Nadie dijo que criar a un adolescente fuera fácil y educarlo es un reto aún mayor. Los padres están asumiendo mucha de la responsabilidad escolar y hay que admitir que las cosas son distintas a como solían ser. ¿Cómo se supone que los padres sepan manejar la carga de tareas sin alguna guía?
Tomemos por ejemplo el estudio. Si es usted padre de un alumno que forcejea o se resiste, es probable que haya escuchado que más de uno le sugiera: “Sólo necesita estudiar más”. La mayoría de los chicos creen que esto significa llenar una guía de estudio o releer un capítulo. Pero muchos no aprenden leyendo o escribiendo. Sus fortalezas residen en el campo de lo visual, kinestésico, musical o social. ¿Cómo, entonces, vamos a ayudar a nuestros hijos a desarrollar sus habilidades de estudio?
La tarea no tiene por qué desalentar. De hecho, puede ser sencilla y efectiva.
Para comenzar
Averigüe cuándo serán los exámenes. Use el sitio web de la escuela, correo electrónico, planeadores, etc., para ayudar a su hijo a determinar con precisión una forma efectiva de poner los exámenes en el calendario.
Establezca una meta. Determine con su hijo cuántos días de estudio necesita. Fije la meta con base en dos sesiones por día que duren 7 minutos si va en primero de secundaria, 8 si está en segundo y hasta 12 si va en tercero de prepa.
Determine el material de estudio. Notas, guías de estudio, hojas de trabajo o cuestionarios del capítulo o unidad son buenas opciones. Los libros de texto son fácilmente accesibles, aunque el material de estudio a partir de ellos puede ser difícil de identificar.
Preguntas y respuestas. Haga que el chico formule sus propias preguntas y respuestas. Si él está dispuesto, usted puede participar y hacer las preguntas. Si agota el material antes de que concluya el tiempo, comience de nuevo.
Repita antes de acostarse. Reserve un tiempo igual para repetir el ejercicio completo antes de ir a la cama. Si hacemos cuentas, un alumno de tercero de secundaria estudiará 18 minutos cada día, sumando 90 minutos en cinco días, sin apenas notarlo.
Estrategias de estudio paso a paso
Pero, ¿es la estrategia de pregunta-respuesta la mejor forma de estudiar? No hay un método que funcione para todos, ya que cada niño tiene un conjunto diferente de fortalezas y preferencias cuando se trata de internalizar la información. Aquí proponemos otras formas de emplear el tiempo de estudio:
- Tarjetas de aprendizaje. Convierta las preguntas y respuestas en usando ambas caras de de las tarjetas y haga que el chico las responda. El simple acto de darles la vuelta y apilarlas en “Dominadas” y “Por dominar” podría ser suficiente para mantener en movimiento a un niño activo. A algunos les motiva tomar el tiempo.
- Categorías. Use las tarjetas para organizar la información en categorías; colóquelas en algún orden, o agrúpelas en pares. La idea es organizarlas de modo diferente cada vez a fin de que el estudiante puede hacer en su cerebro más de una conexión con la información.
- Combinación de palabras. A quienes les gusta el lenguaje no tienen problemas para crear oraciones con el vocabulario. Si el examen está cargado de vocabulario, comienmce por escribir o enunciar las oraciones incluyendo una palabra en cada oración, para luego incorporar dos, después tres, etc.
- Letras de canciones. A un adolescente con inclimnación musical o rítmica, pídale que tome la letra de su cancón favorita y la reescriba incluyendo tanta de la información requerida como pueda. Esto puede tomar varias sesiones, pero una vez hecho, podrá cantarla una y otra vez.
- Notas en imágenes. Si el adolescente es más del tipo visual, haga que dibuje imágenes de sus notas sobre tarjetas, papel o pizarrón y que luego las describa.
- Argumentación. Muchpos adolescentes tienen habilidades sociales. Si es el caso del suyo, haga que repase las tarjetas de aprendizaje o la guía de estudio y explique cada aspecto con tanto detalle como pueda sin leer la información impresa.
- Paseo de imágenes. Haga que use las imágenes del libro de texto, texto en línea, hojas de trabajo o notas, para explicar la información ya sea en forma oral o escrita, según lo prefiera.
- Uso de nemotecnia. Haga que cree rimas o dichos que le ayuden a recordar la información. Crear acrónimos u oraciones con las primeras letras de las palabras puede también ser divertido para auqllos que les gusta jugar con el lenguaje.
- Visualización oral. Lea una parte de las notas u hoja de trabajo y haga que el estudiante describa en forma visual lo que le viene a la mente.
