Para acercar alumnos de diferentes edades y enseñar sobre la pintura de Van Gogh, un maestro incentivó a los alumnos a sembrar girasoles, motivo de un famoso cuadro del artista.
por Anderson José Coresma Teixeira
Por la tarde, enseño un taller creativo y artes para estudiantes de educación integral. Son estudiantes de 6º a 9º grado que se quedan todo el día en la escuela. Ya tenía en mi agenda trabajar con el pintor holandés Van Gogh. Solo que por la tarde que ya están muy cansados, y me di cuenta que ya estaban saturados de pintar lienzos y modelar arcilla. Así que me pregunté qué podría hacer de otra manera.
Un día, pasando por el estacionamiento de la escuela, que está junto al huerto, pensé «bueno, el huerto está vacío, podría plantar algo». Y de ahí surgió la idea de plantar los girasoles que pintó Van Gogh.
Los objetivos de la actividad eran promover la investigación y la creación de nuevas ideas y trabajos, conocer la vida y obra del pintor de una manera práctica y, fomentar el cuidado de los cultivos de girasoles, además de intensificar los lazos afectivos del grupo y el sentido de colectividad y cooperación, desarrollar disciplina y perseverancia y ver cómo el clima afecta el desarrollo de las plantas.
Para empezar, mostré video de cuatro minutos sobre la vida del pintor. Hablamos un poco acerca de lo que pintó, aunque no abordamos todo. Después, les pedí que investigaran curiosidades sobre Van Gogh, para luego presentarlas al grupo en una ronda de conversación.
En la cuarta etapa del proyecto, llevé al aula imágenes de Los Girasoles de Van Gogh, lo que sirvió como incentivo para que investigaran cómo plantarlos: qué cantidad de agua necesita esta planta, cuáles son las precauciones y medidas necesarias para la siembra. Para eso, ya había pedido al personal de la escuela que preparara el huerto. Finalmente plantamos los girasoles.
Como siguiente paso, los alumnos produjeron un libro acerca de todo este proceso. Registrando desde la etapa de investigación hasta cuando la planta comenzó a brotar. La última actividad fue pintar girasoles en un lienzo, cuando ya estuvieran crecidos.
Al principio, a los alumnos les sorprendió mucho la actividad. Estaban acostumbrados a trabajar en el aula con pintura y materiales de arte. Así que cuando les propuse ir al huerto, se preguntaron “¿Para qué, qué vamos a hacer ahí?”. Al paso del tiempo fueron más receptivos.
Para que se acostumbren a una propuesta diferente, la organización y la disciplina fueron también parte de los objetivos de la actividad. Al final, les gustó mucho la experiencia e, incluso, en los días que no había que ir al huerto, ellos querían ir.
Percibí que loa alumnos estaban mucho más abiertos a nuevas propuestas. Pasaron a sugerir ideas y la socialización del grupo también mejoró mucho. Ya que son de diferentes edades, había muchas riñas: uno no quería hacer algo, otro no quería ayudar a un compañero. Con este proyecto, se acercaron mucho y aprendieron a trabajar juntos. Al principio no fue fácil, pero se dieron cuenta de que tendrían que trabajar en equipo, o no iba a funcionar. Poco a poco, ellos mismos comenzaron a reunirse para organizar mejor y para llevar a cabo las actividades.
Hoy en día, los alumnos tienen muchos estímulos diferentes. A menudo, en la escuela, terminamos trabajando de la misma manera sin lograr llegar a ellos de manera significativa, sin que lleven el aprendizaje a su vida. Pero en esta práctica, plantaron, cosecharon, observaron e investigaron, en lugar de esperar todo dado el maestro. Ellos fueron más activos en su propio aprendizaje y lo disfrutaron más.
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La nota original puede leerse en: http://porvir.org/professor-usa-horta-para-ensinar-arte-trabalho-em-equipe/. Traducción: UnoiNews.