El aprendizaje basado en la resolución de problemas, o Problem Based Learning (PBL), es una metodología que convierte a los alumnos en protagonistas de su propio aprendizaje y les confiere responsabilidad y autonomía para resolver determinados retos. Te mostramos cómo aplicarla en diez pasos.
- Planificación: Define los objetivos de aprendizaje y las competencias; elige un problema de la vida real y fija un tiempo para resolverlo.
- Organización: Divide a tus alumnos por equipos y pide a cada grupo que elija un moderador y un escriba.
- Presentación del problema y aclaración de términos: Plantea el caso a tus alumnos y resuelve sus dudas. Indícales el tiempo del que disponen y los criterios de evaluación.
- Definición del problema: Los alumnos analizan el caso e identifican el problema. Deben expresarlo en una sola pregunta o declaración.
- Lluvia de ideas: Los alumnos exponen sus conocimientos sobre el caso. No hay debate y se apunta todo.
- Planteamiento de respuestas e hipótesis: Los alumnos relacionan ideas y plantean posibles respuestas al problema. Entre todos, debaten y evalúan la validez de las hipótesis. Tu papel como docente es ejercer de guía.
- Formulación de los objetivos del aprendizaje: Los alumnos identifican qué deben aprender para resolver el problema (objetivos de aprendizaje), definen estrategias para conseguirlo y organizan la investigación.
- Investigación: Los alumnos buscan información en distintas fuentes. También a través de entrevistas, experimentos o estudios de campo.
- Síntesis y presentación: Los alumnos ponen en común la información, la sintetizan y desarrollan una respuesta al problema.
- Evaluación y autoevaluación: Evalúa el trabajo de tus alumnos mediante una rúbrica y anímales a autoevaluarse y a evaluar a sus compañeros.
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