- Charla en perspectiva. Hable o escriba acerca del material, pretendiendo ser alguien o algo distinto.
- Carta al superhéroe. Si el adolescente tiene habilidad con las palabras, haga que escriba una carta a un superhéroe que explique el material y el porqué esa información debería ser importante.
En última instancia, el estudio se presenta en muy diversas formas y resulta importante ayudar al adolescente a descubrir que es lo que le va a funcionar. Cualesquiera que sean sus fortalezas o su nivel de confort, comience por ahí. Hágalo breve, sencillo e indoloro. Y observe lo que sucede cuando el estudiar se vuelve una rutina familiar, y cuando los estudiantes ven el fruto de sus esfuerzos.
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El artículo original de Heather Lambert puede leerse aquí. Traducción UNOiNews.
Todos sabemos que las calificaciones de los estudiantes en lectura y otras pruebas influyen en su capacidad de éxito posterior; por ejemplo, entrar a la universidad o asegurarse un buen empleo. Pero, ¿qué pasaría si habilidades como compartir, resolver problemas o colaborar tuvieran un efecto categórico a largo plazo sobre esos mismos resultados?
La importancia de las competencias sociales
Un estudio reciente reveló un vínculo directo entre las habilidades sociales y emocionales de los niños y su éxito en un amplio rango de indicadores de salud, sociales y económicos.
Los investigadores reunieron 20 años de datos en un seguimiento a 753 niños desde el kínder hasta sus años veintes, para determinar si las “competencias sociales” en el kínder podían predecir cómo les iría a esos niños al llegar a la edad adulta. Encontraron que las competencias sociales tempranas fueron una forma consistente y significativa de predecir resultados en educación, empleo, criminalidad, consumo de sustancias y salud mental.
De hecho, por cada punto de incremento en la calificación de competencias sociales del infante, sus posibilidades de obtener un título universitario se duplicaban; las de obtener el diploma de bachillerato aumentaban en 54 por ciento; y, en 46 por ciento las de tener un trabajo de tiempo completo al alcanzar la edad adulta.
Por el contrario, la disminución de un punto en competencias sociales se asoció a una probabilidad mayor en 67 por ciento de ser arrestado en sus primeros años de adulto y, 64 por ciento más alta antes de llegar a esa edad.
En otras palabras, entre mayor disparidad en habilidades sociales, mas grande la brecha en los resultados como adulto –los niños que calificaron “bien” en competencias sociales tuvieron cuatro veces más posibilidades de tener un título universitario que los chicos en la parte más baja del espectro.
Estos hallazgos confirman lo que investigaciones cada vez mayores nos dicen sobre la importancia de invertir –y mantener esa inversión– en las competencias sociales de los niños. También nos dicen qué tanto está en juego cuando nuestros niños carecen de los fundamentos sociales y emocionales necesarios para un saludable inicio en la vida.
El desarrollo de la aptitud académica y social
La buena noticia es que las habilidades sociales pueden aprenderse. El New Teacher Center ha desarrollado herramientas y estrategias para ayudar a los maestros a poner en práctica esa intención al promover el aprendizaje académico.
Utilice estas seis sencillas estrategias para desarrollar la aptitud social y académica del niño:
- Ayúdeles a conocerse a sí mismos
Incluso los niños pequeños pueden practicar la autoconsciencia. Las rutinas de aula como el “círculo matinal” o “conexiones y reflexiones” ofrecen un ambiente seguro en el que los alumnos aprenden a nombrar sus sentimientos e identificar sus fortalezas y retos.
- Haga que se pongan en los zapatos de otros
La habilidad social decisiva de ver desde la perspectiva del otro, sustenta el éxito académico junto con las competencias sociales. A estudiantes de todas las edades les encanta practicarlo –a través de juegos, cambio de roles o debates.
- Enséñeles a dar y pedir retroalimentación
Ser receptivo a la retroalimentación útil prepara a los niños para el aprendizaje de por vida. Aun los más jóvenes pueden ver ejemplos de excelencia y descubrir cómo mejorar su propio trabajo.
- Practique la escucha
Todos aprendemos más cuando escuchamos bien. ¿Nos estamos saliendo del tema?, ¿adelantando conclusiones?, ¿interrumpiendo o desechando ideas que no compartimos? Los jóvenes piensan con más profundidad y se comunican con mayor claridad cuando de manera explícita les enseñamos, practicamos y evaluamos habilidades de escucha. Otra ganancia es que los maestros que escuchan saben más sobre sus alumnos.
- Enséñeles a colaborar
Quienes comienzan temprano a trabajar con otros, usarán esas habilidades a lo largo de su trabajo académico y su vida personal. Cuando de manera regular modelamos, practicamos y evaluamos la colaboración, los niños aprenden a compartir el micrófono, a hacer planes con otros, a asumir un papel y, a alcanzar soluciones juntos.
