Opinión UNOi - UNOi Internacional - Page 10
Necesito ayuda
Foto: © eltoro69/depositphotos.com

Foto: © eltoro69/depositphotos.com

por Dionisia Pappatheodorou

“La imaginación es más importante
que el conocimiento

Albert Einstein.

Ante la perspectiva de un mundo sumamente sofisticado y heterogéneo, la idea de creatividad resulta imprescindible. Que nuestros jóvenes sean capaces de hacer cosas nuevas, diferentes, y adaptarse a las múltiples situaciones que se presentan en un entorno en constante cambio, es ahora mucho más importante que tiempo atrás. La información generada en el mundo en la actualidad se duplica a velocidades cada vez más inauditas, y el avance de las nuevas tecnologías hace prácticamente imposible mantener control sobre los progresos y la información. Esto hace indispensable que modifiquemos también nuestro enfoque educativo: procesar grandes cantidades de información de lo más diversa, y encontrar formas nuevas de aplicarla para la solución de problemas y situaciones de la vida cotidiana, son ahora habilidades mucho más valiosas que la simple repetición y acumulación de conocimientos.

La primera opción nos ofrece la posibilidad de generar nuevas alternativas y conocimientos a partir de prácticas y reflexiones… hablamos de ciclos de aprendizaje y de desarrollo sustentable; mientras que la segunda, nos coloca en una posición estática, sin grandes posibilidades de éxito en un mundo en extremo cambiante. Una gran diferencia entre ambas elecciones radica en la flexibilidad y la capacidad creativa. Vista desde esta óptica, la creatividad puede ofrecernos un poco de certidumbre ante lo desconocido: si somos capaces de crear diversas opciones y generar una serie de alternativas, es más fácil encontrar salidas y menos factible que nos sintamos atrapados. Mejor aún: en muchas ocasiones el simple hecho de creer en nosotros mismos, de sentir que podemos lograr algo, lo vuelve asequible y hacemos que realmente suceda. Lo convertimos en una especie de profecía auto cumplida… pero sucede igual a la inversa, y el miedo nos paraliza, eso es innegable. Si tenemos miedo de no lograr, de fracasar y no tener éxito, entonces dejamos de crear; y si no estamos dispuestos a equivocarnos, tampoco estamos dispuestos a crear y probar cosas nuevas.

La tolerancia ante los errores es prerrequisito para ser flexibles y creativos, y los niños lo son naturalmente porque no poseen miedo a equivocarse, ni a ser juzgados. No hay inhibiciones. Este miedo es aprendido y nuestra cultura y educación tradicionalista generalmente lo impulsa porque nos basamos en lo correcto, y en la competencia en el sentido de rivalidad. Los errores son poco tolerados y generalizamos las acciones, estas toman con frecuencia el lugar de la persona: decimos “eres…” en lugar de “actúas…”  las acciones son sencillamente modificables, las personas no.

La escritora norteamericana Elizabeth M. Gilbert, explica que existe una estrecha relación entre el sentido de responsabilidad generalizada: “si fallo, soy un fracaso” y la tolerancia al error; y una forma de sobreponernos consiste en recurrir a algo externo, como lo hacían los antiguos griegos y romanos. Ellos  atribuían la capacidad creativa a seres divinos, mitológicos: musas, genios… lo cual implica que la responsabilidad de equivocarnos es también compartida y somos parcialmente culpables de lo que salga mal, el resto recae sobre el ser inspirador.

Por infantil que parezca, esta idea puede funcionar, y lo cierto es que la creatividad es algo que debe nutrirse de manera continua. Para ello existen métodos, y entre los más comunes está la lluvia de ideas, que consiste en seleccionar un concepto o tema central, y dar rienda suelta a la imaginación. La finalidad es registrar cada una de las ideas que nos vengan a la mente, por extrañas o irrelevantes que sean; no importa si tienen sentido o no, lo importante es dejar fluir la imaginación y la información de nuestro subconsciente. Un poco de música puede resultar sumamente estimulante y productiva en esta etapa, y cada una de las ideas liberadas constituyen alternativas.  La siguiente fase consiste en analizarlas, organizarlas por categorías y encontrar conexiones prácticas, volverlas útiles.

