Autor: UNOi

Fecha: 26 de abril de 2013

UNOi, un milagro oportuno

Podría presentarse como un milagro y no sería una exageración. Porque tiene todo el aspecto de un milagro. 400 escuelas de 3 países representadas por […]

Pablo en Orlando

Podría presentarse como un milagro y no sería una exageración.

Porque tiene todo el aspecto de un milagro.

400 escuelas de 3 países representadas por sus directores generales reunidas para trabajar juntas en un proyecto común es un milagro.

Casi 250 mil alumnos bajo nuestra responsabilidad, que preferimos llamar oportunidad. Entre 500 y 700 mil padres, madres, hermanos, abuelos y otros integrados a la experiencia. 25.000 maestros… Es un milagro.

Pero todavía más que eso: 3 países con 2 lenguas reunidos para trabajar juntos.

O más: México y Brasil juntos para trabajar en un proyecto común. Eso sí es un milagro. Un milagro oportuno, además.

Estamos trazando el eje nuevo para el mapa educativo latinoamericano. Brasil, Colombia y México. Un eje político incontestable. El dream team de la región.

Pero sobre todo, el milagro es que ese eje se piense y trabaje junto.

Cuando lo avizoramos, allá por el 2010, no parecía un milagro, parecía un delirio.

Parecía una de esas osadías propias del desvarío. Alucinados que imaginaban hacer cosas trascendentes…

Y hoy estamos acá.

Como decíamos hace unos meses: quién diría que todos nosotros, viniendo de donde venimos, estaríamos reunidos hoy acá; quién diría –decíamos-, pero sobre todo, quién lo haría.

Estamos haciendo historia.

Reunirnos éstos, en éstas, para discutir cómo transformar la escuela de cara al siglo XXI, es hacer historia.

Lo más difícil de hacer historia es hacer conciencia de que se está haciendo historia. Por eso apelamos a nuestra conciencia colectiva.

No tanto para auto-halagarnos, que también (porque lo merecemos), sino sobre todo para cohesionarnos y asumir nuestra responsabilidad histórica conjunta.

Ahora que lo hicimos, ahora somos responsables por haberlo hecho.

Ahora no podemos echarnos atrás. No.

Echarse atrás sería ceder en la pulsión transformadora que nos trajo hasta acá. Retroceder. Especular. Tener miedo. Perder velocidad. Caer en la intensidad. Bajar la cabeza y ya no ver más allá.

Así como este encuentro tiene visos de milagro, echarnos atrás tendría la impronta del pecado capital.

Ahora no podemos hacerlo. Ahora no, por favor.

Ahora que nos zafamos del mote de delirantes y somos una realidad andando, ahora no nos desmovilicemos, por favor.

Ahora que parece posible. Ahora que tantos hablan…

Como en el inicio, nuestro rol de líderes es la incitación y la orientación.

Estamos aquí para moverlos a la acción y para tomar la iniciativa de mostrar por dónde.

Pero nuestro trabajo no acaba la gesta. Apenas si la pone en marcha.

La gesta de transformar la escuela pasa por miles de millones de manos más parecidas a las de ustedes que a las nuestras. Manos de escuela en la escuela. Porque la educación es la escuela.

Nuestra responsabilidad no exime la de ustedes; al contrario, la apela; la desafía aún más. Y viceversa.

A estas alturas estamos festivamente juntos o jodidamente juntos, como lo quieran ver, pero que estamos juntos e interdependemos ya no hay dudas.

Por lo demás, y como siempre, gracias por tanta y tan honesta confianza.

Estamos obligados con ustedes.