Por: Claudia Rojo*
En días pasados tuve oportunidad de escuchar a Amparín Serrano, la creadora de la marca Distroller que se ha vuelto internacional y, un punto que se encargó en reafirmar más de 6 veces en una hora, fue que nunca fue una buena alumna, que le iba muy mal en la escuela y que ninguno de los adultos que la rodeaban la tenían en buen concepto porque se esperaba más de ella con todo el contexto privilegiado que vivía: una «buena escuela», una familia «integrada», una situación económica más o menos «resuelta», en fin; tenía todo… aparentemente.
Amparín era muy creativa en las artes, dibujando, bailando, incluso estuvo a punto de ser una de las «Flans»… pero la corrieron antes de empezar. Se puede decir que sobrevivió a pesar de ir contra la corriente de una percepción generalizada de ser «una buena para nada», solo porque no era una «niña tradicional».
Hoy es una empresaria triunfadora, muy insegura de pararse frente a un auditorio ávido de historias de éxito. Su lenguaje corporal la delata; sin embargo, su lenguaje verbal hace mucho énfasis en su baja autoestima, que afortunadamente está trabajando para que no se permee a sus hijas.
Tras escucharla y saber que su imperio vale millones de dólares, no queda más que reflexionar si quienes estamos en el medio educativo extrañamos los modelos de educación tradicional -no lo creo-; o si extrañamos al «alumno tradicional», ese que no cuestiona, que se limita a tomar apuntes y que memoriza para sacar 10.
Les tengo una noticia, ni el modelo tradicional, ni el alumno tradicional van a volver; el caso de Amparín es la excepción si medimos el término de éxito en cuestión económica; porque si lo medimos en amor propio, como sociedad y como artífices de la educación, todavía le quedamos a deber a esta mexicana porque su inseguridad se la podría cobrar a tantos maestros que la hicieron sentir incompetente y a tantos adultos que no supieron capitalizar sus habilidades y sus aptitudes.
Después de esta reflexión y de escuchar a la fundadora de Distroller en el Foro Anual de Women´s Weekend 2016, estoy más segura que nunca de lo importante que es un método pedagógico innovador y creativas formas de evaluación de las diferentes competencias para potencializar los talentos de cada uno de nuestros alumnos: ¡Qué compromiso tenemos compañeros!
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* La autora es Maestra en Dirección de Instituciones Educativas, con diferentes especialidades en el área de gestión y mercadotecnia, asimismo, es doctoranda en Imagen Pública de Instituciones Educativas y consultora de empresas, viajera empedernida y directora general de Colegio Europeo de México Robert Schuman.