Los niños –incluidos los agresores–, son los menos responsables en los casos cada vez más frecuentes de bullying en el ámbito escolar. Así lo expresó el consultor educativo Pedro Landaverde ante cerca de un centenar de padres del colegio Avalon Fields, reunidos la noche de este jueves al sur de la ciudad de México y cuya presencia e interés agradeció Jéssica González, directora del colegio, al darles la bienvenida.
En una plática que se extendió por espacio de dos horas, Landaverde dijo que tanto padres y escuelas como autoridades educativas deben compartir la responsabilidad por estos hechos y actuar en consecuencia. Atribuyó también una gran responsabilidad a los medios de comunicación por el volumen de violencia al que exponen a los menores diariamente y calificó de nocivos los innumerables juegos de video centrados en una violencia creciente y absurda.
Pedro definió al bullying como el maltrato físico y/o psicológico; como intimidar, atemorizar, excluir, golpear insultar, etc. Señaló que es una actividad consciente, deliberada y hostil e hizo énfasis en su carácter repetitivo.
Entre las características destacó la de humillar a una persona y el hecho de que por lo regular sucede lejos de la mirada de los adultos. Distinguió diferentes tipos bullying: económico, verbal, psicológico, social y físico se refirió al cyberbullying que se manifiesta a través de las redes sociales mediante burlas, insultos o difusión de imágenes impropias.
Entre las causas mencionó la influencia del entorno, en particular el familiar, el resentimiento social y la falsa sensación de poder que otorga la humillación de otros. Respecto a las características del agresor subrayó la de la sensación de rechazo, en tanto que en la víctima sobresale la baja autoestima.
Para identificar casos posibles llamó a estar atentos a la presencia de rasguños o moretones, baja en el desempeño escolar y rechazo a acudir a la escuela. Los casos extremos dijo, como hemos comprobado, pueden llevar hasta el suicidio.
En el ámbito nacional señaló la ausencia de una política clara para la prevención y atención y, un entorno escolar que tiende a callar y ocultar los casos.
Entre las recomendaciones propuso promover los valores y fijar límites; atender de manera integral a víctimas y no criminalizar a los agresores. Se pronunció por crear un comité en las escuelas con la participación de psicólogos.
A los padres les pidió dedicar a sus hijos tiempo de calidad, no pelear frente a ellos, fomentar la empatía, ejercer la autoridad sin sobreprotección y, no acelerar la etapa de la niñez al imponerles cargas de edades superiores. El amor, aunado a una buena comunicación, son ingredientes irrenunciables para estar cerca de los hijos, concluyó.
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