- Trate los errores como oportunidades
En los viejos tiempos, la perfección se llevaba los elogios. La neurociencia nos ha demostrado que aprendemos más al arriesgarnos al error. Los maestros pueden inculcar temprano esta mentalidad convirtiendo cada error en una oportunidad. Este hábito desarrolla aprendices curiosos, creativos y motivados, que crecerán y contribuirán, sin importar lo que les depare el futuro.
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El artículo completo, escrito por Jennifer Ng’andu en colaboración con Olga Acosta y Wendy Baron, puede leerse aquí. Traducción UNOiNews.
por Dra.Lori Desautels
Cuando se nos presentan nuevos materiales, estándares y temas complicados, necesitamos estar concentrados y en calma al abordar nuestras tareas. Para impactar de manera positiva nuestros estados emocionales y aprender, podemos usar los descansos cerebrales y las prácticas de atención concentrada. Ambas actividades reconcentran nuestros circuitos neuronales mediante prácticas, ya sean estimulantes o calmantes, que generan un aumento de actividad en la corteza prefrontal, que es donde tiene lugar la resolución de problemas y el control emocional.
Descansos cerebrales
Un descanso cerebral es un breve periodo en el que modificamos la aburrida rutina de información entrante que llega a través de caminos predecibles, tediosos y bien tejidos. Nuestro cerebro está alambrado para la novedad, ya que ponemos atención a todos y cada uno de los estímulos en nuestro entorno que percibimos amenazadores o fuera de lo ordinario. Ésta ha sido siempre una ventaja maravillosa porque nuestra supervivencia como especie depende de este aspecto del desarrollo cerebral.
Cuando nos tomamos un descanso cerebral, se refresca nuestro pensamiento y nos ayuda a descubrir otra solución a un problema o ver una situación desde una óptica diferente. Considere probar lo siguiente con sus alumnos:
- Bolsa de chácharas
Siempre llevo conmigo una bolsa de objetos caseros que contiene marcadores, papel para notas y todo lo que uno encontraría en un cajón de chácharas –por ejemplo, un abrelatas o un par de agujetas. Saque un objeto de la bolsa y pida a los alumnos que imagine dos formas en las que el objeto podría reinventarse para otros usos. Las respuestas pueden ser escritas o dibujadas. Una vez escrita o dibujada la invención, los alumnos pueden circular por aula durante un minuto comparando y compartiendo.
- Historia garabateada
Dibuje una línea garabateada sobre una hoja blanca, pizarrón o tableta. Dé a los alumnos un minuto para que dibujen, con su mano contraria, para convertir la línea en una imagen o diseño de su elección.
- Lados opuestos
El movimiento es decisivo para el aprendizaje. Haga que sus alumnos se pongan de pie y guiñen el ojo derecho al tiempo que chasquean los dedos de su mano izquierda. También los alumnos pueden colocarse de frente entre sí y dar un golpe con el pie derecho, dos con el izquierdo y tres con el derecho, ganando velocidad al alternar el golpeteo con su pareja.
- Alfabeto simbólico
Reciten el alfabeto empleando nombres de objetos en lugar de las letras.
- Otros lenguajes
Enseñe el lenguaje de señas o invente un lenguaje hablado. En parejas, los alumnos alternan turnos hablando o interpretando por 30 segundos este nuevo lenguaje.
- Matemática mental
De un conjunto de tres instrucciones para contar en secuencia a una pareja por 30 segundos. Por ejemplo, contar de dos en dos hasta 20, luego de tres en tres hasta 50 y, por último de siete en siete hasta 80. Cambien de rol y dé al compañero un nuevo conjunto de números para contar.
- Imágenes invisibles
Haga que un estudiante dibuje en el aire mientras su compañero adivina qué es. Puede asignarles categorías como comida, lugares u otras formas para acotar la adivinanza.
- Iniciadores de cuentos
Un alumno o el maestro comienzan un cuento, ya sea en forma individual o con un compañero. Después, los demás completan la historia con un final absurdo.
Practicas de atención concentrada
Una práctica de atención concentrada es un ejercicio cerebral para calmar los miles de pensamientos que nos frustran y distraen cada día. Cuando la mente está en calma y concentrada, podemos estar presentes con un sonido, visión o sabor específicos. En forma repetida, las investigaciones muestran que calmar nuestras mentes enciende nuestro sistema nervioso parasimpático, reduciendo el ritmo cardiaco y la presión sanguínea al tiempo que mejora nuestras estrategias para hacer frente y manejar en forma efectiva los retos cotidianos que se nos presentan. Nuestros pensamientos mejoran y nuestras emociones comienzan a regularse de modo que podemos abordar una experiencia con opciones variables.