Mantener una variedad de opciones es una de las maneras con las que mejor podemos adaptarnos a las numerosas y desconocidas situaciones futuras. Según el genio Albert Einstein “el secreto de la creatividad esta en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas… ¿Qué es un hombre sin sueños?” cuestiona. Definitivamente, los límites están dentro de nuestra mente, y liberar nuestro potencial creativo puede llevarnos a generar también grandes logros.

________________________________

 

 Pablo Doberti - PSurf 2

Resistencias, obstáculos, justificaciones sustentan, entre otras motivaciones, la permanencia del modelo escolar como lo conocemos. Así lo señala en su columna Pablo Doberti, quien asegura que debido a que  “es fácil repetir y dificilísimo proponer”, la escuela se apoltrona en el conservadurismo negándose a dar el paso hacia la transformación, tan  evidentemente necesaria.

El texto puede leerse en: http://pijamasurf.com/2014/06/el-inversor-la-otra-escuela/

Foto: © eltoro69/depositphotos.com

Foto: © eltoro69/depositphotos.com

por Dionisia Pappatheodorou

“La vida es aquello que te va sucediendo
mientras te empeñas en hacer otros planes

John Lennon

Hace unos cuantos días, recibí de una buena amiga de la infancia, la noticia de que pronto “seríamos abuelas”. Con una parte de la noticia, no tuve conflicto alguno: el surgimiento de una nueva vida es siempre motivo de alegría, y por supuesto que después de la felicitación, los comentarios fueron cambiando de rumbo y las bromas surgieron más que espontáneamente hasta el punto en que ella inclusive llegó a referirse de sí misma como “la abuela ye-ye”. Aunque realmente disfruté que compartiéramos ese momento importante de su vida, definitivamente hubo también otra parte de la plática que me puso a pensar, situándome ante algo que no tenía contemplado –o al menos no hasta ese momento: la posibilidad de ser abuela y entrar en esta nueva etapa de la vida.

Asumo que como consecuencia de lo anterior, unos días más tarde en plática de sobremesa familiar, nos encontrábamos mis hijos y yo recordando experiencias de la infancia. Llegamos a mencionar la rapidez con la que pasa la vida, y haciendo un recuento de diferentes eventos vividos, caímos en cuenta y no dejaron de sorprendernos los cambios tan radicales en las circunstancias y la forma de vida actual, en contraste con la de unas cuantas décadas atrás. Pero independientemente de ello, nos hallamos reflexionando sobre lo diferente de cada periodo de vida y la forma en la que nuestras necesidades y gustos van cambiando con el paso de una etapa a la siguiente.

¿Qué hace que lleguemos a estar satisfechos y a sentirnos plenos y felices al final de nuestras vidas? Al respecto existen muchísimas teorías, pero en esta ocasión quiero compartir un poco de la teoría del desarrollo humano de Erickson, por considerarla tanto práctica como valiosa en este sentido. Desde su perspectiva, la vida puede dividirse en ocho etapas sucesivas que abarcan desde el nacimiento hasta la muerte. Bajo condiciones normales, estas etapas seguirán un curso predecible, sin embargo, en el desarrollo influyen también diversos factores individuales, sociales y culturales que configuran las características de cada persona a lo largo de su vida.

La existencia de cada etapa tiene una razón de ser y cumple una función en la vida, cubriendo una necesidad existencial. Cada una se funde gradualmente en la etapa siguiente y genera una crisis, que se supera al satisfacer la necesidad en cuestión. Si esta se ve satisfecha, se desarrolla como resultado una cualidad vital de adaptación, que proporciona las herramientas para transitar por la siguiente etapa y superarla. Cuando la cualidad de la etapa no logra consolidarse, el resultado es un vacío interior que requiere ser satisfecho como requisito indispensable para superar la tarea de la siguiente etapa, y así sucesivamente. Por ejemplo:

La primera etapa de desarrollo abarca del nacimiento hasta aproximadamente los dos años de edad. Durante esta etapa, en la que el niño es totalmente dependiente de la madre, es tiempo de desarrollar una “confianza básica” en el medio: el mundo debe ser percibido por el pequeño como un lugar seguro y cálido. Si esto se logra satisfactoriamente en este tiempo, se generará en él una actitud de confianza, seguridad y optimismo con respecto a su vida, será un niño abierto, espontáneo y alegre. Si no lo consigue y siente que el mundo es peligroso, su actitud será, por el contrario, de desconfianza, desesperanza o pesimismo; se mostrará reservado, nervioso y quizá hasta agresivo. Resulta lógico ¿no es así?    

