Autor: UNOi

Fecha: 2 de febrero de 2015

Autorregulación: la clave del éxito

El manejo de las emociones y el control de los impulsos son sin duda elementos indispensables para una sana convivencia. A diferencia de las generaciones […]

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El manejo de las emociones y el control de los impulsos son sin duda elementos indispensables para una sana convivencia. A diferencia de las generaciones anteriores a las que nadie les enseñó cómo hacerlo, los niños de hoy tienen la oportunidad de tomar conciencia y autorregularse.

Para abordar este tema, la emisión del pasado sábado de Educación XXI, que conduce Leonardo Kourchenko en W-Radio, tuvo como invitadas a Leticia Valero, fundadora de educando en consciencia; y Ana Villafañe, psicóloga del grupo de Julia Borbolla.

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Leticia Valero en Educación XXI

Leticia definió la autorregulación como la capacidad de regular tus pensamientos, sentimientos y acciones; la habilidad de poner una pausa entre tu impulso y la respuesta al mismo. Se aprende desde bebés a partir de los padres: una madre que se pone a su bebé sobre el pecho le transmite su propia regulación y el bebé recibe el estado emocional de la mamá.

Por su parte, Ana Villafañe se refirió a la autorregulación como algo integral: el control de mi conducta sobre lo que la pudo ocasionar; la consideró la respuesta más adaptativa. Los niños desde que nacen son seres intuitivos y aquí el proceso de aprendizaje por parte los padres nos va haciendo conscientes de nuestras conductas, para que estas no sean sólo instintivas sino reguladas. Es tener un dominio de ti mismo, saber cuándo actuar de manera instintiva y cuándo usar la parte racional; es encontrar un equilibrio entre lo que soy y lo que pienso.

Lety señaló que se aprende desde casa: un adulto regulado va a poder transmitir esa regulación a su hijo. Luego se llega a la escuela, donde a veces se asume que son habilidades que los niños ya deberían tener y no se abordan adecuadamente.

a Exxi Autorregulación 024 LKLeonardo comentó dos formas de hacer frente a berrinches y pataletas; por un lado, el esquema autoritario de los padres de antes y, el más reciente en el que se busca el diálogo y el razonamiento con los hijos y, preguntó si el niño por sí solo tendría que entender qué conductas no son válidas.

En respuesta, Ana se dijo convencida de que a los niños hay que enseñarles qué sí y qué no. El niño va a probar ambas. Destacó la importancia de que el niño identifique lo que siente y se declaró contraria a la negociación en extremo. Lety agregó que es el papel de los papás ayudarle a identificar sus emociones en el momento, lo que lo lleva a ser consciente y capaz de regularse. Si las emociones se reprimen se van acumulando y tarde o temprano derivan en conductas impropias.

Ana Villafañe en Educación XXI
Ana Villafañe en Educación XXI

Corresponde a los padres –dijo Ana–darle conductas alternativas a esa emoción: estás enojado; no se vale escupir, pero, qué sí puedo hacer.

A pregunta de Leonardo sobre qué hacer en el aula cuando algo se sale de control, Lety recomendó que el mismo tiempo que se usa en castigar o parar el comportamiento (amenazarlos, sacarlos del salón, llamar a los padres, enviarlos a la dirección), se puede invertir en decir: te ves muy enojado y si estás enojado con tu compañero le puedes decir, “estoy molesto”, que pare ya y puedes respirar y tranquilizarte. Esto es, decirle cómo puede regularse. Lo primero que se requiere es un adulto regulado. En su oportunidad, Ana propuso que el maestro baje la voz para conseguir reducir los decibeles en el salón, así como procurar un ambiente tranquilo por ejemplo después de la efusividad del recreo.

Ambas especialistas coincidieron en que los adultos deben predicar con el ejemplo, aun cuando ellos mismos no hayan tenido antecedentes de cómo autorregularse. Un adulto debe también demostrar y hablar de sus emociones. Ana opinó que la empatía es el mejor camino para llegar a los hijos en vez de abrumarlos con preguntas del tipo ¿cómo te fue?, ¿cómo te sientes?

Retomando el asunto de la negociación, Leonardo preguntó si esa era ésta una salida fácil, por ejemplo: “Si te acabas la sopa, te doy una paleta”. Leticia estuvo de acuerdo en que es una salida que en el momento esta regulación mediante agentes externos da resultados, pero a la larga las exigencias de recompensa serán cada vez mayores.

Lo anterior, según Ana, nos lleva a crear hijos tiranos, por lo que opinó que es mejor explicar que las conductas tienen consecuencias positivas o negativas.

Respecto al éxito, Lety dijo que la autorregulación contribuye a entablar relaciones duraderas y a ordenar las metas. Destacó que en la actualidad el éxito académico depende más de las habilidades sociemocionales que del I.Q.

Sobre cómo comenzar, Ana reiteró el hecho de explicar y poner nombre a las emociones. Se puede negociar pero con límites y sin caer en una permisividad extrema. Hay adolescentes, dijo, que no se sienten queridos porque les dan demasiadas libertades.

Para terminar, Lety expresó que no hay que asumir que el niño sabe; está bien que sientas, acéptalo y puedes estar con tu emoción, darle tiempo y encontrar una solución. Ana insistió en la empatía como clave para sensibilizar: cuando un niño se siente comprendido cambia la dinámica, concluyó.

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