Para las siguientes prácticas, la meta es comenzar con un tiempo de 60 a 90 segundos y progresar hasta llegar a cinco minutos:
- Respiración
Use la respiración como punto de concentración. Haga que los alumnos pongan una mano cerca de la nariz (sin tocarla) y la otra sobre su vientre. Al aspirar, haga que sientan cómo su vientre se expande. Al exhalar, pueden sentir el aire tibio tocar su mano. Los alumnos se concentrarán en su respiración durante solo un minuto. Hágales saber que está bien si en ocasiones pensamientos no invitados acuden a la mente. Dígales que exhalen lejos ese pensamiento.
- Colores
Visualice colores mientras se concentra en la respiración. Inhale un verde profundo y exhale un gris ahumado. Haga que los alumnos imaginen los colores como en un remolino y con vida en cada inhalación. Si alguno está invirtiendo la intensidad desde un momento de enojo, el rojo es un buen color para exhalar.
- Movimiento
Para niños más pequeños, pídales que se pongan de pie y que, al inhalar, levanten un brazo o pierna y lo muevan, exhalándolo de regreso a su posición original. En los grados de los más chicos que inician estas prácticas de atención concentrada, es también bueno incluir una inhalación y exhalación con cualquier tipo de movimiento.
- Respiración profunda
Inhalamos contando hasta cuatro, retenemos otros cuatro y exhalamos lentamente durante cuatro más. Una vez que los alumnos descubren el ritmo del ejercicio, es posible aumentar la retención por unos pocos segundos más.
- Respiración energizante
Jadeamos como un perro con nuestra boca abierta y la lengua de fuera por 30 segundos, siguiendo otros 30 con la boca cerrada mientras tomamos cortas respiraciones con una mano en el vientre. Por lo regular tomamos tres respiraciones de jadeo energizante por segundo. Después de un minuto completo, los alumnos regresan a cuatro inhalaciones y exhalaciones normales profundas.
- Sonido
Utilizar sonido es una forma poderosa para conseguir una respuesta de calma. En las tres aulas donde enseño, usamos palos de lluvia, campanas, carrillones y música. Hay muchos sitios web que ofrecen música para concentración, relajación y visualización. Éste es uno de ellos.
- Arriba y abajo
Mientras la respiración entra y sale por nuestra nariz, podemos acostarnos en el suelo y colocar un objeto sobre el estómago, mejorando nuestra concentración al observar nuestro vientre subir y bajar.
Cuando nos concentramos y prestamos atención a nuestros pensamientos, sentimientos y elecciones, tenemos una oportunidad mucho mayor de cambiar aquellos pensamientos y sentimientos que no nos están siendo de utilidad en la vida y en la escuela. Cuando captamos esta conciencia, ¡vemos y sentimos la diferencia!
Y usted, ¿cómo estimula o calma a sus alumnos?
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El artículo original puede leerse aquí. Traducción: UnoiNews.
Llevar a la práctica la metodología de UNOi implica retos, pero también satisfacciones para aquellos que quieren educar a sus alumnos de manera que su aprendizaje trascienda a lo meramente académico y les aporte herramientas para la vida. Compartimos aquí la perspectiva del profesor Abundis, docente del Centro Educativo Surval de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
“En lo personal, me siento afortunado de haber experimentado la transición de un sistema educativo, en el cual fui educado, a trabajar como docente en un sistema a la vanguardia de la tecnología y modelos de aprendizajes significativos…Mi nombre es Andrés Abundis González, soy Licenciado en Ciencias de la Educación y Humanidades con especialidad en Historia, tengo 6 años de ejercer la docencia y comencé mi labor en el Colegio Surval. Primero en el nivel medio superior, después en secundaria y primaria. Actualmente soy titular de Español, Historia, Formación Cívica y Ética. Trabajo con sistema UNO hace tres años.
El modelo didáctico que propone sistema UNOi ofrece cuatro momentos para significar el aprendizaje: 1. Individual. 2. Grupal. 3. Puesta en común. 4. Evaluación y planificación. El momento individual se distingue por identificar la pregunta esencial o pertinente del tema o investigación a desarrollar, es importante para que de manera personal los alumnos generen hipótesis. En el momento grupal los alumnos expresan sus ideas y resultados para dar pie a una plenaria. En la puesta en común los chicos defienden y argumentan sus posturas del tema desarrollado. Y por último, se evalúa. En esta sección la intervención del maestro es imprescindible porque es el encargado de evaluar, validar y establecer relaciones entre las distintas posturas de los alumnos.
