Por Claudia Rojo*
Considerando la edad promedio de los directivos de los colegios, entre 40-50años, a ninguna generación como a la nuestra (maestros y directivos) -en la historia de la humanidad-, se le ha exigido que aprenda tantas cosas en tan poco tiempo… sin temor a equivocarme, todos vivimos la experiencia de la pesada máquina de escribir (negra en la mayoría de los casos y donde se nos rompían las uñas a las mujeres), hasta la sensibilidad táctil del manejo del iPhone e iPad!!!
Y no por dedicarnos a cambiar, hay qué cambiarlo todo. Hay tradiciones que dan identidad, otras que nos hacen sentir seguros (pertenencia) y muchas otras que nos restan tiempo y esfuerzo. Hay qué ser prudentes con los cambios, pero muy abiertos a pensar fuera de la caja!!! Las generaciones, tanto de maestros jóvenes, como de alumnos, nos lo exigen y confían en nuestra experiencia y criterio.
El reto no es «mejorar» la enseñanza tradicional, sino innovar en el aprendizaje utilizando la tecnología como herramienta. Para acelerar la innovación educativa, se requiere apoyo a la experimentación de la academia. Es decir, quitarnos la telaraña del «no puedo» o «no es lo mío»; y entrarle con confianza a equivocarnos y aprender del error… a reaprender!
Actualmente hay muchos tutoriales, información en línea, incluso Harvard da todas sus carreras gratis… solo hasta que necesitas el «papelito» de validez oficial, te cobran. Hoy los alumnos pueden obtener la información sin costo y rápido… Los maestros sirven para darle sentido a la información, para motivarlos a querer saber más, para explicarles para qué sirve esa información; por ello, la formación presencial es un lujo, porque sólo pagarán colegiaturas los padres de familia, si los profesores son inspiradores.
Capacidad de transformar en el aula, es la capacidad de restaurar las relaciones deterioradas con los alumnos mediante la inspiración, mediante la confianza, mediante el respeto bien ganado. Lo que se aprende con miedo a la represión, se olvida en cuanto se abre la puerta de la libertad de pensamiento, aunque lo que se haya aprendido sea valioso!
Tirar hacia adelante desalineados (cada quién bajo su ángulo) sólo paraliza y esto tiene su origen en falta de confianza y de disciplina: si ya dijimos que en el Colegio se «juega» Sistema UNO, con un «balón» azul, amarillo y blanco; y con la alineación de maestros específica, o somos parte del equipo o no lo somos. Es digno de un profesional pedir «sentarse en la banca» y dejar jugar a quienes sí están alineados.
¿Sabían ustedes que lo último que madura en el cerebro de un adolescente es el lóbulo frontal, que es el que determina la autodisciplina y el autocontrol? Por lo tanto, los hábitos sí se inculcan en el kínder, pero en secundaria, es clave seguirlos trabajando, repetir las veces que sean necesarias, pues por biología natural del ser humano, no es una habilidad desarrollada, ni es rebeldía del alumno.
Incluso en adultos, se consideran como manifestaciones de indisciplina personal: las excusas (siempre hay forma de echarle la culpa a los demás), la dieta (el descuido en el arreglo personal), el escritorio (de la pantalla de la computadora) lleno de archivos, la impuntualidad, cada día desvelarse más (vuelve a ser descuido en la salud personal), entre otros.
¡Cambiar es difícil por eso hay que elegir las batallas!
Para contratar equipo docente, e incluso para aceptar alumnos de nuevo ingreso en el Colegio, es importante reflejar confianza en uno mismo: integridad (¿vives como piensas?, ¿haces lo que dices… oportunamente?), inteligencia; y alto nivel de energía ¿Qué factor nos está fallando?, ¿estamos en equilibrio?, ¿será posible completar el triángulo equilátero?
Una vida apasionada se refleja en diferentes aspectos o variables: primeramente, ¿qué tanto me interesa mi crecimiento personal? ¿Hago crecer a otros? ¿Quiero trascender? (¿Estoy convencid@ de que, con mi trabajo «no me gano mi salario, sino que estoy cambiando al mundo»?
La capacidad de inspirar a mis semejantes, alumnos, compañeros de trabajo, familia, amigos, radica en la suma de mis competencias profesionales dignas de ser imitadas + cualidades personales dignas de ser imitadas… ¿Estoy consciente de ellas? ¿Puedo mencionar 5 de cada una en este mismo momento? La enseñanza-aprendizaje que ofrezco, ¿es digna del talento de mis alumnos?
¿Tengo la capacidad y la intencionalidad de reconstruir relaciones a partir de quien soy yo cada día? Porque cada día YO cambio y eso es natural.
Espero que los puntos anteriores ayuden a reflexionar sobre lo importante que es la labor como docentes, como compañeros de trabajo, con lealtad al Colegio y con dignidad hacia uno mismo.
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* La autora es Lic. en Periodismo, con Maestría en Administración y especialidad en Mercadotecnia, actualmente cursando una segunda maestría en Dirección de Instituciones Educativas.