Pedro Landaverde. A través de la historia, una de las funciones primordiales de la escuela ha sido, además de inculcar al alumno los conocimientos y las habilidades necesarias para su desarrollo, ofrecerle también un clima propicio para el estudio. Al decir esto me estoy refiriendo concretamente a un lugar seguro, donde la persona pueda expresar libremente sus ideas, sus preocupaciones y algo muy importante: su forma de ser.
En las últimas décadas, tristemente y a pesar de muchos de nosotros que luchamos todos los días por reconocer y enaltecer el papel de los alumnos, se ha desarrollado una situación cada vez más frecuente llamada “Bullying”, que en concreto hace referencia al “acoso escolar”.
Para efectos prácticos puedo mencionarles que éste fenómeno llamado “Bullying” no es otra cosa que el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuo que recibe un niño por parte de otro u otros, pudiendo traer como primera consecuencia que un alumno no quiera ir a la escuela, con temor de denunciar a sus agresores.
Y no solamente están involucrados los estudiantes; en muchas de mis pláticas hago referencia a la época en que el profesor, cuando deseaba cuestionar al alumno sobre tal o cual tema, frecuentemente hacía mención o alarde de alguna característica negativa o limitante propia del educando, por ejemplo dirigiéndose a él como: “El gordito de los lentes…” o algo similar; situación que a todas luces podemos observar que fácilmente afectaba su dignidad, por lo que los docentes, con la intención de no seguir contribuyendo a acrecentar este problema, deben referirse siempre a los estudiantes con respeto y nunca remarcando sus diferencias.
Particularmente a mí, siendo consciente de este fenómeno, me interesa enfocarlo como un asunto de “CONVIVENCIA Y RESPETO”, pues he observado que es una situación que se presenta cada vez más dentro de las escuelas, afectando a todos los que de alguna manera participamos en ellas y lo más importante es que también está teniendo alcances muy graves y peligrosos para la sociedad.
Urge que hagamos algo y pongamos manos a la obra para que podamos primero, tomar conciencia, luego controlar y finalmente tratar de erradicar este mal que está afectando a nuestros niños, jóvenes y sociedades a nivel mundial.
En esta ficha técnica me voy a permitir hacer un resumen de algunos aspectos que considero importantes y es necesario que conozcamos todos, especialmente aquellos que trabajamos más directamente en el sector educativo, ya que si nos interesamos por entender el fenómeno, tendremos las herramientas necesarias para poder intervenir oportunamente.
Tipos de bullying: verbal, físico, psicológico, económico, social, cyberbullying.
Algunas causas: influencia del contexto familiar como abusos, abandono, malos tratos; situación de vulnerabilidad y desprotección por parte de las autoridades involucradas.
Personajes: la víctima, el agresor, los terceros activos o pasivos.
Algunas razones para convertirse en víctima: rasgos físicos; forma de vestir; capacidad intelectual; orientación sexual; manera de hablar; raza; religión.
Características del agresor: impulsivo, violento, abusador; no cumple normas; carece de capacidad de autocrítica; aparenta tener autoestima muy alta, cuando en realidad siente que sólo vale si puede imponerse sobre otros; no necesariamente tiene bajo rendimiento académico; posible ausencia de una relación afectiva positiva.
Características de la víctima: cierto aislamiento social; conducta pasiva; vulnerabilidad; baja autoestima y rendimiento escolar; ansiedad, depresión e incluso suicidio; sentimiento de culpabilidad; tendencia a conductas impulsivas o agresivas,
Consejos para padres de familia y profesores: estar pendiente de los cambios de comportamiento en sus hijos o alumnos; tener una actitud emotiva buena y sólida hacia ellos; deben hacerlos sentir amados, valorados y respetados; reafirmar su personalidad y confianza; la actitud violenta en la casa o escuela hacen que la persona sea violenta en su entorno, ya que tiene una tendencia a imitar.
Al analizar todos estos aspectos, resulta imprescindible que empecemos a tomar en serio esta situación; pues como maestros y padres de familia no podemos permitir que sigan existiendo en los grupos figuras como “el puerquito o el burrito del salón”, ni los apodos ofensivos o humillantes, ni el abucheo general hacia aquel que se equivoca al hacer una participación.
Tomemos conciencia de la importancia de respetarnos unos a otros y de convivir en paz en cualquier circunstancia, pues las consecuencias de no hacerlo, pueden ser muy caras para nuestros hijos y nuestra sociedad.
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Extracto de la Conferencia “Convivencia y Respeto”
© 2010 Derechos Reservados José Pedro Landaverde López.