La Interacción Constructiva ha modificado en mi trabajo la manera en la que los chicos abordan y comprenden los temas; logro percibir que antes de esta implementación había alumnos que no alcanzaban la comprensión, que su participación era poca o nula y que al cierre de clase se daba por comprendido un tema que en ocasiones no lograba su objetivo. La interacción obliga de manera positiva a formar personas participativas y a ejercer argumentos y crítica.
Otra herramienta que ha venido a reforzar las características profundamente humanas de los estudiantes, es el manejo de Habilidades Emocionales. Si bien el humanismo es piedra angular en el colegio para identificar las cualidades de cada persona, el manejo de las habilidades emocionales vino a reforzar la sensibilidad y apego a los valores.
Uno de los complementos de sistema UNO que en lo personal me costó trabajo implementar fue el uso de iPads. Su manejo no es ningún problema ya que son dispositivos intuitivos, pero mi conflicto fue encontrar el espacio donde la tablet remplazara la parte práctica y la comprensión que yo como maestro brindaba. Me di cuenta que el uso del iPad no tenía que ser obligado y complejo. Actualmente su uso en el aula me facilita la interacción entre los estudiantes y la evidencia de trabajo.
En general, Sistema UNOi me ha ayudado a romper esquemas sobre la manera en que se comprende un tema, sobre si es necesaria en todo momento la intervención del maestro, sobre lo que tradicionalmente era bueno o malo. Hoy confío plenamente en que mi labor es interventora, en que los chicos son capaces de descubrir y crear, y sobre todo que cada uno tiene fortalezas y cualidades únicas”.
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Sólo me restaría decir que la presencia de un historiador de carrera, como es el LIc. Abundis, formado entre los mejores historiadores de la época, casi todos profesores del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y del Colegio de México, vino a darle solidez, en el colegio, al conocimiento y uso de la historia; tan necesaria en toda sociedad. Porque más allá del relato ameno que es importante para captar la atención de los estudiantes, la historia desarrolla la comprensión, la reflexión, el análisis. Nos lleva a establecer comparaciones entre lo que fuimos y lo que somos y contribuye a establecer mejores formas de relación, habilidades indispensables en la formación del pensamiento crítico. Y es ésta una de las grandes ventajas que se obtienen al tenerlos como profesor, y puedo decir que a partir de su llegada la historia en la escuela dejó de ser aburrida, una asignatura de relleno. Confío también en que provengan de él las pautas que la historia de la transformación educativa del aquí y del ahora en Surval y Latinoamérica, requiere y que llegado el momento, será contada con todo rigor, por él o por alguno de sus estudiantes. Carmen Campos.
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Cuando la temperatura desciende, las enfermedades respiratorias aumentan. Es por ello que debemos estar preparados tanto en materia de abrigo, como en el fortalecimiento del sistema inmunológico, además de evitar circunstancias propicias de contagio. Los niños y los adultos mayores representan el grupo de mayor riesgo, por lo que deberemos procurarles cuidados adicionales.
Aquí algunas recomendaciones:
- Abrigarse y evitar los cambios bruscos de temperatura. Es importante cubrir nariz y boca para no respirar el aire frío.
- Evitar, en lo posible, acudir a sitios concurridos para prevenir contagios.
- Lavarse las manos con agua y jabón con frecuencia, particularmente al llegar a casa y después de saludar a personas enfermas.
- Consumir alimentos ricos en vitaminas A y C, como limón, naranja, lima, mandarina, guayaba y zanahoria, así como las verduras de hoja verde oscura.
- Evitar el humo del cigarro.
- Ventilar la casa para renovar el aire.
- Procurar una temperatura ambiente en casa entre dieciocho y veinte grados centígrados, y evitar la entrada de corrientes de aire.
- Consumir abundante agua o jugos vegetales para mantener una buena humedad de tu cuerpo y evitar que las fosas nasales se resequen.
- Acudir al médico ante la presencia de síntomas y evitar la automedicación.
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por Miguel Mier
“No hay tiempo, tan breve es la vida para dimes y diretes, disculpas, resentimientos y rendiciones de cuentas. Sólo hay tiempo para amar y tenemos poco tiempo hasta para eso.” Mark Twain.
¿Qué es lo que nos hace ser felices? ¿Qué es lo que nos mantiene sanos? ¿Qué es lo que nos hará llegar a una vida adulta de manera plena?
