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a Encuentro Coaches Oct 2103 096 Taller Lexium

El pasado martes, durante el encuentro nacional de coaches de UNO Internacional, la directora académica de Lexium, Laura Elizondo, impartió un taller con miras a la próxima entrega a los colegios de los resultados del Diagnóstico de Perfil y Potencial de Aprendizaje (DPPA) que se liberarán hacia la última semana de octubre a los directores, quienes para su interpretación y aprovechamiento contarán con el acompañamiento de los coaches.

El DPPA ofrece a los colegios herramientas sumamente confiables y objetivas para entender cómo están sus alumnos en sus procesos intelectuales, emocionales, metacognitivos y de lectura, así como el perfil de sus maestros. A partir de esta información, los colegios pueden tomar decisiones, analizar, comprender, investigar, planear.

Como un adelanto de lo que en términos generales revelan estos diagnósticos, UnoNews preguntó a Laura Elizondo ¿Cómo se aprecia en los resultados del DPPA la contribución de UNOi a mejorar el desempeño de los colegios?

Aquí lo que nos respondió:

Encuentro Coaches Oct 2103 094 Laura Elizondo cegA fines de octubre estaremos liberando los terceros resultados para los colegios fundadores. Ya tenemos resultados que les llamamos comparativos; hay colegios que tienen tres años de resultados; otros, dos y para otros son los primeros.
 
Lo que se puede ver son enriquecimientos; la significación se da a través de todo lo que se ve en el aula. Hemos visto que los alumnos han aumentado su nivel de compromiso en habilidades de inteligencia emocional, sus niveles de asertividad y liderazgo. En las habilidades intelectuales, la clasificación es una habilidad que se ha visto muy mejorada; otras que ya estaban altas y que se han desarrollado más son el vocabulario, el vocabulario de matemáticas, el seguimiento de instrucciones –en este aún nos falta un poco–, el razonamiento lógico está altísimo; en habilidades lectoras, las palabras leídas por minuto se han desarrollado muchísimo; ya tenemos más, en cada grado escolar se ve más avance en los alumnos. Y, en la parte de preferencias de aprendizaje, hemos visto que cada vez más la tendencia es a que los alumnos tengan una preferencia a trabajar en equipo y estén disminuyendo su preferencia para trabajar a nivel individual. En el taller con los coaches analizamos cómo hacer para que sin que se lastime la preferencia de equipo, podamos también enfocarnos a que los alumnos quieran trabajar con ellos mismos de manera más individual. Y una de las grandes preferencias que también se ha visto que se ha enriquecido es la kinestésica, es decir, que quieran aprender haciendo cosas; más que estar sentados, escuchando, quieren aprender haciendo.
 
Estos son algunos de los resultados que se están liberando y que nos muestran las estadísticas nacionales. Con cada institución tendríamos que ahondar y cada una va a poder ver sus comparaciones. La invitación es que una vez liberados, los colegios revisen sus resultados que estarán en la plataforma a un clic de distancia.

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Para conocer más de Lexium y sus herramientas recomendamos: 12/ago/2013. Lexium: evaluar para crecer.

 

bespeller Lista regional

A partir de este miércoles la lista de palabras de la etapa regional del Be a Speller Contest 2013-2014 está disponible para su descarga en:

http://www.uno-internacional.com/web/bespeller13.html

En la misma página, los colegios podrán consultar la invitación –abierta para todos los colegios que llevan el sistema de UNO Internacional–, así como las reglas de la etapa interna que ya está en marcha.

Sobre la que nos depara el concurso de este año, UnoNews conversó con el coach Dan Gutiérrez, que junto con Mariela Boone está a cargo de la organización del concurso.

Encuentro Coaches Oct 2103 049 Dan Gtz cegDan explicó que en la etapa interna lo que se busca es que cada colegio determine a su representante para la fase regional que será el que resulte vencedor entre los ganadores de 5º y 6º  grados. En esta primera etapa la lista de palabras la decide cada colegio y participan también alumnos de primero a cuarto grados solamente a nivel interno sin que vayan al regional. UNOi proporcionará las medallas para premiar a los tres primeros lugares.

Para este año la invitación está dirigida a todos los colegios que llevan las tres modalidades del programa BE: Bilingüe, Bicultural y Beyond.

La fase regional, que tendrá lugar las dos primeras semanas de noviembre, se hará en 20 ciudades de la república. A cada una acudirán  alrededor de 20 niños, ganadores de la etapa interna en sus colegios. Los coaches de UNOi fungirán como jueces y las fechas y sedes se darán a conocer en su oportunidad.

Respecto a la lista de palabras a utilizar, Dan comentó que  son palabras nuevas, que se utilizan en la vida cotidiana, quizá no muy complicadas pero sí con alguna dificultad como letras que se repiten. Adelantó que tanto en esta etapa como en la final, habrá una lista de palabras sorpresa que no se harán llegar a los colegios.

La final nacional está prevista para febrero de 2014 en la ciudad de México y el número de palabras, entre la lista oficial y la lista sorpresa, sumarán cerca de mil. Esta decisión nos dijo Dan se tomó principalmente para evitar que el concurso se prolongue indefinidamente y recordó lo sucedido en la final del año pasado, en la que luego de incontables rondas la gran mayoría de los participantes no había fallado su turno.

Po último, Dan Gutiérrez invitó a las escuelas a descargar la lista para la fase regional y a los alumnos a prepararse para hacer un gran papel.

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 oratoria 2013 01 wp

El lunes y martes pasados, el Instituto Bilingüe Interamericano México celebró en sus dos planteles de Ecatepec, en el estado de México, la segunda edición del Concurso de Oratoria al que se convocó en cada caso a más de 600 alumnos de primaria.

oratoria 2013 02Con la presencia de autoridades del Instituto, padres de familia y un jurado externo –para garantizar la imparcialidad del fallo– una veintena de finalistas de los distintos grados en cada plantel expusieron los temas que ellos mismos eligieron y que se relacionan con aspectos de su entorno que despertaron su interés; entre otros: el uso y manejo del agua, las especies en peligro de extinción, el bullying, la tecnología desde distintos ángulos, la paz, la amistad y los descubrimientos científicos.  

Ante el aplomo demostrado por los chicos en cada categoría, el jurado enfrentó una difícil selección de los ganadores para lo cual evaluaron aspectos como: contenido del discurso y su estructura, dicción y fluidez, elocuencia, sensibilidad, dominio del público y del escenario.

IBIME Oratoria - Jurado Sandra VázquezInvitada como jurado, Sandra Vázquez, directora del programa SÉ Competente de UNO Internacional, comentó que “Fue una actividad muy rica en el desarrollo de habilidades emocionales. Los estudiantes usan su autoconocimiento para dominar su voz y expresar de manera sana y productiva sus emociones”.