Las cualidades y carencias de las ocho etapas son las siguientes: confianza vs. Desconfianza, desesperanza y pesimismo; autonomía vs. Vergüenza, duda e inseguridad en sí mismo; iniciativa vs. Culpa, desamparo y falta de sentido de finalidad; competencia (capacidad) vs. Sentido de inferioridad o incompetencia; identidad vs. Indecisión, confusión de modelos o roles;  intimidad vs. Aislamiento; productividad vs. Estancamiento; integridad vs. Desesperación.

Aunque cada persona es distinta,  conocer las etapas puede ayudarnos a identificar en dónde estamos situados o atorados, qué crisis hemos superado o quizá no logramos resolver, y cuál virtud o cualidad nos falta desarrollar o trabajar. Esto nos ofrece la posibilidad de transitar por la vida en armonía, disfrutar de cada periodo con lo que somos, y –en su momento–, llegar a la última etapa de vida satisfechos con lo que hicimos, en plenitud y en paz.

_____________________________________________

Dionisia cepLa autora es licenciada en docencia de Inglés y máster en administración de instituciones educativas, se ha desempeñado en el ámbito educativo por más de 25 años, en áreas de docencia, desarrollo académico y curricular, y coordinación IB. Ha trabajado como consultora independiente y organizado conferencias de formación para padres con la participación de diversas instituciones educativas, y como columnista en un periódico local, tiene un especial interés por generar aprendizaje organizacional en las instituciones educativas y actualmente es Consultora académica de UNO Internacional para la región de Sinaloa.

Pablo Doberti - PSurf 2

Un poco en continuación de su columna anterior, esta semana Pablo Doberti lleva la retrospectiva de los recuerdos escolares a un grupo de adultos involucrados con la educación: Las respuestas, alejadas de lo anecdótico, revelaron percepciones no particularmente académicas sino más bien en el terreno de la realización personal, que el modelo que unos y otros vivieron no satisfizo enteramente.

A estos educadores reunidos en el marco de imaginar una escuela nueva, la reflexión les quedó de tarea.

La columna puede leerse en: http://pijamasurf.com/2014/05/el-inversor-un-simple-ejercicio/

Foto: © eltoro69 7 depositphotos.com

Foto: © eltoro69/depositphotos.com

por Dionisia Pappatheodorou

“La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal,
sino por las que se sientan a ver lo que pasa.”

Albert Einstein

Cuando pienso en la actual situación de inseguridad y violencia, me surge una misma duda: será que las cosas están ahora mucho peor que hace algunos años, o sólo se han eliminado restricciones y la tecnología ha hecho ahora posible que nos enteremos de mucho más, sin que exista la posibilidad de cubrir o controlar la información? Sin dejar de ver que ambos aspectos aplican y que los problemas no atendidos crecen como bolas de nieve, e irremediablemente se complican, nuestra realidad actual –me parece- tiene mucho que ver con lo segundo, con la imposibilidad de controlar la información sin importar el lugar del planeta en el que acontece.

También es cierto que vivimos en un mundo cada vez más complejo, pero complejo no es lo mismo que complicado. Algo complicado comprende a una serie de elementos individuales, cada uno de los cuales posee funciones y formas distintas que se conectan de manera secuencial para lograr un resultado concreto. Una maquina puede ser una buena metáfora para describir algo complicado. Cada elemento tiene un papel preciso dentro de la maquinaria; cada tornillo, cada engrane y tuerca tienen una función distinta, cada pieza embona con la siguiente de manera lineal. Si un tornillo o engrane falla, desestabilizará a la pieza siguiente ocasionando fallas consecutivas, y toda la maquinaria terminará por dejar de funcionar tarde o temprano, dependiendo de la función y/o importancia de la pieza que falle.