Robert Waldinger es Doctorado en Psiquiatría por la Escuela de Medicina de Harvard, Psicoanalista, sacerdote Zen y dirige la Escuela de Desarrollo de Adultos de la misma Universidad de Harvard. Waldinger dirige uno de los estudios más particulares que existen en la historia de la investigación académica en el mundo. El estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard consiste en un proyecto único que ha mantenido su línea de investigación por 75 años, por lo tanto sus resultados son bien fundamentados. Normalmente las investigaciones sociales no pasan de los 10 años de información (por diversas razones); la de Harvard ha logrado analizar al menos 3 generaciones consecutivas. El estudio empieza con 724 sujetos de análisis en 1938, de los cuales aún viven 60 y se han incorporado al proyecto las esposas, hijos, nietos y bisnietos de las personas originales. El propósito del estudio es analizar aquellos factores que llevan al ser humano a vivir una vida sana, plena y sobretodo feliz. En diciembre de 2015 Robert Waldinger expuso los resultados de estos 75 años de investigación académica.
Desde su origen (antes de la segunda guerra mundial) el estudio fue diseñado para analizar dos grupos objetivo: Uno eran estudiantes de carrera de Harvard y otro eran muchachos de familias humildes de los suburbios de Boston. Las conclusiones del estudio aplican igual para los muchachos ricos de Harvard y para los adolescentes de niveles de educación baja de Massachusetts. Aplican para los Baby Boomers del siglo pasado y para la Generación Z de hoy.
Cuando Waldinger le pregunta hoy a sus estudiantes millennials lo que esperan lograr en la vida para ser felices el 80% le responde dinero y el 50% le responde fama. El estudio de Harvard concluye que ni el dinero ni la fama dan una vida sana, plena y mucho menos feliz.
Si lo que muchos esperan (el dinero y la fama) no son factores que llevan a una vida feliz entonces la pregunta del siglo es: ¿Cuál es la clave de la felicidad? Y la respuesta es muy simple: tener relaciones humanas saludables y constructivas.
De acuerdo a éste estudio la soledad es la condición que en el tiempo provoca la mayor cantidad de enfermedades físicas y psicológicas. Es importante aclarar que se puede estar solo aún rodeado de amigos y se puede estar solo en un matrimonio (o familia) disfuncional. De hecho Waldinger aclara que en su estudio las personas que decidieron permanecer en matrimonios conflictivos y poco afectivos mostraron efectos dañinos aún peores que el de la soledad. Tener muchos amigos (y en el mundo de hoy muchos en Facebook) no califica para tener relaciones humanas saludables y constructivas.
Las personas que vivieron más años, con salud, más felices no eran aquellas personas que tenían mejores niveles de alimentación, ni las que hacían más ejercicio, ni las que trabajaron más duro, ni las que tenían más fama o fortuna. Las personas que mostraron las vidas más plenas, saludables y felices son aquellas que dedicaron muchos años de su vida y mucho esfuerzo a construir relaciones profundas, de confianza a prueba de crisis, relaciones positivas, de amor, de respeto y de crecimiento personal. Es estudio habla mucho de las parejas por que la pareja es fundamental para construir estas relaciones funcionales. Muchas parejas felices mostraban conflictos y fricciones, pero lo que hacía a las parejas sólidas en el largo plazo, era el sentido de pertenencia empatía y apoyo en los momentos de crisis. Las personas que encontraron y construyeron relaciones de pareja, de familia y de amigos capaces de superar los grandes retos de la vida son las personas que vivieron las vidas más felices.
Si la respuesta a un estudio tan profundo y de tanto tiempo parece tan obvia ¿por qué no es posible ver a todo el mundo en esa situación de felicidad y salud? Porque no es fácil desarrollar relaciones humanas saludables y constructivas. Implica tiempo, implica esfuerzo, implica trabajo, implica inteligencia, implica tener grandes virtudes humanas como la generosidad, el perdón, la paciencia y el amor.
En las primeras semanas del año todos hacemos grandes propósitos para vivir un año mejor y a la postre una vida mejor. Muchas personas buscan hacer ejercicio, bajar de peso, ahorrar más, trabajar más, estudiar más. Todos son muy buenos propósitos y ojalá que todos logremos hacer más ejercicio, comer mejor, ahorrar más y aprender más. Pero si realmente queremos construir una vida feliz en el largo plazo nos tenemos que enfocar en nuestras relaciones personales. Si queremos tener una relación de pareja para la vejez la tenemos que buscar, cuidar y nutrir hoy y todos los días. Si buscamos tener familias unidas tenemos que dedicar el tiempo y la atención para crear esos lazos a prueba de crisis. Si queremos tener un grupo de amigos positivo que nos ayuden a sortear los retos de la vida los tenemos que fomentar constantemente y no dejarlos para los momentos de crisis. Un gran consejo para el 2016 es menos tiempo de pantalla (en el formato que sea) y más tiempo cara a cara.