Explicó Sandra que  en la preparación de los alumnos para este evento participan padres y maestros La automotivación, dijo, se pone de manifiesto al permitir que los alumnos elijan el tema. En todos los participantes vimos que el manejo de emociones y de autodominio de las mismas y del tema, se trabajan gracias al programa SÉ Competente en la institución.

IBIME Oratoria 2013“Como parte del jurado pudimos apreciar como las  expresiones faciales y el dominio del vocabulario generan un fuerte interés y entusiasmo sobre los temas que se presentaron en el concurso”, concluyó.

En reconocimiento al trabajo realizado, se otorgaron constancias de participación a todos los finalistas y se premiaron con medallas a los tres primeros lugares de cada categoría.

La maestra Norma Angélica Romero Ramón, Directora General del Instituto, felicitó a los alumnos y destacó el desempeño y participación por encima de los premios. “Saber hablar es siempre una puerta abierta”, concluyó.

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Los videos de ambos concursos pueden verse en:

http://www.youtube.com/watch?v=e5dGUNyMoRE&feature=c4-overview&list=UUQA1uRZmxCggnBLEDmyUhLg

http://www.ustream.tv/recorded/39648215

 

Logo UTFEl premio Nobel Mario Molina, el juez Baltazar Garzón, la periodista Yoani Sánchez y el filósofo Fernando Savater son cuatro de las personalidades que este miércoles 9 y jueves 10 hablarán en el Universal Thinking Forum, con la intención de estimular en los jóvenes la reflexión sobre el futuro de la humanidad.

El evento que tendrá lugar en Expo Bancomer, en Santa Fe, reúne a 21 ponentes distinguidos en la ciencia, filosofía y humanidades para abordar, en exposiciones de 21 minutos, temas relacionados con libertad, educación, nuevas tecnologías, salud, creatividad, innovación, cambio climático, sostenibilidad, evolución, genética, educación, neurociencia,  religión, ciudades inteligentes, redes sociales y ética.

El formato incluye además sesiones de debate en las que los expositores responderán las preguntas que formulen los asistentes vía Twitter.

Para más información sobre los ponentes y costos visite: http://www.universalthinkingforum.com/home.

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Desde este lunes, más de 40 coaches de UNO Internacional se encuentran concentrados en la Ciudad de México con la finalidad de afinar los detalles del proceso de formación con el que acompañan a los colegios que adoptaron en sus aulas la metodología de UNOi.

A lo largo de los tres días del encuentro se planean actividades, se revisan estrategias y se preparan talleres para fortalecer la implementación del sistema durante el curso del ciclo escolar.

Esta mañana, el grupo de profesionales que encabeza Patricia Zorrilla, Directora Académica de UNOi México, revisó las rubricas de los programas BE y SE en una presentación a cargo de Daphne Macris. Luego de una pausa, Araceli Pastrana habló de la mecánica de las evaluaciones de inglés a través de ETS, las cuales aplican las escuelas los colegios que llevan el programa Beyond. Dan Gutiérrez presentó el Taller de habilidades digitales que los coaches habrán de transmitir a los colegios.

Por la tarde, Jolanta Nitoslawska coordinó el trabajo grupal del Método gráfico Singapur, que comprendió la realización de diversos ejercicios que los coaches realizaron en parejas.

Para cerrar la jornada, Kathy Demerutis y Daphne Macris abordaron el tema del aula heterogénea, en el que además de la identificación de diferencias en el salón de clases se tocó el tema de Estrategias efectivas instruccionales.

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SEP - Portal reforma Educativa

SEP 06/10/2013.  La Secretaría de Educación Pública diseñó el portal www.reformaeducativa.sep.gob.mx en el que se explican con un lenguaje accesible los detalles de la Reforma Constitucional en la materia y de las leyes secundarias respectivas, con el propósito de informar a la opinión pública sobre los beneficios de las mismas.

El menú de contenido del sitio de internet contiene: Reformas, Beneficios, Mitos, Opiniones, Multimedia y Preguntas Frecuentes. En cada apartado se explican los puntos principales de la Reforma Educativa. En particular, en el apartado de Reformas se puede consultar tanto un texto breve, así  como  la Reforma Constitucional y las leyes publicadas en el Diario Oficial de la Federación.

Por medio de infografías se explican los beneficios de las leyes General del Servicio Profesional Docente y del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, así como de las reformas a la Ley General de Educación.

Al portal de la Reforma Educativa también se puede acceder a través de la página de la SEP www.sep.gob.mx.

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Foto: © Dmitri Stalnuhhin/depositphotos.com

Foto: © Dmitri Stalnuhhin/depositphotos.com

Un par de juegos para demostrar habilidades espaciales, matemáticas y de discriminación de residuos; una historieta para prevenir violencia de género; interacción divertida para pequeños; un convertidor de unidades de medida; y, una app creativa para expresar palabras son las propuestas de aplicaciones a revisar esta semana.

PangoPango for Kids: Diversión e interacción en cuatro mundos a explorar. Tomar el tren, hacer una escala en la estación para jugar con el tobogán, buscar un tesoro enterrado en la arena, pasear a través de las estrellas a bordo de un cohete, ensamblar las piezas de un rompecabezas.

$13 / Versión 1.2  / 35 Mb / iOS 4.3 o superior / Español, inglés, portugués

https://itunes.apple.com/mx/app/pango-playground-for-kids/id578951119?mt=8

 

CuádraloCuádralo: Un juego que combinahabilidades espaciales y matemáticas. Consiste en rellenar una cuadrícula con piezas de valores diferentes para alcanzar una suma exacta. La dificultad se gradúa con el tamaño de la cuadrícula que puede ser desde 4×4 hasta 7×7.

Gratis / Versión 1.1  / 33.9 Mb / iOS 5.1 o superior / Español, inglés

https://itunes.apple.com/mx/app/cuadralo-reto-mental-!-tangram/id654806335?mt=8

 

EcorReciclaecoRecicla: En este juego hay que separar la basura en los botes correspondientes según el tipo de residuos que van descendiendo por la pantalla. El tiempo es de un minuto pero puede ajustarse.

Gratis / Versión 1.3  / 35.5 Mb / iOS 4.3 o superior / Español, inglés

https://itunes.apple.com/mx/app/ecorecicla-con-ecocaixa/id525686270?mt=8

 

 

Pillada por tiPillada por ti: Una historietapara adolescentesorientada a la sensibilización contra la violencia de género. Advierte a las chicas que se involucran con muchachos que en principio se muestran agradables para luego tornarse violentos.

Gratis / Versión 1.1  / 133 Mb / iOS 4.0 o superior / Español, inglés

https://itunes.apple.com/mx/app/ecorecicla-con-ecocaixa/id525686270?mt=8

 

Universer Unit converterUniverser Unit converter Pro: Un convertidor deunidades de medida que comprende 55 categorías y más de mil unidades diferentes de los sistemas métrico decimal, inglés, temperaturas y más.