Lo complejo posee algunas diferencias y similitudes. Algo complejo comprende a una gran cantidad de elementos similares interdependientes uno de otro, pero independientes entre sí. La interdependencia constituye su característica distintiva. Los sistemas vivos proporcionan una buena metáfora para describir la complejidad. Un sistema complejo se compone de muchas partes similares, que vistas desde una óptica individual –al igual que la maquinaria- presentan patrones de comportamiento distintos. Sin embargo, desde un enfoque global, es decir, visualizando el conjunto de partes como un todo, resulta posible observar patrones de comportamiento globalmente coherente en su interacción, pero estos patrones permanecen invisibles si los observamos de forma individual. No es posible entender el comportamiento de un sistema complejo, fraccionándolo en partes. Resulta necesario verlo completo, como unidad, ya que el comportamiento global del sistema no puede deducirse a partir de las reglas de comportamiento individual. Como escribió Aristóteles: el todo es mayor que la suma de las partes.

De acuerdo con Nicolas Perony, el comportamiento sistémico es caótico en un inicio, no sigue un patrón ni un orden definido. Cada elemento sigue una dirección propia e impredecible, acciona sin tomar en cuenta al resto y con base en sus propias necesidades y/o intereses …a menos que exista un elemento común que ayude a unificar y organizar a los distintos elementos hacia un fin común. Se requiere de un hilo conductor. Para que un sistema se organice y funcione de manera armónica y no caótica, requiere de un centro de atención, algo que sea necesario o del interés de todos. Es solo a partir de entonces que logra desempeñarse a su máximo potencial. Esto aplica a todos los niveles del sistema: individuo, comunidad, etc., y con ello aludo a otra propiedad de los sistemas: el holograma. Cada elemento del sistema se replica a si mismo a escalas superiores.

Si trasladamos estas ideas al sistema escolar, podemos visualizar claramente ambas propiedades. A menos que como escuela hagamos el esfuerzo de construirnos una visión compartida, que entusiasme y sea aceptada por todos sus miembros, resulta poco probable que logremos comprometernos y hacer nuestro mejor esfuerzo para lograr un fin común. Cada elemento -para el caso- cada alumno, cada maestro, cada director y padre de familia forman parte del sistema, y es prácticamente imposible lograr avances significativos en conjunto sin un hilo conductor que posibilite la organización de ideas y acciones individuales. Sin una visión claramente definida, conocida y aceptada por todos, resulta poco probable obtener algún logro. Todo parte de este punto… cómo podríamos comprometernos con algo con lo que no estamos de acuerdo o que simplemente no conocemos?

De igual forma, lo que sucede en un nivel del sistema se replica de manera muy similar en todos. Siguiendo con la analogía escolar, es posible afirmar que la forma en la que se llevan a cabo las cosas en el nivel directivo y en casa, se reproduce entre maestros y entre alumnos dentro del aula. De tal forma que si la dirección y los padres de familia ejercemos un liderazgo de servicio, escuchamos y acompañamos a aquellos de quienes estamos a cargo, y nos ocupamos de aprender a comunicarnos asertivamente, ellos harán lo mismo en su momento y lo mas probable es que se instale en la escuela una cultura de servicio y se genere un ambiente seguro para el aprendizaje. Resulta indudable que quienes formamos parte del sistema escolar nos influimos y aprendemos unos de otros y tenemos una fuerte influencia en nuestro entorno. De ahí que si deseamos que las cosas mejoren, necesitamos construirlas juntos…comencemos por ponernos de acuerdo sobre lo que queremos lograr y responsabilicémonos por cumplir con nuestra parte. Colaboremos activamente en la construcción de un mejor mundo.

______________________________

Dionisia cepLa autora es licenciada en docencia de Inglés y máster en administración de instituciones educativas, se ha desempeñado en el ámbito educativo por más de 25 años, en áreas de docencia, desarrollo académico y curricular, y coordinación IB. Ha trabajado como consultora independiente y organizado conferencias de formación para padres con la participación de diversas instituciones educativas, y como columnista en un periódico local, tiene un especial interés por generar aprendizaje organizacional en las instituciones educativas y actualmente es Consultora académica de UNO Internacional para la región de Sinaloa.

