación, incluso existen cirugías para corregir ciertas anomalías. Por último, para aquellas personas cuya capacidad se reduce a menos del 10%, se considera entonces que padece ceguera legal. Las personas que no ven más que zonas difusas de iluminación o nada en absoluto padecen ceguera total”.
Esta clasificación sirve para medir el grado de discapacidad que cada paciente puede llegar a presentar, para cuyo caso en particular, también existen diferentes tratamientos y procesos de aprendizaje. En cualquiera de estos casos, lo más recomendable, asegura la doctora Araujo, es acudir con un especialista para hacer una correcta valoración del paciente y determinar la ayuda que necesita para ser canalizado lo antes posible.
El doctor José Antonio Martínez Cortez, quién labora en el Centro Nacional para la Atención y Rehabilitación de Personas Ciegas y Débiles Visuales perteneciente al DIF, asegura que dadas las circunstancias de la realidad que viven estas personas, es necesario implementar programas de mayor alcance para que los centros que proporcionan educación especial para los ciegos, logren encontrar en las escuelas regulares el apoyo necesario para alcanzar objetivos en común: “En el instituto se les enseña desde preescolar métodos para utilizar el bastón. Se inicia también en estas edades la enseñanza del sistema braille y se les proporciona a los alumnos terapias de estimulación temprana enfocadas en los otros sentidos. Sin embargo, esto, aunque es mucho, resulta insuficiente cuando nuestros alumnos salen a la calle y se encuentran con dificultades que podrían ser cada vez menos si se llevan a cabo programas de cultura cívica y de verdadera inserción de los ciegos a las escuelas regulares, al trabajo, a los espacios públicos, hasta en la misma familia”.
En la actualidad existen muchas cosas que se están haciendo en el país y en el mundo para lograr una mejor integración de los discapacitados en las labores cotidianas, por ejemplo, el Centro de Estudios para Invidentes se ha encargado de hacer traducciones al sistema Braille de una gran variedad de materiales educativos que se pueden solicitar por internet y el centro se encarga de enviar la copia correspondiente.
La escuela de Cómputo del Instituto Politécnico Nacional, ha creado un sistema para convertir archivos de texto a braille. Por su parte, la Asociación Nacional de Invidentes Comerciantes promueve la inserción laboral de sus alumnos y agremiados en actividades empresariales y busca espacios donde los ciegos puedan ejercer una actividad lícita y digna que les proporcione ingresos.
En otras partes del mundo, también hay grandes avances al respecto, en Estados Unidos se ha creado el béisbol para ciegos. La diferencia con un partido “normal” es que el público no puede echar porras, ya que esto evitaría que los jugadores escucharan el timbre de la pelota y las vibraciones de las bases que indican hacia donde correr.
En la ciudad de Dusseldorf en Alemania, existe la cerveza para ciegos. Lo que tiene de diferente esta bebida es la etiqueta escrita en braille, con lo que los invidentes pueden leer los ingredientes y saber exactamente qué están tomando.
Estos ejemplos son una clara muestra de la integración que ciegos y débiles visuales pueden llegar a alcanzar. Aunque parece un sueño que sólo se puede ver en países desarrollados, cabe mencionar las proezas que algunos deportistas con discapacidad han logrado en nuestro país, como por ejemplo, el fondista Daniel Ramírez Ávila, quién alcanzó la medalla de bronce en los 10 mil metros durante los pasados Juegos Mundiales de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos celebrados en Turquía.
Lo importante del trabajo que se realiza en todos los centros educativos para ciegos y débiles visuales es lograr la integración de estas personas, concluye el Profesor Tam Domínguez: “Aquí en Chihuahua, tenemos ya 16 años integrando a personas, desde maternal hasta la edad adulta, a diferentes niveles educativos, sociales y laborales. Lo que hemos descubierto, es que el apoyo que nosotros brindamos a las escuelas a las que asisten nuestros alumnos no sólo se encamina a los ciegos, sino también a sus familiares. Se apoya a los papás desde las terapias de estimulación temprana y se les enseña que a sus familiares se les debe proporcionar una educación conforme a su edad. Se debe eliminar el mito de que la ceguera es una discapacidad que vuelve casi inútil a quién la padece y eso sólo se logra trabajando con los familiares”.
Respecto a la tecnología, el profesor José Luis Tam, asegura que: “Ahora más que nunca, la tecnología es una herramienta necesaria para todos, y los ciegos no se pueden quedar atrás. Existen ya programas que permiten a los ciegos y débiles visuales acceder a la información. Hay software parlante que le permite a nuestros alumnos hacer sus tareas en casa como cualquier otro. Aquí en el centro, les damos cursos de mecanografía que les permiten hacer un perfecto uso de las computadoras”.
Por último, la doctora Araujo nos proporciona algunos consejos que ayudan en la inserción de los ciegos y los débiles visuales a las actividades cotidianas: “Es muy importante que los ciegos noten nuestra presencia, por lo que hay que hablarles de frente para que sepan en donde estamos ubicados. También debemos olvidarnos del lenguaje corporal. Todo se debe “decir con palabras”, nuestros gestos y movimientos. Si se le ayuda a alguna persona con este tipo de discapacidad, es muy importante ofrecerle nuestro brazo y no tomar el suyo. Es vital no molestarse si algún ciego rechaza nuestra ayuda ya que esto podría hacer que se aleje cada vez más y más de las relaciones interpersonales. Lo importante es que se sienta en confianza y que note que para nosotros él es una persona, como cualquier otra”.
Datos de la Organización Mundial de la Salud señalan que el 80% de los casos de discapacidad visual son prevenibles o curables. Algunos países ya están tomando medidas mucho más serias para controlar la ceguera y sus programas se enfocan mayormente en la prevención; además, se han incorporado paulatinamente los servicios de oftalmología en los sistemas de atención primaria y secundaria de los servicios de salud. Estas son acciones que sirven como punta de lanza para lograr que la integración de los ciegos y los débiles visuales sea una realidad en el futuro.