$13 / Versión 2.3  / 1.2 Mb / iOS 4.3 o superior / Inglés

https://itunes.apple.com/mx/app/universer-unit-converter-pro/id458584668?mt=8

 

Word CollageWord Collage: Permitecrearimágenes con combinaciones de palabras con colores, tamaños y orientación diferentes. Incluye 6 diseños, 24 temas y 20 tipos de letra.

$13 / Versión 1.1.1 / 3.3 Mb / iOS 5.0 o superior / Inglés

https://itunes.apple.com/mx/app/word-collage/id527057508?mt=8

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Oscar Malpica, Abril Ramírez, Paty Lugo, Aimee Anguiano y Erik Carrasco en Educación XXI

Hacer cosas de forma diferente, planear, pensar y comprometerse socialmente son algunos aspectos de una iniciativa para transformar el entorno inmediato de estudiantes a partir de proyectos propuestos por ellos mismos.

Este sábado, la emisión de Educación XXI, que se transmite por W-Radio bajo la conducción de Leonardo Kourchenko, abordó el tema con los alumnos que este año ganaron el concurso Diseña el Cambio con un proyecto orientado a proveer alimentos a migrantes de paso por el estado de México.

Para abrir el programa, la maestra Sandra Rivera, directora de la Fundación EducarUno y del programa Diseña el Cambio, explicó por vía telefónica desde Monterrey que la Fundación se creó hace siete años con el fin de mejorar el concepto académico que tenemos y fomentar una educación integral, en particular en escuelas públicas de educación básica en México.

El programa Diseña el cambio está en marcha desde hace 3 años y retoma la iniciativa Design for Change originada en la India, donde a pesar de que la preparación académica es muy buena, los alumnos de 15 y 16 años presentaban dificultades para resolver situaciones de la vida real.

La metodología –continuó Sandra– comprende cuatro fases: Siente, en la que se pa Exxi 20131005 Cambio hace la diferencia 023 PFA cegide a los alumnos que expresen lo que les molesta en su entorno, casa, escuela o comunidad y que quisieran cambiar; Imagina, donde reflexionan sobre cómo pueden solucionar ese problema que detectaron; Haz, que es la etapa de acción, de poner manos a la obra; y, Comparte, donde se da a conocer lo realizado. Señaló que en tres años se han ejecutado 10 mil proyectos por niños y profesores de los 32 estados de la república. Los proyectos se trabajan en grupos de cinco alumnos con un maestro como guía.

En cabina, la maestra Patricia Flores Arellano, que imparte Formación Cívica y Ética en el Instituto Acatitlan, en Tlalnepantla, estado de México, fue quien guió a cinco de sus alumnos de secundaria que propusieron el proyecto de llevar comida a los migrantes que están de paso por Lechería, aprovechando el lunch que los alumnos traían de casa y no consumían. La maestra Flores relató que se manejó como un proyecto social, pidiendo a los alumnos que vieran la problemática de su entorno.

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Sissi Cancino en Educación XXI

Sobre la forma en que esto se articula con los modelos educativos, Sissi Cancino, subdirectora de comunicación de UNO Internacional, destacó la participación de los alumnos en la construcción de su propio aprendizaje, tal como lo promueve UNOi cambiando las dinámicas en el aula. Observó que encontraba mucha afinidad entre el proceso de Interacción Constructiva de UNOi con las etapas de Diseña el cambio. “Nosotros –dijo– ponemos al alumno frente a un problema pertinente, para que sea capaz de echar mano de las herramientas para resolverlo”. El proceso incluye un momento de reflexión, para luego pasar a la acción y consolidar el aprendizaje significativo.

Para la segunda mitad del programa se incorporaron a la cabina los alumnos cuyo proyecto resultó ganador en la última edición de Diseña el cambio. Aimee Anguiano,  Abril Ramírez, Paty Lugo, Oscar Malpica y Erik Carrasco fueron relatando como llevaron a la práctica su idea, comenzando por lo que sus compañeros dejaban de su lunch e involucrando después a toda la comunidad escolar hasta llegar a reunir unas 120 bolsas (sándwiches, fruta, galletas, agua), que entregaron cada lunes en los patios de trenes a lo largo de ocho semanas.

Los muchachos contaron cómo los migrantes, provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua se escondían en los alrededores en espera de “La Bestia” que pasa dos veces por semana. Al principio se acercaban con desconfianza pero después, convencidos de las buenas intenciones, aceptaban los alimentos llenos de agradecimiento.

Nunca los mismos migrantes, los alumnos tuvieron algún intercambio con ellos conociendo parte de los peligros de su travesía y sus necesidades.

De lo aprendido, todos coincidieron en que ahora aprecian mejor lo que tienen en casa, además de la satisfacción de poder ayudar y evitar el desperdicio.

En el terreno pedagógico, Sissi Cancino subrayó la importancia de los valores: “Ellos aprendieron no sólo del valor de la solidaridad y el compartir con terceros, pero también conocieron la situación de los migrantes a través de la realidad, en forma directa. Lo más rescatable es el aprendizaje significativo que les va a acompañar el resto de su vida”.

Por su parte, Sandra Rivera mencionó que más allá del proyecto había en los muchachos un cambio de actitud. Diseñar el cambio –dijo–  busca elevar la autoestima de los alumnos; que se den cuenta de la capacidad que tienen de cambiar lo que se propongan y que tengan una actitud positiva ante la vida. Que tomen acción y se vuelvan personas autosuficientes.

Más información y todos los proyectos se pueden encontrar en: www.disenaelcambio.com. La inscripción para el próximo concurso cierra el viernes 11 de octubre.

Abril Ramírez resumió así la experiencia del proyecto: “Cambió nuestra perspectiva de la vida, porque éramos como que muy inconscientes y ahora nos damos cuenta de las situaciones que existen”.

Para cerrar el programa, se incluyó una cápsula en la que Pablo Doberti habló de No cejar. De ella rescatamos un par de frases que vienen bien con todo lo que aquí se habló:

“Vale la pena insistir hasta que sea hecho”.

“No hacer lo que debo hacer sería injustificable”.

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DMD Unesco

“¡Un llamamiento a la docencia!” es el lema del Día Mundial de los Docentes 2013 (5 de octubre), que la UNESCO celebra conjuntamente con sus asociados, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Internacional de la Educación (IE).

Habida cuenta de que los docentes son la fuerza más enérgica en pro de la equidad, el acceso y la calidad de la enseñanza, un llamamiento a la docencia significa una exhortación en favor de la educación de calidad para todos.

La educación de calidad ofrece esperanza y entraña la promesa de mejores niveles de vida. No hay cimiento más sólido para la paz duradera y el desarrollo sostenible que una educación de calidad, impartida por maestros competentes, estimados, apoyados y motivados.