 

 

 

 

Foto: © eltoro69 7 depositphotos.com

Foto: © eltoro69 /depositphotos.com

Por Dionisia Pappatheodrou

“El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro,
empieza a vivir más sencillamente por fuera.”

Ernest Hemingway

La manera en que afrontamos la vida está determinada por nuestra filosofía o sistema de creencias, producto de una mezcla entre lo heredado y nuestras vivencias, fuertemente influenciadas por nuestra cultura, educación y valores. Origen de grandes dificultades, nuestras diferencias filosóficas son también fuente de gran riqueza y oportunidades, nos complementan y ofrecen variadas alternativas para resolver situaciones. Darnos el tiempo de abrirnos a nuevos enfoques y conocer otras culturas es sumamente beneficioso, hoy más que nunca. Cada cultura posee rasgos únicos que le confieren un carácter singular. La cultura oriental, por ejemplo, posee una filosofía de las relaciones y del trabajo totalmente distinta de la nuestra, y ha probado ser sumamente exitosa en aspectos muy concretos, de los cuales podemos siempre aprender si extraemos lo que para nosotros pueda resultar beneficioso.

La educación en oriente coloca ciertos valores por encima de la instrucción. Su modelo de percepción y su enfoque van frecuentemente dirigidos hacia el interior de la persona y se utilizan parábolas, alegorías y aforismos: métodos de enseñanza simbólicos para abordar a este tipo de conocimientos. A través de relatos, el educador incursiona en la mente del pequeño, enseñándole a buscar en su interior y establecer conexiones paralelas: se trata de ayudarle a encontrar el hilo conductor, el mensaje escondido en el relato para conectarlo con la propia experiencia mediante reflexión. Comparto una de estas historias:

Un rey envió a su hijo al templo a estudiar con el Gran Maestro, quien le enseñaría las bases para ser un buen gobernante. Cuando el príncipe llegó al templo, el Maestro lo envió sólo al bosque con la consigna de describir a su regreso todos sus sonidos. Después de un tiempo, el príncipe regresó y el Maestro le pidió que describiera lo que había podido escuchar.

«Maestro», replicó el príncipe, «he podido escuchar el canto de los búhos y los grillos, el susurro de las hojas, el vuelo de los insectos, el toque del pasto, el zumbido de las abejas y el murmullo del viento». Al concluir su relato, el maestro le pidió que regresara nuevamente al bosque a escuchar más allá de lo que ya había escuchado. El príncipe estaba desconcertado.

Día y noche, el joven príncipe permaneció sentado en el bosque, escuchando, pero no percibió sonidos distintos a los que antes había oído. Entonces, una mañana, cuando estaba sentado en silencio bajo los árboles, empezó a discernir ligeros sonidos diferentes de aquellos ya escuchados. Agudizó su oído y los sonidos comenzaron a ser más claros. En ese momento tuvo una sensación de lucidez que lo envolvía. “Estos deben ser los sonidos que el maestro quería que yo escuchara», reflexionó.

Cuando el príncipe regresó al templo, el maestro le preguntó qué más había escuchado. «Maestro», respondió el príncipe reverentemente, «cuando escuché más de cerca, escuché lo no escuchado: el sonido de las flores cuando abren, del sol calentando la tierra, y el sonido del pasto cuando prueba el rocío de la mañana».

El maestro aprobó entonces con la cabeza: «Escuchar lo no escuchado,» remarcó, «es una disciplina necesaria para ser un buen gobernante. Sólo cuando un gobernante ha aprendido a escuchar con atención el corazón de las personas, los sentimientos no comunicados, el dolor no expresado, y las demandas no habladas, puede él esperar inspirar confianza en su gente, entender cuando algo está mal, y comprender las verdaderas necesidades de sus ciudadanos. La caída de los gobiernos sobreviene cuando los líderes sólo escuchan palabras superficiales y no penetran profundamente en el alma de las personas para escuchar sus verdaderas opiniones, sentimientos y deseos».

