Las organizaciones son instituciones en tensión entre el cambio y la permanencia.
En la mirada tradicional algo debía quedar en el reservorio de la identidad y otro tanto ajustarse de acuerdo a las necesidades del entorno.
Vivimos tiempos donde los cambios son abismales, intensos y vertiginosos.
La antigua gestión se apoyaba en la permanencia y buscaba respuestas adaptativas frente a la mudanza.
Los nuevos entornos tienen que entrar en las escuelas. No sólo dialogar, como dos desconocidos que se están midiendo, sino entrar y romper los paradigmas que ya no dan cuenta de lo que acontece.
Ahí están los niños y jóvenes sin entender lo que ocurre.
Los adultos piensan con viejos esquemas situaciones nuevas. Ellos, en cambio, viven, fluyen, avanzan.
Ninguna organización resistirá sin transformarse.
Nos inunda una incómoda pregunta. ¿Qué nos falta?
¿Cómo admitir sin dolor la necesidad de revisar permanentemente el sentido de la propia praxis?
Sólo la consciencia de la falta nos salvará de morir con la soberbia del necio.
Para esto fuimos a Orlando.
Tomar consciencia de lo que falta y de lo que podemos hacer
Rompimos paradigmas. Repensamos nuevos caminos.
Construimos nuevas Gestiones Administrativas, de Recursos Humanos, Académicas, Digitales y con Padres.
Manifestamos nuestras ideas centrales.
Ahora Avancemos.
Rápido y juntos.
Tenemos el plan y la voluntad
Pasemos a la acción, ya es tiempo.
Qué Orlando sea el punto de inflexión de nuestra carrera profesional
¡Hasta siempre!
¡Hasta que la nueva escuela asome definitivamente!