Ojalá que hayan aprovechado estas fiestas para pasar tiempo de calidad y construir relaciones de largo plazo con sus parejas, familia y amigos; si no hagan planes durante el año. Espero que el 2016 llegue a sus vidas con salud y que se cumplan todos sus deseos. Espero que la sencilla lección que se desprende de 75 años de estudio en una de las Universidades más prestigiadas del mundo nos ayude a pensar si estamos construyendo las relaciones de largo plazo que nos harán vivir vidas más saludables y felices. Si no lo estamos haciendo estamos a tiempo de cambiar nuestros propósitos por aquellos que serán un regalo de vida: desarrollar relaciones humanas más saludables y constructivas.
¡Feliz 2016!
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- Cuando estés en el trabajo, trabaja. Cuando estés con tus hijos, hazles caso.
En este mundo donde todos trabajamos, es un gran reto encontrar el tiempo de convivir en una manera significativa con los hijos. ¿Cómo hacer que cuenten más los momentos que pasen juntos?
En primer lugar es necesario organizarse y dejar un espacio en la agenda para dedicarlo a los hijos. No tiene que ser mucho, pero sí verdadero, comprometido y constante. El tiempo que se comparta con ellos debe ser para ellos, sin distracciones como celular, televisor o computadora, de manera que sepan que tienen tu atención. Si valoras y respetas esos momentos, ellos aprenderán a hacer lo mismo con tu tiempo.
Las actividades pueden ser tan variadas como leer juntos, ir al cine o cocinar un platillo especial. Juega con sus juguetes, explora sus intereses, inventen historias. Dibujar, pintar, actuar o declamar una poesía son medios excelentes para hacer que afloren sus propias expresiones. Una simple caminata por el parque es una forma propicia para que la conversación fluya con un nivel de intimidad que podría sorprenderte. La familia reunida alrededor de la mesa es una excelente oportunidad para que cada uno comparta detalles de su día. Escuchar con atención es fundamental.
El tiempo aprovechado de esta manera es invaluable, genera unidad en la familia y la confianza de saber que siempre contarán contigo sin importar las circunstancias.
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Una buena relación entre padres e hijos consiste en respeto, comprensión, confianza y preocupación.
Podemos construir una buena relación con nuestros hijos adolescentes pasando más tiempo juntos, cumpliendo promesas, bromeando y valorando sus esfuerzos y puntos fuertes.
Los adolescentes que tienen una buena relación con sus padres tienen menos probabilidades de correr riesgos.
Criar hijos adolescentes conlleva satisfacciones y desafíos. A medida que nuestros hijos crecen, adquieren una gran independencia. Eso es una parte normal y natural del crecimiento. Pero aunque esta independencia aumente, debemos mantener nuestra relación con ellos tan íntima como cuando eran pequeños. Todavía necesitan que los amemos, que los orientemos y que nos divirtamos con ellos. Además, podemos sentir mucha satisfacción y felicidad a través de nuestra relación con ellos.
Existen muchas razones por las cuales una buena relación entre padres e hijos es importante para mantener a los niños sanos y seguros. Las investigaciones muestran que cuando tenemos una relación íntima con los adolescentes, existen menos probabilidades de tengan problemas en la escuela o con situaciones que involucren sexo, drogas, alcohol y tabaco.
Si mantienen una relación sólida con nosotros, los adolescentes tienden a aceptar nuestra supervisión, adoptar nuestros valores e ideales y seguir nuestras reglas, incluso cuando no estamos presentes.
Los expertos coinciden en que las siguientes cualidades son las más importantes de una buena relación:
- Respeto mutuo
- Comprensión de los sentimientos del otro
- Ser capaces de sentir confianza en el otro
- Sentir preocupación por el bienestar del otro
- Conocimiento del otro: lo que le gusta, lo que desea, lo que le agrada y lo que le desagrada
En una buena relación, los adolescentes muestran respeto, tienen en cuenta nuestros sentimientos, confían en nosotros, se preocupan por nosotros y se interesan por nuestra vida. Por supuesto, todas las relaciones deben ser recíprocas. Por lo tanto, en una buena relación entre padres e hijos, también debemos mostrar respeto por los adolescentes, tener en cuenta sus sentimientos, confiar en ellos, preocuparnos por su bienestar e interesarnos en su vida.
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Fuente: plannedparenthood.org
Es un lugar común en estas fiestas escuchar que la Navidad es de los niños y, con esto en mente, queramos volcar todo nuestro afecto y amor a los pequeños, lo que no necesariamente debe traducirse en regalos costosos.
