Autor: UNOi

Fecha: 3 de agosto de 2012

Algunas reflexiones sobre la evaluación

   por Lourdes Sánchez        Muchas veces los criterios y los usos de la evaluación en el contexto escolar revelan concepciones estereotipadas que la alejan de […]

   por Lourdes Sánchez       

Muchas veces los criterios y los usos de la evaluación en el contexto escolar revelan concepciones estereotipadas que la alejan de su verdadero significado e importancia en la mejora educativa. Concepciones que más bien la encapsulan, convirtiéndola en un proceso aislado -la evaluación por la evaluación- que se contempla a sí misma, y por lo tanto, con poco o ningún valor pedagógico.  

De un modo u otro, tradicionalmente, los directivos, docentes, estudiantes y padres han vinculado la evaluación con los exámenes y las notas o letras obtenidas.  Así, la evaluación queda reducida a un resultado. Y allí acaba todo.

Los exámenes por lo demás, habitualmente, se enfocan en los contenidos disciplinares y soslayan la evaluación de las competencias, porque tampoco saben cómo evaluarlas. Por eso, minimizan el valor de la evaluación a la calificación con el único propósito de recompensar o castigar. Aún más, intencionalmente o no,  se utilizan las evaluaciones con un fin punitivo que finalmente conduce al control de la disciplina escolar, pero no al mejoramiento de la escuela.

También hay quienes formulan juicios sobre la escuela basados en informaciones muy elementales o distorsionadas, derivadas de instrumentos de evaluación banales o de poco rigor. Pero esto es el pasado…….

La evaluación del siglo XXUNO es un mecanismo de mejora y aseguramiento de la calidad de la escuela. Y la mejora está relacionada con el cambio. Por eso, la evaluación en UNOi tiene un carácter constructivo: es un proceso al servicio del hacer pedagógico y de la gestión escolar, cuyos resultados permiten a la escuela y sus miembros reflexionar sobre su realidad (lo que dice la evaluación) y su ideal, tomar decisiones, diseñar y desarrollar planes de intervención. Planes que se concretan en la gestión del colegio y los ambientes de aprendizaje para que ocurran cosas diferentes, para que se trabaje de forma distinta.

Se trata de crear una nueva cultura de la evaluación: una donde lo importante no es únicamente un indicador, un número, una calificación, sino lo que hay detrás de ellos. Se parte de éstos para analizar e interpretar lo que pasa en la escuela  con el objeto de mejorar y cambiar el proceso educativo. Tarea nada fácil. Implica de por sí un cambio de concepción de evaluación en la comunidad educativa.

Una manera de instalar esta nueva cultura de evaluación es realmente introduciendo los cambios derivados de la interpretación de los resultados de las evaluaciones y permearlos a través del proceso de Formación en los programas SE, BE y proceso Digital, por mencionar algunos. Y hacerlo bien para que se produzcan los CAMBIOS esperados. Lograrlo implica también incorporar a los padres a objeto de que concienticen que las notas son menos importantes que los cambios que se van dando en la formación de sus hijos. Supone involucrarlos en la Escuela de Padres, en el proceso de Formación y demás programas, procesos y obviamente en el de Evaluación. Que participen en ellos, que sean parte del cambio. Este sería un buen comienzo.