“Los conocimientos profesionales y las competencias de los docentes constituyen el factor de mayor importancia para la educación de calidad. En este Día Mundial de los Docentes, pedimos que los maestros reciban una sólida capacitación previa y un apoyo y una formación profesional permanentes…”  .  
                                                    Irina Bokova, Directora General de la UNESCO

Porque hay un enorme déficit de maestros profesionales y bien capacitados y apoyados, que son necesarios para alcanzar una enseñanza de más calidad. El reto de la contratación de docentes no radica únicamente en el número de maestros, sino en la oferta de docentes de buena calidad. Con demasiada frecuencia, quienes ejercen el magisterio están escasamente calificados, reciben salarios insuficientes y gozan de poca estima social.

En la Sede de la UNESCO en París, la celebración del Día Mundial de los Docentes de 2013, el 4 de octubre, se centrará cómo afrontar el déficit de maestros, cuáles son las barreras que estorban la mejora de la calidad en la educación y qué función tienen los docentes en la formación de jóvenes conscientes de su condición de ciudadanos del mundo.

A las entidades asociadas a la UNESCO se les exhorta a celebrar eventos en el mundo entero, a fin de que esta efeméride sea un festejo auténticamente internacional.

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Foto: © Ruslan Huzau/depositphotos.com

Foto: © Ruslan Huzau/depositphotos.com

 

Jennifer Kahn*. The NYT Magazine. 11/09/2013. La primavera pasada, James Wade se sentó un día cruzando las piernas sobre el tapete y llamó al orden a sus alumnos de kínder. Wade, larguilucho y de hablar pausado, tiene un carisma apacible que se adapta bien a su rol como maestro de niños pequeños: firme, más que desbordante. Cuando un niño realiza la tarea solicitada, como cerrar la puerta después del receso, el reconocerá el momento murmurando, “Gracias, sweet pea”, con un suave acento tejano.

Al formar un círculo los niños –de cinco años–, Wade les pidió que pensaran en “cualquier acontecimiento en casa, o en la escuela, que sea un problema y que quieran compartir”. Repitió la invitación dos veces, con una voz adormecida, hasta que un pequeño de cara redonda, camisa blanca y chaqueta, levantó la mano. Parpadeando para contener las lágrimas, susurró: “Mi mamá no me quiere”. El problema –dijo– era que jugaba demasiado con el iPhone de su madre. “Me grita todos los días”, agregó, con tono abatido.

Wade dejó pasar un momento y luego se dirigió a la clase y preguntó: «¿Alguno de sus padres, mamá o papá les ha gritado alguna vez?» Cuando la mitad de los niños levantaron la mano, Wade asintió en forma alentadora. «Entonces tal vez podamos ayudar.» Se volvió hacia una niña menuda de camiseta rosada y preguntó qué sentía cuando le gritaban.

“Triste”, dijo la niña, con la mirada baja.

“Y ¿qué hiciste? ¿Qué palabras usaste?”

“Dije: ‘Mami, no me gusta escuchar que me grites’”.

Foto: © Ferenc Jeges Varga/depositphotos.com

Foto: © Ferenc Jeges Varga/depositphotos.com

Wade asintió lentamente y luego miró alrededor. “¿Qué piensan? ¿Suena eso como algo bueno qué decir?” Cuando los niños asintieron vigorosamente, Wade dio una palmada. “Muy bien, vamos a practicar. Jugaremos a que yo era tu mamá”. Colocándolo rápidamente en el centro del círculo, le dio al niño, Reedhom, un osito de juguete para hacer las veces del iPhone. A continuación, comenzó a reprenderlo con fuerte voz. “¡Lalalala!” Gritó Wade, asomándose desde arriba exagerando la parodia de frustración materna. “¿Por qué haces eso, Reedhom? Reedhom, ¿por qué?” En el círculo, los otros niños se mecían complacidos. Uno o dos, impulsivamente comenzaron a arrastrarse en dirección a Reedhom, como para unirse a un juego.

Todavía un poco lloroso, Reedhom comenzó a reír. De repente, Wade levantó un dedo. “Ahora, que hemos hablado de esto,  ¿Qué puede hacer Reedhom?” Recomponiéndose, Reedhom se enderezó. “Mami, no me gusta cuando me gritas”, anunció con firmeza.
“Bien –dijo Wade– y quizás mamá diga: ‘Lo siento, Reedhom. Tenía que ir de prisa a algún lado y me alteré un poco. Lo siento´”.
Reedhom aceptó solemnemente la disculpa –y su rostro se iluminó luego, cuando estrechó la mano de Wade.

El enfoque de Wade –utilizado en toda la escuela Garfield Elementary, en Oakland, California–, es parte de una estrategia conocida como aprendizaje socio-emocional, que se basa en la idea de que las habilidades emocionales son cruciales para el desempeño académico.

Foto: © Denys Prokofyev/depositphotos.com

Foto: © Denys Prokofyev/depositphotos.com

“Algo que ahora sabemos, a partir de docenas de estudios, es que las emociones pueden mejorar o dificultar tu capacidad de aprender”, dijo Marc Brackett –científico e investigador senior en psicología en la Universidad de Yale– en una conferencia ante una multitud de educadores el pasado junio. “Afectan nuestra atención y nuestra memoria. Si estás ansioso o agitado por algo ¿qué tan bien puedes concentrarte en lo que se está enseñando?”.

Alguna vez confinado a un rincón de la teoría de la educación, el aprendizaje socio-emocional (SEL, por sus siglas en inglés), ha ganado fuerza, en parte impulsado por la preocupación sobre la violencia escolar, el bullying y el suicidio adolescente. Pero mientras que los programas de prevención tienden a centrarse en un solo problema, el objetivo del aprendizaje socio-emocional es más ambicioso: inculcar una inteligencia psicológica profunda que ayude a los niños a regular sus emociones.

Para los niños, señala Brackett, la escuela es un caldero emocional: un flujo constante de retos académicos y sociales que pueden generar sentimientos que van desde la soledad hasta la euforia. Durante mucho tiempo, educadores y padres han asumido que la capacidad de un niño para hacer frente a esas tensiones es, o bien innata –una cuestión de temperamento– o bien adquirida “a lo largo del camino”, en el rudo vaivén de la interacción normal. Pero en la práctica, dice Brackett, muchos niños nunca llegan a desarrollar esas habilidades cruciales. “Es como decir que una niña no tiene por qué estudiar inglés, porque lo habla con sus padres en casa”, me comentó Brackett la primavera pasada. “Las habilidades emocionales son las mismos. Un maestro podría decir: ¡Cálmate! –Pero, ¿cómo exactamente te calmas cuando sientes ansiedad? ¿Dónde aprendes las habilidades necesarias para manejar esos sentimientos? “.

Un número creciente de educadores y psicólogos ahora piensan que la respuesta a esa pregunta está en la escuela. En la última década, la fundación Edutopía de George Lucas ha cabildeado a favor de la enseñanza de habilidades sociales y emocionales; el estado de Illinois aprobó una propuesta de ley para hacer parte de los currículos escolares el “aprendizaje social y emocional”. Ahora, miles de escuelas usan alguno de los muchos programas disponibles, incluido el del propio Brackett, que fue aprobado “con base en la evidencia” por la organización no lucrativa con sede en Chicago, Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning. En la actualidad hay en ejecución, en ciudades de todo Estados Unidos, decenas de miles de programas de alfabetización emocional.

