Este viernes en Panamá, la primera ponencia del congreso Educación XXI corrió a cargo de Antanas Mockus, personaje destacado de Colombia tanto en la vida académica como política, quien comenzó por bendecir a la vida por la oportunidad de estar reunidos y recordó con cariño a dos de sus profesores de antaño.
Para entrar en materia, Mockus preguntó al auditorio. “¿Cuál es su mayor orgullo en la vida?” y pidió lo comentaran a su vecino. Ante la imposibilidad de hacerlo uno por uno, pidió que levantaran la mano sucesivamente quienes ubicaran su respuesta en distintos órdenes: la identidad profesional, la familia, los logros personales, el sentido de pertenencia a un credo o un país, etc. Por mucho, fue la familia el caso donde más manos se alzaron. “Acabamos de sondear un territorio bonito –dijo Antanas– que no es de valores declarados sino encarnados”.
Y ya en el tema de los valores, Mockus mostró un gráfico con un ejercicio de un profesor de la Universidad de Michigan, basado en una encuesta mundial de valores y en el que finalmente ubicó a Colombia como país poco secularizado. Los grupos con la misma religión viajan juntos por el tiempo.
Mockus dijo que la tradición académica se contagia sólo por contacto directo: “Quien nunca tuvo un maestro no podrá serlo”. Se pronunció por la autonomía del educador y su singularidad, pero reconoció que aislados avanzan mucho más despacio. Dijo también que el profesor debe ser capaz de mirar la propia profesión con la mirada crítica que dedica a otras.
Colocó entre los desafíos de la educación en América Latina el tema de la no agresión y el respeto a la integridad del otro. Violencia, emociones, legalidad, religión, intereses, razones y reglas fueron otros puntos que se entretejieron en la exposición de Mockus, quien para concluir, citó a Max Weber como una advertencia: “Conozco muy poco maestros que no se hayan corrompido con el paso del tiempo”.
«La moralidad de nuestra sociedad –terminó– depende mucho más de lo que creemos de la nuestra”.