Con los regalos hay que darles un gusto, una alegría, pero no precisamente todo lo que pidan. Sin distinción de la condición social, muchos. en esta euforia de regalar se exceden del presupuesto y, el aguinaldo –los que lo reciben–, se evapora en un santiamén y hay que recurrir a créditos que tarde o temprano nos pasan factura.
No se trata de “darle lo que yo no tuve”, o que tengan “lo mismo que reciben los demás”. Cada quién puede encontrar la forma de regalar algo sin que ese algo sea ostentoso o caro, la única condición es darlo sinceramente de corazón.
Si se obsequian juguetes, éstos deben ser seguros y adecuados a la edad y personalidad del niño. Los juguetes educativos son una buena opción, pero el niño deberá tener algún interés en él. Los juguetes sencillos pueden ser una buena fuente para desarrollar la imaginación y la fantasía.
A la hora de elegir hay también que dejar atrás los atavismos de género que señalaban que los carritos y las herramientas son para los niños y las muñecas y las planchas para las niñas.
Con todos habrá que dedicar tiempo para jugar con ellos y, si lo requieren, enseñarles cómo funcionan sus juguetes. Por último, si reciben juguetes en exceso, es probable que la ilusión se diluya y caigan en el aburrimiento. En este caso, conviene guardar algunos para que meses después aparezcan de nuevo con positivo efecto.
Sin duda, lo mejor de estas fiestas es la posibilidad de estar reunidos en familia y demostrarnos todo ese amor que nos tenemos y que a veces, el resto del año no se manifiesta con la misma intensidad. Y, ¿por qué no?, si es posible, compartir algo con aquellos que son menos afortunados que nosotros.
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Al llegar a la adolescencia, los hijos descubren que son individuos dentro de una sociedad y comienzan a participar de los acontecimientos que surgen a su alrededor, es consciente de que sus actos o palabras causan efectos.
Poco a poco los padres van dejando de ser el centro de su universo, en el cual ahora hay más cosas que para él o ella son importantes: los amigos, chicas o chicos, grupos, etc. Las relaciones sociales cobran relevancia. Todo esto debe ir encontrando su sitio y los padres pueden ayudar a que tenga orden.
Los sentimientos positivos en la adolescencia son fundamentales ya que debido a sus cambios físicos y hormonales, el adolescente puede tener altibajos que afecten su estabilidad emocional.
Que a nuestro hijo adolescente le guste escuchar la música a todas horas, que disfrute de comer o bailar, que practique un deporte, que se divierta con amigos, son acciones que hacen que segregue esta hormona “de la felicidad”: las endorfinas.
El deporte es fundamental en la adolescencia para un buen equilibrio mental. Durante el deporte se segregan endorfinas, hormonas que afectan al bienestar y proporcionan esa sensación de felicidad, además de que contribuye a su desarrollo físico.
Las siguientes son algunas ideas que los padres pueden poner en práctica para allanar el camino de sus hijos en esta etapa de la vida:
- Respeta su cansancio, no es apatía, es cansancio real fruto de su desarrollo mental y físico. Si le dejas descansar, verás que luego está más contento y receptivo.
- Disfruta de lo que le hace disfrutar, comparte sus emociones.
- Si tienes 3 adolescentes quizás los 3 escuchen música diferente, y cada cuarto sea una pequeña discoteca. Vívelo como algo sano y natural, la música les hace sentir bien y eso es importante.
- De vez en cuando, hazles su comida favorita; verás cómo lo agradecen.
- Comparte con ellos una comida al día como mínimo, es una gran oportunidad de diálogo.
- La adolescencia es la etapa comienzan a manejar con responsabilidad sus espacios de libertad. Por lo tanto ve soltando cuerda poco a poco. Eso no significa que no haya normas; al contrario, debe haberlas y tienen que respetarlas.
- Su grupo de amigos ahora es lo más importante. Con quién va, cómo son, que hacen… Debes averiguarlo. Lo ratos de descanso, por ejemplo la sobremesa, son momentos propicios para hablar sobre sus amigos.
- No hay que descuidar el tema de los estudios. Puede ser que haya periodos en que baje su rendimiento escolar; sin embargo, a pesar de sus múltiples actividades y todo lo que le rodea, son años en los que sus aprendizajes son cada vez más importantes para su futuro. Si fuera necesario, se le podría apoyar con un refuerzo puntual en la asignatura que más le cuesta.
- Por último, aunque los tiempos han cambiado, vale la pena que los padres recuerden su propia adolescencia para lograr una empatía con sus hijos adolescentes.
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