La teoría de que los niños necesitan aprender a manejar sus emociones a fin de alcanzar su potencial, surgió a partir de la investigación de un par de profesores de psicología –John Mayer en la Universidad de New Hampshire, y Peter Salovey en Yale. En los años ochenta, Mayer y Salovey se interesaron en las formas en que las emociones comunican información y por qué algunas personas parecen poder aprovechar mejor que otras esos mensajes. Al delinear el conjunto de habilidades que definen esta «inteligencia emocional», Salovey dio cuenta de que podría incluso ser más influyente de lo que originalmente imaginó, afectando todo, desde la resolución de problemas hasta la satisfacción laboral: «Fue como, ¡Esto es predictivo!».

En los años que siguieron, diversos estudios sustentaron esta visión. Las denominadas habilidades no cognitivas –atributos como el autocontrol, la persistencia y la conciencia de sí mismo– podrían de hecho resultar mejores para predecir la trayectoria de vida de una persona, que las medidas académicas normales. Un estudio de 2011 a partir de datos reunidos sobre 17 mil bebés británicos durante más de 50 años, encontró que el nivel de bienestar mental de un niño se co-relacionaba en gran medida con el éxito futuro. Estudios similares han encontrado que los niños que desarrollan estas habilidades no sólo tienen más probabilidades de tener éxito en el trabajo, sino también para tener matrimonios prolongados y sufrir menos depresión y ansiedad. Algunas evidencias muestran incluso que serán más sanos físicamente.

Foto: © yelo34/depositphotos.com

Foto: © yelo34/depositphotos.com

Esta fue una noticia sorprendente. “Todo el mundo dijo: Oh, es la forma en que los niños alcanzan logros académicos la que predecirá su empleo de adultos,  la salud y todo lo demás”, recuerda Marcos Greenberg, un psicólogo de la Universidad de Penn State. “Y luego resultó que tanto para el empleo y la salud, el logro académico realmente predijo menos que estos otros factores”.

En otras palabras, en caso de que el aprendizaje socio-emocional demostrara su efectividad, podría generar una serie de beneficios que excediera por mucho un simple salto en las calificaciones de los exámenes. Esta posibilidad generó algún revuelo entre los investigadores. Maurice Elias, profesor de psicología en la Universidad de Rutgers donde dirige el Laboratorio de aprendizaje socio-emocional, ha elogiado la educación emocional como «la pieza faltante» en la educación estadounidense.

Pero, descubrir formas para medir el grado de conciencia emocional –sin importar sus efectos–, tiene sus complicaciones. Tampoco está claro todavía si los programas de aprendizaje socio-emocional generan el tipo de cambio profundo y duradero al que aspiran. La historia de la reforma educativa está plagada de fallas: prometiendo programas que tendrán éxito en los estudios, sólo para fallar desfallecer en el mundo real. El fenómeno es tan común que los investigadores incluso le han dado un nombre: el efecto Hawthrone –el hecho de simplemente concentrar la atención en algo, como una escuela, es suficiente para causar una mejora repunte en el desempeño.

El problema de evaluar el aprendizaje socioemocional se compone tanto por la variedad de oferta de programas “pro-sociales” y por las formas en que se terminan utilizando en el aula. Algunos de ellos –incluido el más popular, Second Step– son en gran medida como un guión: los maestros reciben «kits» del grado correspondiente con planes detallados de lecciones, ejercicios y videos adjuntos. Otros, como Facing History y Ourselves –en los que los niños discuten la ética personal después de leer las cartas ficticias de un coronel nazi y un miembro de la resistencia francesa–, son más de forma libre: más cerca de un seminario de filosofía de la universidad que a un a clase de civismo de educación media. “De acuerdo con algunas personas, la ‘Alimentación consciente’ es aprendizaje socio-emocional –me me dijo Brackett–, es un desastre. Todo el mundo quiere subirse al carro».

Daniel Caruso, un psicólogo que ofrece consultoría y capacitación en inteligencia emocional, denominó como “prometedor” el actual boom en los programas socio-emocionales, aunque le preocupa que el campo pudiera estar adelantándose a sí mismo. “Hay quienes desean inscribirlo ahora mismo en  “, me dijo Caruso. “Pero antes de que lo institucionalicemos, es mejor asegurarnos que sí haga una diferencia en el largo plazo”.

La Leataata Floyd Elementary es una escuela ubicada en una zona de bajos ingresos en Sacramento, tiene pocos problemas con pandillas o armas pero una larga historia de disfunción. Hasta hace poco, la tasa de deserción del personal era de más de 20 por ciento al año y, las calificaciones de exámenes de los estudiantes estaban por lo regular entre las más bajas del estado. Antes de contratar al actual director Billy Aydlett, en 2010, hubo seis directores distintos en cinco años.

Foto: © mandygodbehear/depositphotos.com

Foto: © mandygodbehear/depositphotos.com

Poco después de su llegada, Aydlett creó un plan detallado para impulsar el desempeño académico de la escuela. Integró una nómina de profesores de gran prestigio y desarrolló un nuevo y agresivo currículum lleno de lecciones ricas y tonificantes. Sin embargo, una vez que inició el año escolar, quedo demostrado que la nueva estrategia era un fracaso. “Literalmente, en el primer mes de clases nos dimos cuenta de que no habíamos planeado de manera correcta”, recordó Aydlett cuando visité la escuela la primavera pasada. “Lo que descubrimos fue que estos chicos no iban a poder hacer progresos académicos hasta que no les diéramos ayuda con sus problemas sociales y emocionales”.

Con el apoyo del Distrito, Aydlett asistió a capacitación en aprendizaje socio-emocional. El programa no parecía ser una opción probable para Aydlett –un hombre socialmente torpe que se confiesa “terrible” para los encuentros humanos ordinarios. Pero desde que inició el trabajo de alfabetización emocional, dijo Aydlett, se volvió más consciente de la dinámica interpersonal e incluso se impuso como prioridad tomar unas vacaciones con su esposa –algo que antes nunca se había preocupado por hacer. (“No le veía el caso a ese tipo de conexión”, admitió. “Pero he aprendido que es importante”). La mañana que lo visité, estuvo saludando a los niños en la puerta chocando las palmas; después, me llevó a la clase de Jennifer García, que imparte el segundo grado.