Me parece que ante un mundo cada vez más revolucionado y sobre-estimulado, difícilmente encontramos fuerza y tiempo para voltear hacia nuestro interior, para reflexionar y encontrarnos. Generalmente nos centramos en lo inmediato, lo superficial, lo obvio… y lo externo.  Somos poco empáticos y nos extraviamos en pequeñeces perdiendo de vista lo verdaderamente valioso e importante. Pensamos en lo que vemos, y poco nos detenemos a pensar en todo lo que “no vemos.” Con demasiada frecuencia, eso que no vemos ni escuchamos llega a ser mucho más trascendental.

________________________________

Dionisia cepLa autora es licenciada en docencia de Inglés y máster en administración de instituciones educativas, se ha desempeñado en el ámbito educativo por más de 25 años, en áreas de docencia, desarrollo académico y curricular, y coordinación IB. Ha trabajado como consultora independiente y organizado conferencias de formación para padres con la participación de diversas instituciones educativas, y como columnista en un periódico local, tiene un especial interés por generar aprendizaje organizacional en las instituciones educativas y actualmente es Consultora académica de UNO Internacional para la región de Sinaloa.

 

Pablo Doberti - PSurf 2

Un recorrido por sus recuerdos de su escolaridad básica es el que comparte Pablo Doberti en su columna de esta semana. En ellos hay casi de todo, salvo lo estrictamente académico; de esto, el autor no conserva nada.

Aunque califica al periodo en su conjunto como que valió la pena, la escuela en sí no le significó nada digno de recordar.

La columna puede leerse en: http://pijamasurf.com/2014/05/el-inversor-recuerdos-juveniles/

 

Fredy Vota - En los caminos

Más que asesores, hacedores…

El taller se inició en el tiempo previsto. Los maestros estaban listos, yo también. Tenía pensado tres momentos. Diagnóstico; Momento de asumir responsabilidades; y, Plan de trabajo. Inicié el diagnóstico yendo de lo general a lo particular. Contexto y texto. Tengo la costumbre de dar marco a lo que ocurre. Hablé sobre la crisis de los sistemas educativos  latinoamericanos en general y en particular del país.

Mostré los indicadores que daban cuenta de la situación alarmante: Exámenes Pisa, Unesco, índice de alumnos que repiten el año escolar, índice de abandono. Traduje estos índices mostrando lo que significa en cuanto impacto social. Un país con bajos resultados educativos, tiene hipotecado su futuro y condena a la próxima generación al fracaso cultural, económico y político. Se tarda aproximadamente 10 años en revertir estos indicadores, lo que significa una situación alarmante para los países de la región.

Hasta este momento mis diagnósticos, casi desesperados, fueron seguidos con atención y asentimiento por el auditorio. Diría que había una aceptación pasiva. Todos éramos conscientes del deterioro del sistema educativo y de la imperante necesidad de cambiar las cosas.

Luego di algunos datos del colegio. Índice de alumnos que no aprueban materias, que se cambian a otros colegios y una estadística que había tomado ad hoc donde medía, por un lado, si los alumnos venían contentos al colegio, y por otro si consideraban que lo que les enseñaban era útil. A la primera pregunta el 55% de los alumnos dijeron que no y otro 58% también respondieron de forma negativa a la segunda.

Percibí en ese momento que las caras de asentimiento mutaron. Fueron pasando de la incomodidad a una mezcla de enojo y de activación de todos los mecanismos de defensa.

Claro que, como eran docentes con mucha educación, no me agredieron pero me empezaron a mirar con desconfianza. La primera reacción del auditorio fue decir que a los jóvenes no les interesa nada, luego el foco de la acusación pasó a  los padres, que no los acompañan y muchas veces se ponen del lado de sus hijos justificándolos.

También cayó en la volteada el método de encuesta que había elegido, y la pertinencia de decirlo en una capacitación. Pasamos por culpar a la Secretaría de Educación, Supervisión, la escuela, los dueños y por supuesto UNOi con toda su orquesta (Coach, un desastre; plataforma que no jala; los talleres como este, y como todos, que no sirven para nada).

