Por: Nelly Becerra*
La vida de muchas personas me ha inspirado durante mi carrera como deportista y me ha motivado a ser mejor en todos los aspectos de mi vida. Pero lo mas grande que me han dado todos ellos, ha sido el deseo de transmitir lo que sé, lo que puedo hacer, y la emoción por lo que hago. En mi caso, es el deporte.
Nadia Comaneci, una niña rumana de 14 años fue mi primer ídolo. Después admiré a Martina Navratilova y a Christ Evert otras dos grandes del deporte. Si en ellas descubrí el ejemplo de la disciplina, lo que sé de “echarle ganas” en la vida, lo aprendí de mi padre y de mi abuela materna, quienes pusieron en marcha mi motor para sacar de mi lo mejor.
Ser deportista supone un viaje difícil y complicado. Se necesita de un gran compromiso y de un estilo de vida diferente que se construye a base de trabajo duro, pasión y deseo de aprender y ser mejor.
Cuando empezaba a competir –hace 15 años- y asistía a las ceremonias de premiación pensaba que no podía haber algo que diera mas felicidad que subirme al podium. Lejos estaba de lo cierto. Cuando -más adelante- lo logré, me di cuenta que esa gloria de ganar dura solamente unos momentos y termina con la competencia.
Es cierto, mi carrera ha estado llena de logros y satisfacciones increíbles. Pero la mayor satisfacción que me ha dado el deporte, por mucho, como a ustedes –maestros- es poder trasmitir el conocimiento que he adquirido durante todos estos años.
El día que tomé la decisión de transmitir mi experiencia, aprendí que la felicidad -la gloria que dura para siempre- es trascender a través de lo que le puedes enseñar a otra persona.
Desde entonces soy entrenadora de profesión. Las mujeres y los maestros, educamos a nuestros hijos y alumnos, y en el México de hoy somos responsables de sembrar en ellos el gusanito del deporte.
Hoy sé lo que quiero enseñar: “pasión, visión y acción”. Pasión es el espíritu, visión es la mente y acción es el cuerpo. Y cuando estos deciden trabajar en conjunto, los resultados pueden ser sorprendentes.
Hoy la pregunta es ¿Qué necesitan nuestros niños para ir más allá de su actual estado de condición física?
Lo primero que deben saber es que el deporte puede cambiar su vida. Y que es posible que lleguen lejos. El proceso que me ha llevado a conseguir las metas que me he puesto se basa en una premisa: “atrévete a imaginarlo”.
La mente dirige al cuerpo. No importa cuáles pensemos que son nuestras limitaciones; no importa cómo se vea o se sienta nuestro cuerpo antes de empezar a hacer ejercicio; si logramos plantar en nuestros niños el deseo de hacer deporte se convertirán en atletas naturales y podrán desarrollar un talento que aún no descubren.
Tenemos que convencer a nuestos niños de que son capaces de hacer lo que ellos imaginen.
Si logramos convencerlos que tienen la capacidad, lograrán su objetivo. Seguro que tendrán que trabajar muy duro. Tendrán que invertir tiempo y energía. Ser disciplinados. Pero la clave está en hacerlos creer en ellos mismos.
Hoy, quiero poner mi granito de arena para formar un México mejor y sembrar en las nuevas generaciones el amor y la pasión por el deporte.