Mientras Aydlett y yo observábamos, García condujo su clase a través de un ejercicio con pistas no verbales, pidiendo a los niños que imaginaran cuando se sentían tristes, enojados o frustrados y que luego se congelaran en esas expresiones o posturas. A medida que los niños se sumían en posiciones exageradas de pesar, García les felicitaba por pequeños detalles: una cabeza inclinada o una expresión de perro apaleado. Después, García se dirigió a la clase: “Ésta es la parte pensante de su cerebro”, dijo poniendo un pulgar en alto. Señalando a los dedos, dijo “Y esta es la parte sensible de su cerebro”. Dobló el pulgar en el centro de la mano y cerró los dedos a su alrededor. “Cuando tenemos emociones fuertes, la parte pensante de nuestro cerebro no siempre puede controlarlas”, explicó, agitando el puño. “¿Qué hacemos en esos momentos?” García asintió mientras los niños gritaban sus respuestas: “contar hasta cinco”, “hablar conmigo mismo”, “aliento de dragón” (un tipo de ejercicio de respiración profunda).

Estas estrategias podrían parecer simplistas, pero los investigadores dicen que tienen un profundo efecto. Cuando hablé con Mark Greenberg, quien desarrolló un currículo socio-emocional conocido como Paths (Promoción de estrategias de pensamiento alternativo), observó que la práctica repetida de estas habilidades las vuelve gradualmente automáticas. “En esos momentos, la capacidad de detenerse y calmarse, es fundamental”.

Lo valioso de tales habilidades fue evidente cuando, más tarde ese día, me senté en una reunión de una clase de cuarto grado, en la que los estudiantes trabajaban como grupo los conflictos interpersonales. Sentado en un círculo sobre el tapete, Anthony, un pequeño con camiseta roja, comenzó a reconstruir cómo lloró durante un ejercicio de la clase y algunos de los demás estudiantes se rieron de él. Interrogado sobre si creía que los chicos lo hacían por maldad o sólo porque estaban incómodos, Anthony hizo una pausa. “Creo que algunos no sabían qué hacer, así que se rieron”, admitió al final, aunque también sostuvo que unos cuantos sí se estaban riendo de él. “Me sentí muy triste por ello”, agregó.

No obstante que Anthony aún estaba acongojado, el hecho de reconocer que no todos los chicos estaban riéndose –que en algunos pudo ser sólo una risa nerviosa– se sintió como una percepción sorprendentemente sutil para un niño de 9 años. En el mundo de los adultos, este tipo de volver a evaluar algo se le conoce como “replanteamiento”. Es una habilidad valiosa que da color a la forma en que interpretamos los eventos y manejamos su contenido emocional. ¿Puede un comentario casual de un conocido interpretarse como una crítica y obsesionarse con ella? ¿O se le puede reconsiderar y descartar como no intencional?

Dependiendo de nuestra personalidad y de cómo fuimos criados, la capacidad de replantear puede o no darse con facilidad. Richard Davidson, neurocientífico de la Universidad de Wisconsin-Madison, señala que mientras que un niño puede estar sacudido por un evento durante días o semanas, otro puede recuperarse en cuestión de horas. (Las personas neuróticas tienden a recuperarse con más lentitud). Por lo menos en teoría, la capacitación socio-emocional puede establecer conexiones neurológicas que hagan a un niño menos vulnerable a la ansiedad y más pronto a recuperarse de experiencias infelices. Un estudio encontró que preescolares que tuvieron un solo año de un programa de aprendizaje socioemocional seguían desempeñándose mejor incluso dos años después de que dejaron el programa; no eran tan agresivos físicamente, e internalizaban menos ansiedad y estrés que los niños que no participaron en el programa.

Foto: © Jochen Schoenfeld/depositphotos.com

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Podría también hacer más listos a los niños. Davidson señala que debido a que la capacitación socioemocional desarrolla la corteza prefrontal, también puede mejorar de manera académica habilidades importantes como el control de impulsos, el razonamiento abstracto, la planeación a largo plazo y la memoria inmediata. Aunque no está claro qué tan significativo es este efecto, un meta análisis en 2011 encontró que estudiantes de kínder a secundaria que recibieron instrucción socioemocional calificaron un promedio de 11 puntos de percentil más alto en pruebas de desempeño estandarizadas. Un estudio similar mostró que cerca del 20 por ciento disminuyó los comportamientos violentos o delictivos.

Cuando hablé con maestros de la escuela Leataata Floyd, reportaron haber visto resultados similares. Una maestra recordó que la escuela estaba fuera de control antes del aprendizaje socioemocional, con chicos arrojando comida y volteando sus mesas en clase. “Ahora –comenta–  puede que aún estallen, pero asumen la responsabilidad. Eso es algo nuevo: siempre solían culpar a alguien más. El que acepten su responsabilidad es un paso enorme”.

Hacia finales del siglo XIX, el filósofo John Dewey argumentó en contra del desarrollo de escuelas primarias puramente vocacionales, insistiendo en que el verdadero propósito de escolarizar no era simplemente enseñar a los niños a comerciar sino capacitarlos en hábitos mentales más profundos, incluida la “plasticidad” (la capacidad de tomar nueva información y ser cambado por ella) y la interdependencia (la capacidad de trabajar con otros).

El aprendizaje socioemocional lleva más lejos la teoría de Dewey, sugiriendo que todas las emociones –no sólo las correctas– son adaptativas  si se manejan de manera adecuada. Los estudios han demostrado que las personas en un estado de ánimo ligeramente triste son mejores en el análisis y edición de un documento escrito (se enfocan mejor en los detalles), mientras que aquellas que están ligeramente enojadas son mejores para discriminar entre argumentos débiles y fuertes. LA finalidad de un programa de aprendizaje socioemocional es entonces no eludir la emoción sino canalizarla: atravesar los rápidos en vez de hundirse en ellos. Esto puede también ser difícil. Cuando no sentimos enojados, por lo regular actuamos enojados –incluso cuando hacerlo empeore la situación. La naturaleza de la emoción es que tiende a huir con nosotros. “Cuando un sentimiento es desagradable, ¿cómo vas a manejarlo?” pregunta Stephanie Jones, psicóloga de Harvard que ha estudiado diversos programas de aprendizaje socioemocional. “¿Tu reacción regular es una respuesta airada, una respuesta defensiva? ¿O pasas a un estado más orientado a buscar información”?

A menudo los programas de aprendizaje socioemocional se basan en estrategias de terapia convencional, como la capacidad de distanciarse de un sentimiento, o desentrañar emociones más profundas que pudieran ocultarse en él. Pero fomentar estas habilidades en un niño es una tarea compleja. Para que un niño domine la empatía, señala Jones, necesita primero entender sus propias emociones: desarrollar un sentido de cómo percibe la tristeza, la ira o la decepción –su intensidad y duración, sus causas. Esa consciencia es la que establece el trabajo preparatorio para el siguiente paso: la capacidad de intuir cómo otra persona podría sentirse en una situación con base en lo que tú sentirías en una circunstancia similar.

Cuando se trata de hacer que el aprendizaje socioemocional sea efectivo, dice Jones, “es una cuestión en extremo importante” determinar qué habilidades pueden enseñarse de manera constructiva y en qué edades. Hasta ahora, sin embargo, pocos estudios han incluido el tipo de pruebas rigurosas y controladas, necesarias para demostrar que la adquisición de una habilidad específica produce un resultado determinado a largo plazo. “Si las habilidades no se nutren de manera continua –dice Jones– puede ser que se pierdan”.