Luego de una media hora de quejas y cuando creí que podía insertar un bocado sin ser devorado crudo, dije: “En todo tienen razón, todas esas razones nos llevaron a estar en el lugar donde estamos. ¿Estamos dispuestos a dejar nuestras razones de lado y hacer algo? Creo que el colegio está como está, porque nunca podemos pasar del diagnóstico a la fase siguiente. Y no quiero buscar culpables, quisiera con ustedes, en conjunto hacernos responsables del espacio vital que nos toca, con sus límites y posibilidades”.

Dejemos lo que nos innvoliza de lado (claramente los diagnósticos que vuelcan la culpa por fuera de nosotros nos paralizan), y pongamos el acento en lo que podemos hacer. Para mí hay que tomar consciencia que “hay que hacer” y esto implica abandonar algunas posiciones cómodas.

El país está lleno de asesores (Los que no pasan de contarnos donde está la falta). Se necesitan hacedores (Los que hacen, a pesar de la falta, con lo que tienen). Construyamos juntos un plan para mejorar estos datos.

¿Qué podemos hacer para que nuestros alumnos vuelvan más contentos a clase, que sientan que lo que pasa allí es importante para ellos, que se vuelvan a entusiasmar con el saber y tener éxito en sus aprendizajes?

Empezaron a trabajar por grupos, hicieron un largo listado de actividades, les pusieron fechas y mecanismos para evaluar su impacto y eficacia. Sus caras al final de aquella capacitación fueron otras, pasaron de la aceptación pasiva, a la angustia, luego al enojo y del enojo al empoderamiento.

Fue un año excelente de trabajo. Cada docente se responsabilizó de sus resultados y dieron lo mejor de sí buscando el cambio. Al año siguiente hicimos la misma encuesta, los índices de la escuela fueron 100% mejores. Aunque debo confesar, con dolor, que los del país quedaron intactos, o con una leve mejoría en algunas áreas.

¿No será tiempo de hacerse cada uno responsable de cambiar el lugar que le toca?

__________________________________

Foto: © Wavebreakmedia/depositphotos.com

Foto: © Wavebreakmedia/depositphotos.com

por Leonardo Kourchenko

En México tenemos los maestros que tenemos, los que son, los que han sido manipulados y utilizados como materia de negociación política, sindical y electoral.

Tenemos maestros que se niegan y rehúsan a ser capacitados, evaluados, impulsados a ser mejores y más preparados.

Tenemos maestros “aviadores” que cobran pero no acuden al centro escolar, que realizan actividades de proselitismo político distinto a su naturaleza educativa. Que trabajan para organizaciones, partidos, empresas separadas de la auténtica labor docente.

Tenemos maestros grillos, microempresarios que lucran con la tiendita de la escuela (“cooperativa”), con los uniformes, con las “cuotas especiales” que por ley están prohibidas en la educación pública.

 Pero también tenemos de los otros, de los verdaderos, de los auténticos, de los que están frente a grupo por pasión, aunque la paga sea poca y el director –a veces–, un impostor.

Hay maestros que disfrutan con contagiosa vocación su trabajo educativo, formativo, como guía, tutor y orientador. Hay maestros que se entregan con absoluta convicción de que su trabajo docente, su planeación pedagógica, su curso y su taller digital, de competencias y de muchos avances tiene sentido, cobra relevancia, les da herramientas para ser mejores, más actualizados, más en sintonía con estos tiempos cambiantes que lo transforman todo día a día.

Hay maestros felices, que se llenan los ojos y el corazón cuando conectan con sus alumnos y se convierten en EDUCADORES totales.

Esos maestros existen, los conozco, los he visto y hablado con ellos, los he visitado en muchos estados de la República.

Tú querido maestro ¿a qué grupo perteneces? ¿qué tipo de maestro eres? ¿de cuáles quieres ser? A ti, ¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO!

__________________________

Pablo Doberti - PSurf 2

En su columna de esta semana, Pablo Doberti se vale de una encuesta de índole financiera para cuestionar la forma en que se procura la adquisición de conocimiento desde la escuela.

Tres sencillas preguntas que gran parte de los encuestados no pudo responder en forma adecuada ponen en evidencia –de acuerdo al análisis del autor– que hace falta algo más para que los educandos hagan suyos los conceptos que hoy se vierten en las aulas.

El artículo puede leerse en: http://pijamasurf.com/2014/05/el-inversor-educacion-financiera/

_________________________________