Redondo vientre henchido de promesa,
latir que apremia desde lo profundo,
anhelo cierto de venir al mundo,
trocando incertidumbre por certeza.
Vida flamante que en el llanto expresa:
ansia de ser, vigor, clamor rotundo,
tu universo ilumina en un segundo;
no hay nada equiparable a esta grandeza.
Rendida tú, cumplida la esperanza,
al vástago contemplas apacible,
de amor ahíto él, sobre tu pecho
su sonrisa equilibra la balanza
del vínculo filial indisoluble:
milagro de la vida satisfecho.
Esteban Salvatierra
para la madre de mis hijos
mayo,10, dosmil13