Foto: © hurricanehank/depositphotos.com

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Incluso, comenta Caruso, un puñado de programas con un diseño deficiente, podría provocar que educadores que apenas se estén haciendo a la idea de un currículo socioemocional descarten el tema por completo. Algunos críticos han calificado a los programas socioemocionales como una “terapia light” y una pérdida de tiempo valioso en el aula. En 2010, un informe del Departamento de Educación estadounidense que evaluó siete diferentes programas de aprendizaje socioemocional no encontró ningún aumento en logros académicos ni tampoco disminución de problemas de conducta. Por su parte quienes apoyan los programas criticaron la metodología del estudio y señalaron que los investigadores no podían estar seguros de que las escuelas comparadas no estuvieran usando técnicas de aprendizaje socioemocional, incluso si no usaran un programa formal. Además, dice Caruso, para demostrar la efectividad del aprendizaje socioemocional, los programas tendrán que probarse del mismo modo que se prueban los nuevos fármacos: a través de una prueba aleatoria que pueda distinguir los efectos de corto plazo de un placebo, de las mejoras duraderas. Sin esa evidencia, el aprendizaje socioemocional podría seguir el mismo camino del movimiento de autoestima, un programa malogrado de los ochenta, en el que los escolares repetían mantras como “Yo soy especial” y “Yo soy bello”. En su momento, también se le consideró como educación de punta. El programa fue abandonado en gran medida luego de que se le asoció con tasas crecientes de narcisismo.

“Es un campo complejo, con muchas promesas, pero muy pocos datos”, dice Caruso refiriéndose al aprendizaje socioemocional. “En este momento, creo que la gente simplemente está lanzando cosas contra la pared para ver que se queda pegado”.

Uno de los programas de aprendizaje socioemocional “más pegajosos” es Second Step, un currículo de tipo ‘conectar y usar’ que ofrece a los maestros lecciones de habilidades emocionales según el grado. Desarrollado originalmente en 1986 como un programa de prevención de la violencia, Second Step se usa actualmente en aproximadamente 25 mil escuelas de Estados Unidos y Canadá, según Joan Cole Duffel, directora ejecutiva de Committee for Children, la organización sin fines de lucro asociada al programa.

En la escuela Ella Flag Young School, en Chicago, presencié una clase de sexto grado impartida por Latasha Little-Brown, quien es la “coordinadora de aprendizaje socioemocional” designada, y que lleva nueve años trabajando en la escuela. Ese día, Little-Brown mostró un video de Second Step, cuyos personajes eran las amigas Lydia y María. En la historia, la tía de María le da un lindo collar con cuentas hechas de papel. A Lydia le encanta, así que María se lo presta. De repente, cuando Lydia regresa de una fiesta, comienza a llover y el collar se arruina. Lydia no sabe qué hacer.

En la edición del ejercicio para el maestro, la meta es que los alumnos escriban los pasos de una disculpa, incluyendo la reparación. (Paso 1. “María, me equivoqué al aceptar el collar y no cuidar de él correctamente”. Paso 2: Ofrecer pagar el collar). Little-Brown incitó a los alumnos es esa dirección, hasta que un niño –un chico rechoncho que siguió con las chamarra y mochila puestas durante toda la clase–, levantó la mano con frustración. Señaló que Lydia no había sido negligente: simplemente caminaba de vuelta a casa cuando un chubasco la empapó. ¿Por qué fue su culpa que el collar se perdiera?

La discusión continuó. Una niña insistió en que Lydia pudo guardar el collar en su bolsillo, o hacerlo un ovillo en su mano –lo que llevó a otro estudiante a argumentar que el solo apretar el collar en un aguacero no lo habría protegido. Mientras tanto, el niño de la mochila seguía intentando analizar los detalles de la obligación de amistad. Si alguien te lanza una cubetada de agua cuando vas pasando ¿sería eso tu culpa? ¿Qué tal si alguien te roba o te amenaza con un arma?

Little-Brown permitió que el debate siguiera por varios minutos, para luego pasar al punto oficial de la lección: que una vez que algo está en tu posesión, tú eres responsable de ello. La clase concluyó escribiendo en grupos los pasos de la restitución en una cartulina. Fue un momento de desilusión. Aunque Little-Brown estaba comprometida y solícita, la clase se sintió más como un ejercicio de rutina sobre obligación social que una exploración matizada de un aspecto complicado. Difícilmente podía pensarse que la resolución satisfizo a alguien como por ejemplo al chico de la mochila, uno de los pocos estudiantes que parecía ansioso por luchar con los enredos en los que puede convertirse la justicia.

Más tarde, mencioné este incidente a Marc Brackett. Como a muchos investigadores, a Brackett le preocupa la difusión de programas como Second Step, en parte debido a que pueden ser demasiado formulistas. También le preocupa que puedan servir como placebos socioemocionales, permitiendo a los administradores simular que están trabajando en corregir una escuela conflictiva sin hacer realmente nada. “Cuando el superintendente quiere mostrar al estado que compraron su programa anti-bullying, o lo que sea, compran estos paquetes –dijo– pero las cajas se quedan sin abrir”. (Cabe señalar que el programa de Brackett es uno de los competidores de Second Step. Duffel dice que Second Step está “dirigido a una implementación de buena calidad” y cuenta ahora con un sistema en línea para monitorear cómo los maestros usan el programa).

Foto: Alexander-Shalamov/depositphotos.com

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El programa de Brackett, Ruler, creado junto con David Caruso y otros, es más intensivo. Un escuela interesada en probar Ruler debe firmar un compromiso de tres años que comprende capacitación regular, incluyendo el taller de Brackett “Bases de la inteligencia emocional”, que cuesta $1,800US por persona. Aunque Brackett hizo énfasis en que una diversidad de escuelas en determinado rango de ingresos utiliza Ruler, el programa cuesta significativamente más que Second Step, en especial cuando se incluye la capacitación de maestros y personal. (Sólo cerca de 500 escuelas usan Ruler).

En la cosmología de Ruler, las lecciones socioemocionales no se limitan a una por semana, o incluso a una por día. En vez de ello, se espera que dichos momentos de observación impregnen todas las clases, desde inglés hasta matemáticas, música y educación física. “Las habilidades emocionales no son algo que se desarrolle de un día para otro –subraya Brackett–, para la mayoría de las personas requerirá de mucha práctica”.

A partir de kínder, los alumnos comienzan el día ubicándose en el “animómetro”, un conjunto de cuatro cuadrados de colores –azul para un estado de ánimo de malestar, amarillo para emocionado– que representan los cuatro cuadrantes de la experiencia emocional. (Los dos restantes son el rojo para la ira, y el verde para un estado de calma). La meta es desarrollar la capacidad de auto-reflexión y pensamiento crítico del niño. “Brackett me dijo: “Nunca decimos, ‘Lo mejor es tomar tres respiraciones profundas’, esto funciona para algunos; pero para mí, cuando lo hago sólo pienso en cómo retorcerte el cuello”.

Brackett me contó que durante su crecimiento fue víctima de un horrible bullying –el tipo de experiencia que Ruler podría ayudar a prevenir. Poco después de su contratación en Yale, dijo, regresó a su vieja escuela con la esperanza de persuadirlos a que implementaran el programa. Les dije: Les voy a dar un regalo que normalmente costaría US$100,000 y me respondieron: Oh, está bien –nosotros ya tenemos un orador sobre inteligencia emocional.

Incluso ahora, dice Brackett, muchos educadores no se dan cuenta de la importancia de la consciencia emocional. Para que Ruler funcione, asegura, las herramientas deben ser adoptadas no sólo por los alumnos sino también por profesores y administradores. “Ellos deben poder caminar por la escuela y decir. ´Oye, ¿dónde estás en el animómetro? Yo ahora estoy en amarillo, me siento emocionado ¿y tú?’. O bien, ‘Tuve una mañana difícil. Necesito tomarme un meta-momento porque ese papá estaba muy alterado, tengo que manejar mis emociones’”.  

El enfoque de Brackett puede parecer una exageración para algunos, pero cada vez más programas de aprendizaje socioemocional ofrecen capacitación adicional para maestros. Es como la vieja máxima del avión que me contó Mark Greenberg: ´Ponte tú primero la máscara antes de ponérsela a tu hijo. Primero debes ayudarte a ti’. Greenberg señala que un gran maestro puede cambiar la forma en que los estudiantes aprenden y se comportan, creando un clima que sea de compromiso, atención y respeto. En teoría, la capacitación en aprendizaje socioemocional podría ayudar a más maestros a desarrollar esas habilidades. “La única constante en la investigación educativa ha sido el poder de esos grandes maestros –dijo Greenberg–, lo que está menos claro es cómo se embotella eso”.

Ubicada en lo alto de las colinas a unas cuantas millas de Berkeley, la escuela primaria privada Prospect Sierra utiliza Ruler. Es un lugar agradable lleno de sutiles accesorios de la salud: salones ventilados equipados con iMacs y un campo deportivo que se extiende con una vista sin obstáculos de la Bahía de San Francisco.

Recorriendo los pasillos la primavera pasada, miré carteles que hablaban de empatía (“Digo cómo me siento y escucho de manera empática los que dicen los demás”), con ejemplos de distintas medidas del estado de ánimo, incluyendo las hechas por los niños de primer grado que me impactaron tanto en forma positiva como alarmante. Junto con “energético”, “tranquilo” y curiosa”, había otras que decían “frenética”, “solitario”, deprimido”, “excluida” y “sin alegría”.

Foto: © Vladimir Voronin/depositphotos.com

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Por la tarde asistí a una clase de educación física para observar un juego similar a las “atrapadas” en el que los equipos intentan capturar la bandera de su contrario. La maestra, una mujer rubia y delgada de nombre Jaqueline Byrne Bressan, comenzó por sentar a los alumnos en círculo para discutir los problemas que surgieron en el juego anterior y cómo podrían prevenirlos esta vez. Un chico, cuyo sedoso pelo castaño daba la impresión de una estrella del futbol inglés en miniatura, alzó la mano para señalar que “algunas personas” no estaban dispuestas a dirimir las disputas sobre si habían sido tocados mediante “piedra, papel o tijeras” –una práctica aceptada por la escuela. Cuando Bressan le preguntó que había hecho al respecto, respondió con solemnidad “Les dije que no estaban jugando limpio. Y luego lo olvidé”.

Poco después de esto, observé a un chico fornido de playera roja y tenis blancos que evidentemente había sido tocado por una pequeña rubia, pero que seguía corriendo. “¡Te toqué!”, gritó la niña”. Otro niño le hizo segunda: “¡Estás tocado!”. El niño gritó en respuesta “¡No lo estoy!” Viendo a Bressan de reojo, aflojó el paso hasta caminar por un momento –luego se movió furtivamente por la orilla del campo y se coló de nuevo en el juego.

Al ver esto, Bressan sonrió con sequedad. El chico fornido, dijo, es uno de los que batalla con los conceptos socioemocionales básicos como la justicia y la responsabilidad. Agregó que creía que estaba mejorando gradualmente. “Antes no dirimía estas disputas en absoluto o mentiría diciendo que lo hizo. Ahora puede tomarle un minuto, pero por lo general lo hace”.

Aunque es difícil decir si el uso de “piedra, papel o tijera” les enseñaba lecciones más profundas de justicia y resolución de problemas, Bressan me dijo que redujo radicalmente el número de disputas que ella tenía que resolver y, al mismo tiempo, hizo más fácil identificar qué niños requerían de más ayuda en el aspecto social. También dijo que confería a los otros alumnos la autoridad moral de pedir cuentas a otro jugador.

Parecía haber algo en este sentido. Mientras que el juego tuvo su dosis de drama de escuela primaria (en un momento una niña comenzó a llorar luego de que un niño se jactó que era más rápido que ella “por un millón de millas”), fue notable la rapidez con la que la mayoría de los niños avanzó. Una pequeña rubia que lloró porque fue empujada –sus jeans blancos nuevos tenían ahora una mancha de pasto en la rodilla– manejó el asunto saliendo alrededor del campo y hablando al respecto en la puesta en común posterior al juego. “Habíamos dicho que no tocaríamos con rudeza durante el juego, pero sigue sucediendo”, expresó sonando sorprendentemente equilibrada.

Cuando le comenté esto a Bressan, ella asintió, “Creo que para ellos el sólo poder decirlo marca una diferencia –dijo– simplemente el comentarlo”.

Más adelante, Bressan me contó que en su empleo anterior en una escuela del estado de Nueva York los estudiantes se comportaban de manera diferente. Recordó que cuando un niño fue golpeado en el estómago durante el receso, ni siquiera acudió a un maestro. En comparación, es difícil saber cómo les iría a los chicos de Prospect Sierra en el “mundo real”. “Pero –agregó–, la verdadera pregunta es ¿qué clase de mundo queremos?”.

Esa es una pregunta en la que Marc Brackett piensa con frecuencia. Él vislumbra una generación de niños que hayan crecido inmersos en un ambiente de consciencia emocional total –que reciban nuevas percepciones en los momentos adecuados del desarrollo y en formas deliberadamente constructivas.

“Si tienes ese tipo de instrucción desde kínder –dijo–, creo que en 20 años el mundo podría ser distinto”.

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* Jennifer Kahn enseña en la Escuela de graduados de periodismo de la Universidad de California, en Berkeley.

El artículo original en inglés puede leerse en: http://www.nytimes.com/2013/09/15/magazine/can-emotional-intelligence-be-taught.html?pagewanted=1&_r=1&ref=education. Traducción: UnoNews.